La manipulación en redes sociales es muy barata, según la OTAN

Un grupo de investigadores de la OTAN compra por tan solo 300 euros 54.000 interacciones en Facebook, Twitter, Instagram y Youtube

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«La manipulación en las redes sociales es la nueva frontera para los antagonistas que buscan influir en las elecciones, polarizar la opinión pública y desviar las discusiones políticas legítimas», afirma la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la introducción de su recién publicado estudio sobre cómo las plataformas digitales están fracasando en la guerra contra la manipulación y el contenido falso. Los investigadores han concluido, entre otras cosas, que adulterar interacciones en Facebook, Twitter, Instagram y Youtube es no solo relativamente sencillo sino también muy asequible.

El estudio se basa en un experimento que consistió en gastar únicamente 300 euros en proveedores de servicios de manipulación, que son aquellas empresas –principalmente rusas, según la OTAN– que venden interacciones en redes sociales como comentarios, likes, clics y compartidos. Con este importe compraron 3.530 comentarios, 25.750 likes, 20.000 impresiones y 5.100 seguidores en las plataformas mencionadas anteriormente. Es mucha actividad digital para tan poco dinero, máxime teniendo en cuenta que quien quiere manipular desde internet seguramente tiene un presupuesto holgado.

Las compras se realizaron a 11 compañías rusas y cinco europeas. «Tras estudiar las cuentas que entregaron la manipulación adquirida, pudimos identificar 18.739 cuentas usadas para manipular las plataformas digitales», dice la OTAN en el sumario del estudio. Un mes después de la compra, el 80% de las interacciones falsas seguían en línea, por lo que los investigadores denunciaron una muestra de las cuentas falsas en las redes sociales pero tres semanas después el 95% de las mismas seguían activas. Esto demuestra, dicen, la incapacidad de las tecnológicas para controlar el tráfico de contenido falso.

«La mayoría de las cuentas no auténticas que monitoreamos permanecieron activas durante todo el experimento. Esto significa que la actividad maliciosa realizada por otros actores que usan los mismos servicios y las mismas cuentas también pasó desapercibida», añade el documento. La OTAN recomienda, entre otras cosas, que las plataformas digitales hagan «más para contrarrestar el abuso de sus servicios» y que se regule la actividad de una industria que «se beneficia del desarrollo de las herramientas y métodos que permiten esta interferencia».

La manipulación política es residual

Otro hallazgo del experimento realizado por el Centro de Excelencia de Comunicaciones Estratégicas de la OTAN es que, si bien el 80% de las cuentas que se utiizan para manipular se han utilizado para interactuar con contenido político, la mayoría de las compras de servicios de manipulación son para propósitos comerciales y no para influir en el debate público. «Instagram parece ser la que tiene el mayor problema con la manipulación comprada en las cuentas de influencers. Identificamos a algunos influencers con contratos con grandes empresas internacionales que han manipulado su alcance y sus estadísticas de interacción».

«Incluso si la manipulación política es solo una función menor de la industria de la manipulación, definitivamente también se está utilizando para este propósito«, han matizado los investigadores. «Las cuentas inauténticas que identificamos se utilizaron para comprar interacciones en 721 páginas políticas y 52 páginas gubernamentales, incluidas las cuentas oficiales de dos presidentes, la página oficial de un partido político europeo y varios políticos menores y locales en Europa y Estados Unidos. La gran mayoría de la manipulación política, sin embargo, estaba dirigida a páginas no occidentales».

La OTAN concede que las redes sociales han mejorado en asuntos como la detección de cuentas falsas al momento de su creación y la eliminación de seguidores inauténticos. No obstante, no puede decir lo mismo sobre la manipulación del debate en estas plataformas. «Facebook, Instagram, Twitter y Youtube siguen sin poder contrarrestar adecuadamente el comportamiento no auténtico en sus plataformas», dice el estudio, que concluye que la autoregulación «no está funcionando» porque «la industria de la manipulación sigue creciendo año tras año».

«No vemos signo de que se esté haciendo sustancialmente más caro o difícil llevar a cabo una manipulación generalizada de las redes sociales», insiste la OTAN.

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