La economía española se desacelera y apunta al menor ritmo desde 2023

El termómetro de la economía a tiempo real que publica la Airef apunta al menor crecimiento económico desde el verano de 2023

El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, durante una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

La economía española, hasta ahora una excepción en el entorno europeo y también mundial, ya apunta a los primeros síntomas de un enfriamiento. Si esto conlleva un resfriado o un gripazo, aún es pronto pero saberlo. Pero el termómetro del crecimiento a tiempo real que elabora la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) ya marca el menor registro para el avance del producto interior bruto (PIB) en un trimestre desde el verano de 2023.

La escalada arancelaria de la Casa Blanca y el aumento de la incertidumbre de la política económica, que afecta directamente al comportamiento de la inversión y al consumo, son dos de los fenómenos detrás de esta desaceleración, permeando por todo el tejido económico. De acuerdo con el MIPred de la Airef, los datos ahora mismo arrojan un crecimiento trimestral en el entorno del 0,4% del PIB en el segundo trimestre de este año, la menor tasa en dos años.

El dato, actualizado este viernes, mejora ligeramente la previsión anterior, que apuntaba a un crecimiento económico del 0,3%. El cambio es de unas centésimas (del 0,31% al 0,39%), pero aún así es la menor marca registrada desde 2023, cuando todos los observadores y centros de estudios anticipaban un frenazo de la actividad, coincidiendo con la recta final de la legislatura de Pedro Sánchez.

El modelo de la Autoridad Fiscal incorpora ya el 50% de todos los indicadores estadísticos con los que elabora sus proyecciones: el 87,5% de los correspondientes al mes de abril, el 37,5% de los del mes de mayo y el 25% de junio. Con todas estas cifras (afiliación a la Seguridad Social, ventas de las grandes empresas, índice de producción industrial…), apuntan a un crecimiento del 2,4% del PIB en términos interanuales, comparados con hace un año.

De confirmarse estos datos, el crecimiento económico sería el menor desde el registrado entre marzo y junio de 2023, cuando la economía aumentó un 0,25%. El primer avance oficial del crecimiento del PIB en el segundo trimestre lo dará a conocer el Instituto Nacional de Estadística a finales de julio.

Lo cierto es que en la primera mitad del año los signos económicos aún son positivos, aunque los vientos de cola parece que van cediendo. Los datos del paro y la afiliación a la Seguridad Social conocidos esta semana aún apuntan a un mercado laboral dinámico, que roza los 21,9 millones de trabajadores y que podría acercarse a los 22 millones al cierre de julio, aunque no los superará hasta, previsiblemente, 2026.

Y otros indicadores de actividad, como los PMI, también mostraron una ligera mejora al comienzo del verano. El gasto y las visitas de turistas incrementaron a buen ritmo, aunque notablemente más lento que en ejercicios anteriores.

La mayoría de analistas económicos ya han recortado las previsiones del PIB para este año: la Airef (2,3%), el Banco de España (2,4%), OCDE (2,4%), BBVA Research (2,5%)… Por primera vez en dos años, las revisiones de estos organismos han sido a la baja. Con todo, España será todavía la nación desarrollada más dinámica en el futuro próximo.

El ritmo depende del otro lado del Atlántico. El 9 de julio es la fecha marcada en el calendario, ya que acaba la tregua de los mal llamados «aranceles recíprocos» que impuso el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la Unión Europea. Si bien un castigo a España por su postura sobre el gasto en Defensa no tiene cabida (la UE gestiona la política comercial), la Casa Blanca podría endurecer las tarifas a los productos agrícolas, con gran peso en la cuota de exportaciones.

Pero, aunque España no tiene una gran exposición directa a estos derechos de entrada, por los canales indirectos (tiene un efecto sobre socios importantes como Alemania) puede influir. Y también por la incertidumbre, que sigue en registros históricos.

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