Luces y sombras de Starlink, el servicio de internet de Elon Musk

Spacex, la compañía de transporte aeroespacial de Elon Musk, lanzará a la órbita baja de la Tierra los primeros 60 satélites de Starlink

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Elon Musk estaba listo para lanzar los primeros 60 satélites de Starlink el miércoles, pero las condiciones atmosféricas pusieron en pausa su celebración. Las naves llegarán a la órbita de la Tierra este jueves, si el nuevo plan sale bien, y serán las debutantes del ambicioso proyecto para ofrecer internet por satélite que está desarrollando Spacex, la compañía de transporte aeroespacial del fundador de Tesla.

Estos 60 satélites son pocos comparados con los más de 12.000 que Starlink proyecta para proveer internet en todo el mundo desde la órbita baja de la Tierra, un objetivo por el que compite –aunque con estrategias distintas– con Amazon, Facebook y Oneweb. Todas estas empresas quieren ofrecer internet de banda ancha de esta forma, creando una megaconstelación de máquinas a las puertas del espacio exterior.

Musk ha dicho que este lanzamiento es apenas una prueba, y que espera que muchas cosas salgan mal. El cohete Falcon 9 izará los 60 satélites a una altitud de aproximadamente 440 kilómetros sobre la Tierra, si todo sale bien, y después se impulsarán suavemente hacia una órbinta de unos 550 kilómetros. Harán falta otros seis lanzamientos para tener una base de mínimos para probar el sistema de conexión a internet.

La idea de ofrecer internet de banda ancha por satélite no es nueva, y en el último lustro ha cogido fuerza. Con la apuesta de pesos pesados de la tecnología como Musk y Jeff Bezos, el interés se ha disparado. Pero, como en todo, la operación puede estar tan llena de luces como sombras.

Pros y contras del internet por satélite de Musk y Bezos

En el orden negativo de las cosas, el riesgo de que las constelaciones de satélites para ofrecer internet se conviertan en basura espacial es alto. Stijn Lemmens, un investigador de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), explicó a Scientific Ameircan que el flujo satelital masivo en la órbita baja podría desencadenar el «síndrome de Kessler«, llenando el espacio con tantos peligros que los humanos quedarían atrapados.

«El peor de los casos es: lanzas todos tus satélites, quiebras y todos se quedan allí», dijo. “Entonces tienes miles de satélites nuevos sin un plan para sacarlos de allí. Y tendrías un síndrome de tipo Kessler», explicó. Además, desde la Aerospace Corporation avisan que las megaconstelaciones de Starlink darán como resultado 67.000 colisiones potenciales por año, por lo que llaman a ser «proactivos».

Spacex tomó medidas para evitar saturar el espacio con escombros peligrosos; por eso, la red de Starlink será lanzada a una altitud menor que la mayoría de los otros satélites que orbitan la Tierra. Los científicos explican el síndrome de Kessler como un circuito en el que la colisiones generadoras de escombros crean cada vez más colisiones, que a su vez crean más y más escombros, convirtiendo en inutlizables partes de la órbita terrestre.

«El problema real es que no tenemos un gran historial de recuperación de los satélites de la órbita», dice Lemmens. “Las simulaciones de entorno a largo plazo indican que tendríamos que reducir la vida útil orbital de aproximadamente el 90% de todos los objetos que se lanzan a la órbita. Y, en realidad, vemos que esto está sucediendo con éxito entre el 5 y el 15%. Así que estamos muy lejos de la meta».

Pero los beneficios también son cuantiosos. Ofrecer internet de banda ancha y baja latencia no solo ayudará a conectar a las partes del mundo que aún no lo están, lo que ya es gran cosa. «La mitad del mundo carece de un punto de acceso asequible a internet», comentó el diseñador de Oneweb, Mike Lindsay. La conexión también facilitaría el trabajo de los barcos en alta mar y los aviones de alto vuelo, por ejemplo.

Por otro lado, la competencia solo traería mejoras para los consumidores de conexiones a internet en países como EE UU, donde el Gobierno vetó recientemente la llamada «neutralidad de la web», que hasta ahora protegía a los individuos y pequeñas empresas de no perder protagonismo o importancia ante gigantes tecnológicos como Google, Facebook y Amazon. Starlink puede vender a sus clientes la idea de mantener la «neutralidad».

 

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