El Premio Pritzker 2022 es para el arquitecto de los pueblos marginados

Francis Kéré es el primer africano en obtener el premio mayor en arquitectura, que galardona su compromiso social y el uso de materiales autóctonos con respeto a la naturaleza

Los pabellones Sarbalé Ke, del festival de Coachella. Foto Iwan Baan

No construyó grandes rascacielos ni fastuosas sedes corporativas. Evita las formas que buscan romper límites y se aparta del estrellato que encandila a muchos de sus colegas. Es Francis Kéré, ganador del Premio Pritzker de Arquitectura 2022, el primer profesional negro en llevarse este galardón.

Nacido en Burkina Faso y residente en Berlín, su carrera estuvo marcada por las limitaciones de su infancia en el pueblo de Gando, donde su padre era la máxima autoridad.

Su arquitectura busca remediar la falta de infraestructuras, ser un refugio ante el duro clima burkinés, y ofrecer una apuesta por la sostenibilidad.

Casas del Doctor Léo. Foto Francis Kéré

“No porque seas rico debes desperdiciar material, y que seas pobre no significa que no debes crear con calidad”, dijo Kéré.

La función inicial de la arquitectura

Sus conceptos llevan a la reflexión de muchos profesionales que por estos lados de mundo se preocupan más por la estética que por la funcionalidad: “la buena arquitectura en Burkina Faso es que en un aula puedas tener donde sentarte, que tenga luz y ventilación”.

“La buena arquitectura en Burkina Faso es que en un aula puedas tener donde sentarte, que tenga luz y ventilación”. Francis Kéré

“¿Cómo podemos evitar el calor del sol pero usar su luz para beneficiarnos? Creando condiciones climáticas para dar un confort básico, y que genere las condiciones para la enseñanza, el aprendizaje y el ocio”, añadió el flamante ganador.

Detalle del pabellón Xylem, en Montana. Foto Iwan Baan

Los duros inicios

Kéré fue el primero niño de su comunidad que pudo asistir a una escuela y con 20 años llegó a Berlín con una beca de carpintería vocacional.

Trabajaba creando muebles por el día y estudiaba por las noches, hasta que en 1995 logró una beca para la Technische Universität Berlin, de la que egresó seis años más tarde con el título de arquitecto.

La arquitectura social

Su deseo de volcar lo aprendido en su tierra se plasmó con la Escuela Primaria de Gando, construido por los residentes de su pueblo natal, donde aplicó principios de ingeniería moderna pero con materiales autóctonos; obra que le llevó a ganar el Premio Aga Khan de Arquitectura.

Asamblea Nacional de Burkina Faso. Foto Kéré Architecture

Por Burkina Faso, Kenia, Mozambique y Uganda se multiplicaron los proyectos, muchos de ellos de cariz social como centros sanitarios y educativos.

Actualmente están en marcha varios de sus diseños más importantes, como los edificios de la Asamblea de Burkina Faso y el parlamento de Benin, así como el TStartup Lions Campus, de Kenia y el Instituto de Tecnología de su país, construido por paredes de arcilla refrigerante, una milenaria técnica aprendido bajo los rigores del clima de África occidental.

Centro Startup Lions Campus de Kenia. Foto Francis Kéré

Homenaje a las tradiciones

Otro ejemplo de su combinación de tradiciones y arquitectura moderna es el diseño del Pabellón Serpentine construido en 2017 en Londres, un homenaje a los grandes árboles como los baobabs donde los ancianos solían contar historias a las generaciones que los heredan; una estética que también la usó en los coloridos pabellones de Sarbalé Ke, levantados para el Festival de Música y Artes de Coachella.

Las coloridas estructuras del pabellón Sarbalé Ke en el festival de Coachella recuerdan a los baobabs de la sabana africana

En el caso del Serpentine, el techo está separado de las paredes curvas, revestidas por módulos triangulares de color índigo, que según su cultura es un símbolo de la fuerza. En su interior, el agua de lluvia se reconduce al centro de la estancia, una metáfora de las escasez de este recurso en grandes extensiones de África.

Pabellón Serpentine. Foto Iwan Baan

Sus obras por el mundo

En su catálogo de trabajos, que se encuentran en EEUU, Dinamarca, Italia, Alemania, Suiza y Reino Unido, se pueden citar las viviendas del Doctores Léo en Burkina Faso, la sede del Parque Nacional de Mali, el Opera Village de su país y el pabellón Xylem en el Centro de Arte Tippet Rise de Montana.

En su fallo, el jurado destacó que sus edificios son “para y con las comunidades”, donde están implicadas “en su construcción, sus materiales, sus programas y sus caracteres únicos. Están atados al suelo sobre el que se sientan ya las personas que se sientan dentro de ellos. Tienen presencia sin pretensiones y un impacto moldeado por la gracia”.

a.
Ahora en portada