La mirada más íntima sobre Marilyn Monroe

En el libro ‘Marilyn & Me’ Lawrence Schiller recuerda las fotografías que hizo de la actriz en el rodaje de sus últimas películas, una mirada íntima a través de un centenar de imágenes

Con toda la chulería que podía ser capaz de tener a sus 25 años, el fotógrafo Lawrence Schiller se dirigió a Marilyn Monroe “Tú eres famosa. Ahora me vas a hacer famoso a mí”.

Marilyn, que era mucho más inteligente de lo que muchos creían, le replicó sin pestañear “No seas tan engreído. Los fotógrafos se pueden reemplazar fácilmente”.

La última película

Por supuesto que Schiller jamás alcanzó la popularidad de la actriz, pero la esgrima verbal da cuenta del buen clima que hubo entre ambos durante las sesiones de fotos de Something Got to Give (Alguien tiene que ceder), la película que ella nunca terminó porque decidió partir del mundo tras ingerir un letal cóctel de barbitúricos, el 5 de agosto de 1962.

Schiller realizó varias fotos en la filmación de la última película de Marilyn Monroe. Foto Lawrence Schiller | Editorial Taschen

Dos tercios del centenar de imágenes que se presentan en ‘Marilyn & Me’ son inéditas

Algunas de las fotos que realizó en el set sí tienen fama mundial, como las que Marilyn está desnuda en una piscina, donde solo exhibe su rostro maquillado sin exceso y, como mucho, una pierna.

Pero muchas otras, alrededor de dos tercios del total, recién salen a la luz, y forman parte del centenar de imágenes que se presentan en el libro Marilyn & Me (Editorial Taschen), donde Schiller describe sus encuentros con la actriz y la trastienda en la producción de las fotos.

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Versión para coleccionistas

Este libro, que originalmente se había publicado en 2012, se vuelve a lanzar en dos versiones: la ‘popular’, que cuesta 50 euros, y la edición coleccionista.

Esta última se cotiza a 750 euros y se presenta en una elegante caja azul revestida de seda duquesa, pesa 6,3 kg y solo se han editado 1.712 ejemplares, todos ellos firmados por el fotógrafo. Además incluye dos retratos de aquellas sesiones, también autografiados.

Cerca de Marilyn

El texto de Schiller fluye con armonía entre anécdotas, toques de humor y reflexiones con una traza de compasión por el triste final de Marilyn, que nadie (excepto quizás ella) sospechaba que estaba cerca.

Las imágenes de la piscina derivan en secuencias donde Marilyn destila sensualidad, además de retratos posados y casuales, o tomas del ambiente en los estudios de filmación cuando se apagaban las cámaras.

Marilyn en el festejo de su cumpleaños en el set. Foto Lawrence Schiller | Editorial Taschen

Así se la ve a la actriz radiante mientras sopla las velas por su cumpleaños en un alto del rodaje, en conversaciones con la asistente Paula Strasberg y el buen rollo que tenía con sus compañeros Dean Martin y Wally Cox.

Posando, sonriendo, festejando su cumpleaños, bromeando con Dean Martin. Las mil caras de Marilyn Monroe

En las secuencias de negativos, muchos marcados con cruces rojas, Marilyn aparece en albornoz lista para cambiarse, en la sala de maquillaje y ensayando las escenas.

Schiller había conocido a Marilyn cuando rodaba Let’ Make Love, que en España con la pacatería del franquismo se tradujo como El multimillonario. De esos días, se ve a la estrella rubia cómplice con Yves Montand.

En el libro se presentan 100 imágenes, muchas de ellas inéditas. Foto Lawrence Schiller | Editorial Taschen

La muerte y los recuerdos

En la segunda parte del libro el autor toma distancia de los encuentros con Marilyn y repasa los días previos a su repentina muerte (se la ve sonriente en un evento benéfico un mes antes de su suicidio) y el impacto en su entorno (conmueven las tomas de un Joe DiMaggio devastado).

Aquellas fotos de la piscina fueron hechas por un encargo de Paris Match. Otro de los medios con que Schiller colaboraba era Time, Playboy y Life.

La imagen que ilustró la portada de Life tras la muerte de la actriz. Foto Lawrence Schiller | Editorial Taschen

Esta última publicación, al momento de elegir la portada tras la muerte de la actriz, se decidió por un retrato de Schiller donde la belleza de Marilyn se refleja en una expresión serena, con un toque melancólico.

“Era una imagen etérea, donde ella parecía un ángel”, recuerda este profesional, ganador de premios Oscar, Pulitzer y Emmys.

Y por supuesto, es su imagen favorita.

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