Turner, el romántico que pintaba con la luz

William Turner opinaba que la luz es un color adicional, y la manejaba con maestría en sus pinturas de fenómenos meteorológicos en el apogeo del período romántico. Una muestra en el MNAC revela su talento

Turner difuminaba las formas sin ser un artista abstracto. Foto Andreu Dalmau | EFE

Nubes negras cargadas de lluvia, un arcoíris que se abre como puede entre cumulonimbus, mares con olas furiosas, campiñas inglesas donde no hay distinción entre la tierra y el cielo gris. Estas son algunas de las obras maestras de William Turner, uno de los grandes pintores de período romántico, que se pueden ver en el MNAC.

La exposición Turner. La luz es color se inaugura este viernes 20 y estará abierta hasta el 11 de septiembre. A través de un centenar de obras, la mayoría acuarelas pero también óleos, dibujos y grabados, se revela que el mejor pintor paisajista de su época prefería trabajar en su estudio.

El método Turner

Según detalló David Blayney Brown, comisario de la muestra y ex conservador jefe de Arte Histórico Británico de la Tate (coorganizadores de la exposición), Turner se negaba a mostrar sus dibujos que tomaba al aire libre, porque luego regresaba a su estudio y los usaba de base para experimentar y “recordar lo que veía, desde un paisaje a unas rompiéndose o una gran tormenta”, informa Efe.

La muestra del MNAC se compone de un centenar de obras de Turner. Foto Andreu Dalmau | EFE

A pesar de ser el gran pintor paisajista de su época, William Turner prefiría tomar esbozos al aire libre y trabajar en su estudio

Muchas veces, dice este experto, esos esbozos podía permanecer durante años en un cajón, hasta que un día decidía sacarlos a la luz y recrearlos en una nueva composición, como el cuadro La caída de una avalancha en los Grisones: los dibujos los realizó en Suiza en el verano de 1802, pero el cuadro lo expuso ocho años más tarde.

O la acuarela con el paisaje de la ciudad de Grenoble, que la finalizó en 1820 pero que se basa en estudios realizados en 1802.

Formas difuminadas sin ser abstracto

Turner podía aniquilar las formas sin ser un pintor abstracto, precisó Brown, quien en sus paisajes se preocupó por reflejar la fuerza de la naturaleza, con precisos juegos de sombra sin necesidad de ser completamente fiel a lo que percibía.

El lago Petworth al atardecer. Esbozo de Turner de 1856. Foto Tate
El lago Petworth al atardecer. Esbozo de Turner de 1856. Foto Tate

Así no se duda en calificarlo como “el gran pintor de la luz”, donde se confirma la frase que –se dice–Turner pronunció antes de morir “el sol es Dios”.

Referencia científica

Las pinturas de Turner no solo atrapan dos siglos después a los amantes del arte. También sirven para analizar cómo era la sociedad británica y de Europa continental, así como se veían sus paisajes antes de que la Revolución Industrial impactara de lleno en el medio ambiente.

Las pinturas de Turner revelan cómo se veían los paisajes ingleses antes del desarrollo por la Revolución Industrial

Inclusive también ha servido a la comunidad científica para ver cómo las erupciones del volcán Tambora de Indonesia en 1815 habían teñido de rojo los cielos del mundo.

Las obras permiten conocer cómo eran los paisajes ingleses en la primera parte del s.XIX. Foto Tate

Recorrido cronológico

La exposición se estructura en siete salas temáticas, que abarca desde sus inicios en la década de 1790 hasta sus obras tardías, a fines de 1840.

Al contemplar estas obras es posible ver cómo la técnica de la acuarela fue fundamental en el enfoque científico y a la vez intuitivo de Turner, “y cómo le permitió captar la intensidad de las fuerzas de la naturaleza con una precisión expresiva sin parangón”, precisan en el MNAC.

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