Sorolla en negro, la cara más desconocida del pintor de la luz aterriza en Valencia

Asociado a la luz y el color, Sorolla también pintó en tonos negros: una reveladora muestra en Valencia expone su paleta más oscura

El Sorolla más desconocido se instala en la Fundación Bancaja. Foto: Biel Aliño | EFE.

Si cerramos los ojos y pensamos en Joaquín Sorolla, lo más fácil es que venga a nuestra mente alguna de las escenas que el pintor valenciano inmortalizó a orillas del Mediterráneo, de mujeres caminando, barcas, pescadores arreglando las redes o niños jugando, prodigios de luz y color a golpe de reflejos y sombras, contraluces y resplandores, luces filtradas y salpicadas.

Sin embargo, y pese a vivir asociado en el imaginario colectivo a este tipo de imágenes, Sorolla tuvo también un “lado oscuro” o, más bien, una paleta de negros con las que dio forma a otras de sus mejores obras.

En el Año Sorolla que conmemora el centenario de su fallecimiento es precisamente esta faceta del artista que invita a mirarlo de otra manera la que protagoniza la exposición Sorolla en negro que, tras pasar por Madrid, se instala, ampliada, en la Fundación Bancaja de Valencia hasta el 10 de septiembre.

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La paleta más oscura de Sorolla

A través de un centenar de obras, 11 de ellas nunca expuestas al público y otras 16 que pueden verse por primera vez en la capital valenciana, se dirige la atención hacia el color negro a partir de la aparente contradicción que supone asociarlo a Sorolla e invita a preguntarse si el planteamiento puede ser una paradoja o si, por el contrario, representa otro punto de vista para comprender y apreciar al artista en toda su complejidad.

Clotilde con matilla negra, 1911-1920. Museo Sorolla, inv. 1272.

Porque Sorolla y negro en la misma frase podría parecer un oxímoron pero, como explica el comisario de la exposición, el catedrático de Historia del Arte y exdirector del Museo de Bellas Artes de Valencia Carlos Reyero Hermosilla, hablamos de “otro Sorolla, aunque no otro Sorolla diferente” ya que incluyo estas tonos en su manos se vuelven “luminosos”.

“Los negros de Sorolla tiene múltiples matices, son muy luminosos y utilizan los contrastes”, señala.

Sorolla y negro en la misma frase podría parecer un oxímoron y, sin embargo, el conocido como pintor de la luz utilizó este color a lo largo de toda su carrera

Y es que, a medida que se avanza en las salas, los propios cuadros ponen en entredicho la idea de que el color negro y cuanto significa está reñido con la poética del pintor valenciano llegando incluso a cuestionar el tópico del pintor de la luz y del color.

¿Contradicción o no?

La oscuridad nos sorprende nada más entrar en la sala, ubicada en el centro histórico de Valencia (plaza de Tetuán, 23). De unas paredes prácticamente negras cuelgan numerosas obras del pintor, en su mayoría retratos, en las que el negro es el absoluto protagonista.

Sorolla en negro se puede ver hasta el 10 de septiembre. Foto: Biel Aliño | EFE:

Superada la impresión inicial, se puede comprobar cómo en la paleta de Sorolla “caben muchos negros”, como destaca el director del Museo Sorolla, Enrique Varela, y cómo a través de este color el pintor es capaz de lograr contrastes intensos y también una gran luminosidad.

Porque Sorolla utilizó y mucho el negro a lo largo de toda su vida y en todo tipo de obras. Un uso que parte de la tradición pictórica española (de su conocimiento de pintores como Velázquez, el Greco o Goya, a los que copiaba de joven en El Prado) para convertirse en un elemento de expresividad, sugerir estados poéticos y anímicos, y traducir la modernidad de su tiempo y su sobria elegancia.

Una exposición en cuatro secciones

Esta idea vertebradora del relato estructura la exposición a través de cuatro secciones temáticas: Armonías en negro y gris, Negro simbólico, Superficies negras y oscuras y, por último, Monocromías.

Entre las obras expuestas, procedentes de instituciones públicas y privadas como el Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla, colecciones particulares e instituciones como el Museo Nacional del Prado, Banco de España o el Museo de Málaga, podrán verse por primera vez los retratos de María Clotilde, Nemesio Camino Zubelzu, el conde de Albox, Carlos Urcola, Pilar de la Bastida a los 15 años y como marquesa de Moret, Francisco Pons Arnau, el conde de Casal y la condesa de Casal.

También por primera vez se expondrán Estudio para Comiendo en la barca y En la barca.

Vista exposición Sorolla en negro. Foto: Fundación Bancaja.

16 obras por primera vez en Valencia

Otras 16 obras se exponen por primera vez en Valencia, entre ellas La Regencia, una imponente obra que muestra al rey Alfonso XIII y a su madre, María Cristina, perteneciente al ministerio de Asuntos Exteriores.

Junto a los lienzos, datados entre 1887 y 1920, se exponen otros materiales artísticos y documentales, como fotografías, notas de color, un álbum de estampas japonesas y una paleta del pintor.

El caso de las fotografías de la época de pinturas de Sorolla es revelador, apunta el comisario, ya que permite ver cómo sus coetáneos conocieron su obra a través del blanco y negro o de una gama de grises o azules. “Una foto en blanco y negro es, en ocasiones, más intensamente luminosa que una en color”.

Día gris en la playa de Valencia, 1901. Colección particular.

Los negros más luminosos

Tras la primera sección, ‘Armonías en negro y gris’ donde se observa el uso de tonos negros y grises en retratos, colores que en la época se consideran elegantes y cosmopolitas, se ahonda en el significado cultural del color negro y al que ni siquiera un pintor naturalista como Sorolla puede escapar.

En este sentido, el siglo XIX fue particularmente proclive a la consideración del color como fuente de sensaciones y en este contexto particular, el negro adquiere múltiples significados que lo ligan a valores negativos, como la melancolía, la tristeza, el mal, la decadencia o el pesimismo, pero también del misterio y de la incertidumbre.

Con tonos oscuros y negros, Sorolla también se acercó a la estética de la España negra bien poniendo de relieve la dureza de la vida de las clases populares o sublimando el dolor, como en el caso de los nazarenos en Semana Santa. Lo vemos en pinturas como Bebedor vasco (Juan Ángel) (1910) o el estudio para ¡Otra Margarita! (1892).

‘Sorolla en negro’. Foto: Fundación Bancaja.

Como ejemplo del uso del negro para aportar luminosidad a través de los contrastes tenemos la pintura La sombra de la barca (1903-1904), una superficie fuertemente iluminada frente a otra oscura, un recurso que aparece con frecuencia en la obra de Sorolla.

Pero la fascinación por las superficies negras con carácter decorativo que se dio en la época procede también de la cultura japonesa. Y no es casual su conexión con la obra de Sorolla, puesto que en su colección conservaba tres álbumes de estampas japonesas en los que el negro define y equilibra las figuras y objetos, convirtiéndolos en el centro de atención. Mocita andaluza (1914) es un buen ejemplo.

En la sección ‘Monocromías’ desfilan escenas envueltas en tonos grisáceos o azulados que, lejos de suponer una menor complejidad, implican un singular ejercicio de virtuosismo técnico con el que se realzan formas y motivos, se acentúan los contrastes de luz y oscuridad y se proporciona una dimensión emocional a la imagen, como en el lienzo Día gris en la playa de Valencia (1901).

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