Tres villas medievales de Girona no tan conocidas que merecen una escapada

Quizás la comarca de La Selva (Girona) sea poco conocida cuando se la nombra. Pero esta región es la puerta de entrada de la Costa Brava, con impactantes calas y playas en Blanes, Lloret de Mar y Tossa de Mar, con montañas como las del Parque Natural del Montseny, las Guilleries o el Collsacabra, e incluso sorpresas como el volcán de la Crosa (Aiguaviva, Bescanó).

Estas son tierras de pueblos como Anglés, Amer, Sant Hilari y Vidreres entre otros, integrante del antiguo vizcondado de Cabrera; donde se pueden ver castillos y palacios de indianos, con playas y rutas de montaña, dueño de tradiciones y leyendas como las de los bandoleros de la región.

En una de las tierras más verdes de la Península se encuentra la mayor aglomeración de aguas minerales de España, donde afloran los establecimientos termales de Orion, Font Vella, Prats, Magmo y Vichy Catalán; y que producen marcas como Font Agudes, Font Vella, Font d’Or, Font del Regàs o Malavella, entre otras.

Y ni hablar de su gastronomía, con las rutas de sus dulces y sus butifarras.

Además tiene un puñado de villas medievales, con los restos de sus murallas y castillos, que merecen una visita. Vamos a conocerlas.

Breda

En un maravilloso entorno en el Parque Natural y reserva de la biósfera del Montseny, la localidad de Breda tiene más de mil años de historia.

Es capital de la cerámica y la alfarería de Cataluña desde el siglo XV, donde sus obradores exportan a todo el mundo.

Breda se la considera como la capital de la cerámica y la alfarería en Cataluña

Hay que visitar su iglesia gótica, llamada la catedral de la Selva, además del antiguo monasterio de San Salvador de Breda (de 1038), con su espectacular campanario románico lombardo del s.XI de 32 metros y una bellísima ala del claustro del s. XIII.

También hay que ir al patio de la abadía del monasterio y ver las pinturas del ábside de Santa María, primera iglesia de la villa entre 878 y 1038, actual sede del museo del artista novecentista Josep Aragay.

Quien va a Breda no puede perderse el Centro Cultural Els Forns, centro de información turística y Museo del Barro, con dos hornos morunos en su exposición permanente.

También se sugiere explorar la Ruta de las Fuentes, y si es posible, llegar en octubre para vivir la Feria de l’Olla.

Castillo de Montsoriu

Cerca está esta fortaleza, una de los más importantes del medievo mediterráneo y el mejor castillo gótico de Cataluña. 

Para el cronista medieval Bernat Desclot era “uno de los castillos más bellos y nobles del mundo” cuando fue residencia-palacio de los vizcondes de Cabrera desde el s. XIII hasta el XV. 

La impresionante mole con tres recintos amurallados (Soberano, Patio de armas y Jussà) se erige en una cumbre con vistas desde el Montseny hasta el Mediterráneo.

El castillo de Montsoriu fue descrito por el cronista medieval Bernat Desclot como “uno de los más bellos del mundo”

Se accede tras media hora de caminata desde el parking habilitado y se puede visitar libremente o con guía. La rehabilitación, que duró 20 años, ha devuelto gran parte del esplendor que tuvo entre los siglos X a XV (a los que hay que sumar otros tantos de abandono), donde se pueden ver sus murallas, almenas, salas nobles, y hasta conocer sus leyendas de brujas. 

Hostalric

Su nombre, Hostalric, nombre procede de un hostal del siglo XI junto al camino real de Barcelona a Francia. Su estratégica situación le permitió obtener privilegios como el mercado y la Carta Puebla y en el siglo XIV era ya una villa fortificada con 600 metros de muralla y 10 torres.

Gran parte de esta estructura se conserva en excelente estado, que junto a su castillo (S.XIII) es un Bien Cultural de Interés Nacional que puede recorrerse con la original visita con llave. 

En la Oficina de Turismo entregan una llave y una hoja de ruta que permiten abrir e iluminar el recinto medieval, pasear por los caminos de ronda, escalar lo más alto de la torre museo Ararà, disfrutar de las vistas desde la torre de los Frailes y explorar la cueva del Relliguer.

Al caminar por la alargada villa medieval se pasa por el Raval, la plaza de los Bous, la calle Major, la plaza de la Vila y el Portal de Barcelona, etcétera.

En Semana Santa celebra un Vía Crucis Viviente con una feria medieval y en septiembre el festival Gastroart. 

Castillo de Hostalric

El castillo de Hostalric fue una fortaleza estratégica, construida encima de un antiguo volcán, que desde 1145 controlaba la ruta Barcelona-Girona-Francia y el valle del Tordera.

Su historia convulsa motivó que en el siglo XVIII se modernizara con fosos, polvorines, plaza de armas, baluartes (llamados Santa Tecla, San Francisco de Paula y Santa Bárbara) y túneles como la Galería a prueba de bomba; con un papel muy activo en la Guerra de la Independencia.

Se puede recorrer con visita libre o con guía, y hay espacios expositivos y audiovisuales. Las ruinas están a un par de minutos a pie de la localidad de Hostalric.

Tossa de Mar

Es el único ejemplo de villa medieval costera fortificada de Cataluña, y una de las poblaciones más fotografiadas de la Costa Brava, gracias a su espectacular núcleo medieval y sus bellos paisajes con acantilados y pequeñas calas. 

Es imprescindible visitar la Vila Vella y la Villa Romana dels Ametllers (s.I a.C al s.VI), así como la iglesia parroquial barroca de Sant Vicenç, la zona comercial de Sant Pere, el barrio de pescadores de Sa Roqueta y el paseo del Mar.

Aquí Ava Gardner rodó en 1950 Pandora y el holandés errante, lo que le dio a Tossa una fama inesperada.

Entre sus fiestas más populares se encuentran la de Alfombras y Flores de Corpus (mayo) y las Campañas Gastronómicas como la de los Fideos a la Cazuela (junio); y la Cocina del Cim-i-Tomba (septiembre).

Tossa de Mar es la única villa medieval fortificada de la costa de Cataluña

La Vila Vella

Fue construida como recinto defensivo frente a los ataques piratas entre los siglos XII y XIII, con una reforma en 1387.

Posee calles estrechas y muchos rincones medievales con casas con ventanas y cristaleras góticas, y al caminar por sus murallas, se llega a torres como Ses Hores (donde en el siglo XV se colocó un reloj, el primero público de Cataluña), la d’en Jonàs, para vigilar el mar, y la de Es Codolar, que forma parte del Museo de Tossa.

En el punto más alto de la estructura, declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1931, se levanta el faro de Tossa.