Almería: una ruta circular por la serena calma de la Sierra de Gádor

Desde Roquetas de Mar a Almería, esta ruta de 200 km por la Alpujarra y el Valle de Andarax transita por un rosario de pueblos blancos recostados en las faldas de la sierra

Vistas de Alhama de Almería. Foto Archivo Fotográfico de Turismo Andaluz. Junta de Andalucía

La Sierra de Gádor, con su “pelaje oscuro y sus perfiles austeros”, como la definen en el libro ‘La vuelta a España en 80 viajes’, mira al Mediterráneo de su cara sur y a la Alpujarra almeriense en la norte; un ecosistema que fluctúa entre zonas de invernadero, los manchones de abundante vegetación y otros que prologan la llegada de franjas desérticas.

Es una tierra ondulada, de geografía amable pero también áspera, donde una serie de ríos permiten que la vida florezca en árboles frutales como los almendros o los naranjos.

Desde Roquetas de Mar

La sugerencia de esa guía para conocer este rincón de Almería es realizar un trazado circular de 200 km con el punto de partida en Roquetas de Mar, donde el laberinto de su casco histórico revela su pasado musulmán.

El camino bordea el océano de plástico de los invernaderos que aprovechan las bondades climáticas y geográficas de esta zona, como se ve en los pueblos de La Mojonera y Las Norias hasta la llegada a El Ejido.

Playa de Roquetas de Mar. Foto Archivo Fotográfico de Turismo Andaluz. Junta de Andalucía

Dalías como el pueblo ejemplar

Una de las primeras paradas sugeridas, Dalías, ejemplifica el modelo de los pueblos de la sierra, con un pequeño centro de casas blancas con su toque ajardinado, su iglesia con generaciones de historia como la de Santa María de Ambrox, y algún edificio que recuerda el esplendor de otras épocas, como el casino de 1905 que se usa como centro de arte y encuentros.

Dalías ejemplifica el modelo de los pueblos de la sierra, con sus casas blancas, su trazado heredado de la cultura árabe, y sus gemas históricas como la iglesia o el ayuntamiento

Entre almendros el camino sigue en su ascenso continuo hasta Berja, considerada la puerta de entrada a la Alpujarra.

Fundada por cartagineses, es uno de los pueblos más bonitos de la región, con su abundancia de grandes casas barrocas y renacentistas, con detalles históricos como el Ayuntamiento -del s.XVIII y estilo historicista- y la iglesia de la Encarnación -de la misma época, con sus torres gemelas en la fachada-.

Viñedos de la Alpujarra. Foto Archivo Fotográfico de Turismo Andaluz. Junta de Andalucía

Los miradores de la sierra

La carretera sigue por la sierra de Gádor atravesado un monte bajo, de arbustillos que no superan la cintura.

A la distancia se percibe la torre cuadrada de la iglesia de San Sebastián, en Alcolea; población cuya estratégica ubicación la convierte en un interesante mirador que permite contemplar Sierra Nevada, la Alpujarra y la Sierra de Gádor, como se puede ver en los parajes de El Cortijuelo o el Peñón de Baños.

Tras dejar atrás este pueblo de aleros de pizarra, rodeado de almendros y olivos (productor de un excelente aceite), se puede tomar un desvío a Lucainena y Darrical, con su arquitectura morisca y la pausa natural del embalse de Beninar.

Bosque otoñal del Parque Natural Sierra Nevada. Foto Archivo Fotográfico de Turismo Andaluz. Junta de Andalucía

En el valle de Andarax

De vuelta en Alcolea la carretera A348 ya transcurre por la Alpujarra pero en la antesala del valle de Andarax, donde a la derecha se perciben las cuestas de la Sierra de Gádor tapizada de pinos y a la izquierda las cumbres siempre blancas de Sierra Nevada, mientras que cerca del asfalto se despliega la simetría de los viñedos laujareños.

Ya estamos en Laujar de Andarax, un pueblo con barrios de ascendencia árabe como el de la Alcazaba y del Calvario, con pequeñas gemas como la plaza de Alpujarras presidida por el ayuntamiento del s.XVIII, o la torre mudéjar de la iglesia de la Encarnación; y donde se divisa el paisaje de naranjales y almendros que se extiende por kilómetros, un oasis natural que ha quedado a salvo de la agricultura intensiva de los invernaderos.

La agricultura tradicional de Laujar de Andarax ha quedado a salvo de la intensiva que se practica en los invernaderos de la costa

El árido paisaje de Alhama de Almería. Foto Archivo Fotográfico de Turismo Andaluz. Junta de Andalucía

Camino hacia el este el camino se pasa por el pueblo de Fondón, con el gran palacio barroco del Rey Chico; tras lo cual el paisaje va cambiando por colores ocres y peladuras rocosas mientras se circula por las estribaciones de Sierra Nevada.

Granjas, ríos y pueblos

Los pueblos de Padules, Ohanes, Almócita y Canjáyar van desfilando mientas se observan pequeñas granjas que cultivan hortalizas y naranjos, así como vides y un puñado de olivos; parajes donde se encuentran solitarias ermitas o iglesias de los siglos XVI de inspiración mudéjar.

La siguiente parada es Alhama de Almería, que se abre camino entre dos barrancos del Cerro Vilano, con un mirador ideal para realizar una larga pausa.

Casa de los Moya en Laujar de Andarax. Foto Manuel Artero

Allí se puede conocer la casa natal del político Nicolás Salmerón, la iglesia de San Nicolás de Bari y la plaza de Artes de Arco.

Cerca se encuentra el yacimiento de los Millares, una puerta arqueológica a una cultura que destacó entre el 2700 y 2500 a.C. como dan fue sus megalitos y su conexión con el Mediterráneo oriental, sobre todo con el Antiguo Egipto.

Desde aquí la carretera enlaza con la A92, que rápidamente desciende hacia el Mediterráneo y acerca a Almería, punto final de este viaje por las entrañas de la Sierra de Gádor.

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