Cinco ideas para vivir una Semana Santa diferente en la Costa Brava

Paseos en bici eléctrica, catas de vinos y música al atardecer, conocer los secretos del chocolate, descubrir la furia de los volcanes y recorrer los caminos de ronda son algunas de las actividades que se pueden realizar estos días

Degustación frente a la Costa Brava con La Gastronómica. Foto Diego Espada – Arxiu PTCBG

Ahora que (¡por fin!) llegan los días de sol en una primavera postergada, que los días de Semana Santa dan una bienvenida tregua en el trajín cotidiano, puede ser el mejor momento para escapar al norte de Cataluña para vivir experiencias únicas en las comarcas del Baix Empordá y la Garrotxa.

El epicentro puede ser Girona o los pueblos de la Costa Brava, entre aquellos que conservan su pasado medieval o los que se esconden entre hermosas calas y puertos de pesca. Y sin olvidar las masías que brindan una interesante opción de turismo rural.

Los gustos del chocolate

Comenzamos por Girona. La capital de la provincia cuenta con uno de los barrios judíos mejor conservados de Cataluña, donde el paseo por sus murallas permite ver la ciudad como un ave y en que sobreviven negocios centenarios junto con grandes jardines que se codean con edificios históricos.

Allsop explicando las diferencias del cacao. Foto JP Chuet-Missé

Girona es el epicentro del imperio gastronómico que montaron los hermanos Roca. El menor, Jordi, con su alma de maestro pastelero fue el cerebro de Casa Cacao; hotel boutique que se expande en un bar, una tienda y un obrador que permite conocer los secretos del chocolate.

En el obrador de Casa Cacao se organizan catas de 40 minutos que enseñan a diferenciar los gustos, aromas, texturas y colores del cacao

Allí está el extravagante Damian Allsop, responsable de producción del establecimiento, quien conduce una cata de 40 minutos (18 €) a través de sensaciones aromáticas, gustativas, táctiles y visuales para conocer las diferencias entre las semillas de cacao, y su deriva en el producto final.

Chupito de chocolate en las calles de Girona. Foto JP Chuet-Missé

“No existe el mejor chocolate del mundo”, advierte Allosp, y mientras se resiste el amargor de la semilla de cacao se aprende a diferenciar los gustos mientras se mastica; para conocer qué tienen de distintos el chocolate Trinitario del Criollo.

La visita incluye una descripción del pequeño obrador y un chupito de chocolate líquido para sentir nuevas sensaciones gracias al chocolate.

La ciudad sobre volcanes

“Olot no está rodeada de volcanes, está sobre volcanes”, advierte la guía mientras subimos al Montascopa, un volcán que erupcionó entre 75.000 y 100.000 años y cuyo cráter circular es uno de los motivos turísticos más importantes de la capital de La Garrotxa.

En su ladera se encuentra otro nuevo imán para los visitantes: el Espai Cràter, una exposición interactiva que se presenta como “el centro de referencia de los volcanes más importante de España”.

Una experiencia interactiva para conocer los secretos de los volcanes. Foto Kris Ubach

Inaugurado el pasado 11 de marzo, el centro diseñado por Toni Casamor y Anna Codina tiene una forma que imita al interior de estos conos flamígeros, donde la bienvenida es un viaje en imágenes y sonidos hacia las entrañas de la Tierra, que desemboca en un torrente de magma que se expande a la sala principal.

Allí se puede aprender sobre los volcanes con maquetas interactivas, proyecciones sobre una pared del Puig Roser (el volcán donde se asienta el centro), videomapas que enseñan la evolución del territorio desde que la región era un hervidero de lava y gráficos que describen el trabajo de los vulcanólogos.

En bicicleta eléctrica por los pueblos

Aunque haya sierras de altura considerable en el Empordá, sus valles también ofrecen kilómetros y kilómetros de terreno llano para descubrir en bicicleta.

Muchos pueblos son conectados por un entramado de carreteras secundarias y caminos rurales, donde se atraviesan viñedos, campos de colza tapizados de amarillo, monasterios y puentes medievales.

En bici eléctrica por los pueblos del norte de Cataluña. Foto Burricleta

Los paisajes llanos del Empordà son ideales para descubrir en bicicleta, ya sea por carreteras secundarias o en caminos rurales

Para no fatigar las piernas se puede contratar los servicios de Burricleta, que organizan salidas por una docena de comarcas de Cataluña, ya sea con rutas organizadas por criterios geográficos o temáticos (de viñedos, setas, museos, para buscadores de pájaros, pueblos con encanto, etcétera).

Son bicicletas eléctricas con alforjas a los costados (de ahí el juego de palabras con los burros de carga), donde se puede poner la mochila y así se pedalea con un esfuerzo mínimo.

En las playas de la Costa Brava, en dos ruedas. Foto Burricleta

En nuestro caso, fueron 15 kilómetros que pasaron volando gracias a la tracción eléctrica, en los que atravesamos pueblos del Empordà como Gualta (con un puente que fue símbolo de la resistencia ante la invasión napoleónica), Fontclara y el recomendado Pals, uno de los enclaves medievales mejor conservados de Cataluña.

Las visitas guiadas cuestan de 25 € a 35 € por persona, dependiendo de la duración; y también está la opción de alquilar la bici eléctrica a 25 € diarios, por uno a seis días, e ir por libre.

Vinos, música y atardeceres

En una de las excursiones que hicimos en bici eléctrica llegamos hasta la bodega Mas Geli, donde unas salas modernas ubicados en una suave loma se presenta como el mejor balcón para degustar vinos al atardecer.

Gastronomía del territorio con vinos del Empordà. Foto Mas Geli

La ausencia de obstáculos naturales permite ver el ocaso mientras se degustan los vinos de DO Empordà, provenientes de las fincas de 15 hectáreas plantadas con uvas garnacha blanca y tinta, macabe, subirat parent, cariñena negra y blanca.

Los vinos y la música establecen un interesante maridaje no solo en los productos (algunos de sus tintos se llaman Solista nº 3, 5 y 7) sino en las actividades que se organizan en su terraza.

Atardecer con cata de vinos en el Empordà. Foto Mas Geli

Además de las visitas guiadas, en Mas Geli se ofrecen sesiones de yoga y brunch saludable entre los viñedos, degustaciones de vinos con chocolate, sesiones de música y eventos gastronómicos.

Por ejemplo, el próximo 17 de abril se realizará una jornada de arroz y jazz, maridado con vinos blancos, rosados y tintos de la bodega (50€ por persona). A no dejarlo pasar.

Caminar y degustar productos de la tierra

Una de las formas más bonitas de apreciar la belleza de la Costa Brava es a través de los caminos de ronda, senderos de más de 200 kilómetros que bordean calas, playas, bosques, pueblos y urbanizaciones.

Pero si ese paseo se combina con una degustación de platos tradicionales, mejor todavía.

Degustación de vinos en el camino de ronda de la Costa Brava. Foto JP Chuet-Missé

Esa es la propuesta que nos acercaron Clara Antúnez y Jaume Montanyà, creadores de La Gastronómica.

Una de las experiencias es degustar productos autóctonos como vinos, anchoas y quesos tras una caminata de dos horas por los caminos de ronda

Degustación frente a la cala S’alguer. Foto Diego Espada | Arxiu Imatges PTCBG

Tras haber realizado una caminata de un par de horas por la costa de Palamós hacia la Playa del Castillo, desplegaron tres excelentes vinos (Celler Brugarol, Vinyes dels Aspres y Celler Viníric) junto a anchoas de L’Escala, queso de oveja producido en las granjas cercanas, pan de payés con tomate y chocolates regados con aceite de oliva.

Esta experiencia (30€ por persona) se suele servir entre las ruinas del castillo medieval de Sant Esteve, y es una de las tantas actividades que organizan, como ser paseos gastronómicos en un antiguo barco de madera restaurado, catas de vinos, maridajes con quesos y hasta vuelos en globo.

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