Dónde se rodó ‘Alma’, la nueva serie de Netflix de la que todo el mundo habla

Pueblos, montañas, playas y palacios de Asturias se convierten en escenarios de ‘Alma’, el nuevo thriller de Netflix que combina fenómenos sobrenaturales, fábulas, misticismo y pérdida de recuerdos

Asturias es el principal escenario de Alma. Foto: Lander Larrañaga | Netflix.

Nació como un cortometraje que su director, Sergio G. Sánchez, escribió tras sufrir un accidente de tráfico que le provocó amnesia. Evolucionó después a largometraje y finalmente Alma se estrena este 19 de agosto como serie en Netflix, un thriller en el que convergen fábulas, historias reales y fenómenos sobrenaturales y que relata, según su creador, de “cómo acabamos por convertirnos en una mezcla de nuestros recuerdos”.

La historia de Alma, a la que da vida en pantalla Mireia Oriol, es la de una joven que pierde todos sus recueros tras un extraño accidente de tráfico durante un viaje de instituto en el que mueren gran parte de sus compañeros. Además, habla también de encontrar la propia identidad, cuenta el director de El secreto de Marrowbone, “algo que nos lleva una vida”.

‘Alma’, entre la fantasía y el terror

A lo largo de 9 episodios, que se estrenan hoy en todo el mundo en la plataforma, Alma se despierta se despierta en un hospital sin un ojo y sin recordar nada del incidente ni de su pasado. Su casa está repleta de recuerdos que no son suyos y tanto la amnesia como el trauma hacen que experimente terrores nocturnos y sufra unas visiones que no consigue desentrañar.

Con la ayuda de sus padres y amigos, desconocidos para ella, intentará descubrir el misterio que rodea al accidente a la vez que lucha por recuperar su vida y su identidad.

Dirigida por el propio Sergio G. Sánchez junto a Kike Maíllo (EVA), Alma cuenta con un reparto en el que además de Oriol (Las del hockey), podemos ver también a Alex Villazán (Caronte), Pol Monen (¿A quién te llevarías a una isla desierta?), Claudia Roset (SKAM), Javier Morgade (El nudo), Nil Cardoner (Las del hockey), María Caballero (El ministerio del tiempo) y Milena Smit (No matarás).

Completan el reparto Elena Irureta, Marta Belaustegui, Josean Bengoetxea, Cándido Uranga, Katia Borlado, Ximena Vera, Celia Sastre, Laura Ubach, Raúl Tejón y Alejandro Serrano.

Sergio G. Sánchez viajó a su Asturias natal para encontrar las localizaciones en las que enmarcar esta historia sobrenatural

La producción corre a cuenta de Beleń Atienza (Jurassic World: El reino caído, El secreto de Marrowbone), Sandra Hermida (Arde Madrid, El secreto de Marrowbone) y Jesús de la Vega (Intruders, Hierro).

‘Alma’ se rodó fundamentalmente en Asturias. Foto: Quim Vives | Netflix.

Asturias, escenario de ‘Alma’

También guionista de guionista de El orfanato o Lo imposible, Sergio G. Sánchez viajó a su Asturias natal para encontrar las localizaciones perfectas en las que enmarcar esta historia sobrenatural (rodada casi en su totalidad en el Principado, con escenas también en Barcelona).

Los lugares filmados contribuyen a la sensación a la tensión constante y peligro que acecha en todo momento.

“El paisaje del Principado de Asturias tiene algo de cuento de hadas, muy místico y muy puro”, cuenta su director en una entrevista con Efe, y reconoce que se ha ayudado de estas localizaciones para entroncar la serie en ese mismo halo de las fábulas.

Rodada durante 100 días, entre septiembre de 2020 y febrero de 2021, el equipo viajó de oriente a occidente por montañas, pueblos y playas para retratar algunos de los lugares más impactantes del Principado como el Puerto de la Cubilla, el parque de Cubera, el Angliru, Luarca, Muros de Nalón o la Cuevona de Ardines.

El misterioso bosque de ‘Alma’ es en realidad el Parque de la Cebera en Lugones. Foto: Lander Larrañaga | Netflix.

Un personaje más de la trama

La trama de Alma arranca con una excursión de estudiantes, a los que conocemos en un refugio rural en medio de las montañas que la productora, Sospecha Films, encontró en el Parque Natural de Redes, una Reserva de la Biosfera ubicada en la zona centro oriental del Principado, muy cerca de Castilla y León.

Los chicos se internan en un bosque misterioso y plagado de leyendas que no es otro que el Parque de la Cebera, en Lugones. A apenas 4 km de Oviedo, se trata de un verdadero pulmón verde con alrededor de 2.000 especies vegetales entre árboles y arbustos, entre los que sobresale un ejemplar de cedro del Líbano de 30 metros de altura y 6 metros de perímetro.

No es spoiler que el viaje acaba en tragedia en forma de accidente de autobús, concretamente en las carreteras nubladas del Puerto de la Cubilla, puente entre Asturias y Castilla y León y con una cota máxima de 1.683 metros sobre el nivel del mar.

El mítico pico Angliru es otro de los escenarios de la trama. Foto: Lander Larrañaga | Netflix.

Montañas, cuevas y catacumbas

No son las únicas montañas que se retratan en Alma, donde también aparece el mítico pico Angliru, en el corazón de la sierra del Aramo entre los concejos de Riosa y Quirós, de 1.570 metros de altitud y famoso por sus participaciones en etapas ciclistas de la Vuelta a España (la dureza de la ascensión es reconocida en el circuito internacional).

Junto a las montañas, también las cuevas asturianas cobran protagonismo en la serie, concretamente la Cuevona de Ardines, retratada en el capítulo 3, una inmensa cúpula geológica del Macizo de Ardines (en su sala principal el techo alcanza los 40 metros de altura).

Para visitarla, eso sí, hay que subir 300 escalones, aunque el esfuerzo se ve recompensado. Además, se puede visitar sin coste adicional con la entrada a la vecina cueva de Tito Bustillo y su Centro de Arte Rupestre.

La Cuevona de Ardines en ‘Alma’. Foto: Lander Larrañaga | Netflix.

Las catacumbas a las que bajan algunos de los protagonistas de Alma son en realidad unos depósitos de agua que se localizan en Roces (Gijón).

Se trata de la construcción de este tipo más antigua de la ciudad (los primeros se construyeron entre 1887 y 1889) y son una suerte de catedrales de patrimonio industrial bajo tierra con sus imponentes arcos.

Depósito de agua de Roces, en Guijón. Foto: Lander Larrañaga | Netflix.

Cementerios y palacios

El núcleo urbano central de esta historia sobrenatural es, por su parte, Luarca. Aunque es uno de los pueblos marineros con más encanto del Cantábrico, como puede verse en las escenas en que aparecen su puerto y su muelle, en Alma se retratan algunos de sus rincones más inquietantes, como el cementerio.

En una ubicación privilegiada, sobre un promontorio que sirvió de baluarte defensivo de los ataques provenientes del mar, como curiosidad en este lugar se encuentran los restos del Nobel de medicina Severo Ochoa de Albornoz, y de su mujer Carmen.

Rodaje en el cementerio de Luarca. Foto: Lander Larrañaga | Netflix.

La casa en la que vive la protagonista, sin embargo, no se rodó en este municipio, sino en la vecina Muros de Nalón, una localidad que vive también mirando al mar y al río Nalón y que tiene como principales atractivos la playa de Aguilar, San Esteban con sus piscinas de agua salada, su paseo fluvial, sus elegantes villas y una hermosa senda costera.

Otros de los personajes de la serie viven en hogares más selectos, como el elegante Palacio de la Riega, en Gijón, hogar de Elena Irureta (Bittori en Patria) que aquí se mete en el papel de la profética Aurora.

Palacio de la Riega, en Gijón. Foto: Quim Vives | Netflix.

Es también el caso del Palacio de Figueras, en Castropol, un inmueble declarado Bien de Interés Cultural con categoría de monumento que se alza sobre la ría del Eo.

Con una torre cuyos orígenes se remontan al siglo XVI y un estilizado palacio de dos alas de los siglos XVIII y XX donde hoy se realizan elegantes bodas y eventos, este palacio es en Alma la casa familiar de los hermanos a los que dan vida los actores María Caballero y Javier Morgade.

Palacio de Figueras en Castropol. Foto: Lander Larrañaga | Netflix.

Más imponente si cabe es el Castillo de las Caldas o castillo de Priorio, en Oviedo, del siglo XIX aunque edificado sobre una construcción anterior, con un aura casi mágico que desprenden sus torres que apenas sobresalen entre la densa vegetación de su entorno.

Castillo de las Caldas. Foto: Lander Larrañaga | Netflix.

Escenarios que realzan el mar

Otro de los grandes atractivos asturianos, sus fascinantes playas, aparecen también en la serie, en este caso como escenarios de trascendentes reflexiones o destacados encuentros.

Es el caso de la playa de Porcía, entre El Franco y Tapia de Casariego, donde asistimos a un momento de unión y conexión entre los jóvenes.

Playa de la Porcía. Foto: Lander Larrañaga | Netflix.

También brilla en pantalla la playa San Pedro de la Ribera, una de las más populares del concejo de Cudillero, donde vive en una caravana Nico, el personaje interpretado por Milena Smit.

Acantilado de Cabo Busto. Foto: Quim Vives | Netflix.

La playa de Moniello, en Gozón, una bella cala rocosa localizada al oeste de Luanco, y el acantilado de Cabo Busto junto a la playa Bozo, un impresionante mirador sobre el Cantábrico, son otras de las localizaciones exteriores más hermosas que se pueden admirar en Alma (y, afortunadamente, conocer fuera de la pantalla).

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