Martha’s Vineyard ya no es sólo para aristócratas

La isla al norte de EEUU, tradicional centro de vacaciones de políticos y empresarios, se abre con opciones de cultura y naturaleza más populares

Playas de extensiones generosas, arte, deporte, buena comida y una tranquilidad característica de los pueblos tradicionales. La pequeña e histórica isla de Martha’s Vineyard, a muy poca distancia de Cape Cod (Massachusetts), atrae cada vez más a miles de turistas cada año, y va en camino de ser uno de los destinos más populares de la costa noreste de los Estados Unidos.

Tradicionalmente ha sido un destino de presidentes, empresarios, aristócratas y nuevos ricos. Pero el enclave busca quitarse la pátina de pretencioso destino de élite y se presenta con una oferta de naturaleza y cultura para diversos públicos.

Tanto en verano como en otras épocas del año, la visita a las playas de las islas es un plan muy recomendado. Martha’s Vineyard tiene una costa con sitios naturales protegidos de aguas poco profundas, sobre todo en los sectores del en norte y el este, hasta la zona conocida como la “gran ola” en la costa sur. En Edgartown, se ubica South Beach (también llamada Katama Beach) con casi cinco kilómetros de dunas de arena y enormes olas, óptimas para la práctica de surf.

Compras y aventura en Edgartown

Edgartown también es reconocido por la amplia oferta en galerías y boutiques de moda sobre la costa; además, una propuesta pastelera especial, como lo son los dulces de Murdick’s Fudge. Las clásicas postales que se pueden admirar en su puerto son también otro atractivo; además, las pintorescas casas de estilo victoriano hacen un marco recomendado para los atardeceres de la isla.

Puerto de Edgartown, en Martha's Vineyard
Puerto de Edgartown, en Martha’s Vineyard

Para descubrir la gastronomía local, se sugiere descubrir el mercado de pescados de Larson, en Menemsha, donde se puede probar las famosas langostas al vapor y los mejillones con maíz y mantequilla; o degustar el menú de tres platos mientras se contempla la caída del sol en Aquinnah’s Outermost Inn.

Desde el puerto de Edgartown se puede tomar un ferry para cruzar los 160 metros que separan a Martha’s Vineyard de Chappaquiddick. Una pequeña isla rural con tres áreas conservadas, Wasque, Cape Poge Wildlife Refuge y Mytoi (un impecable jardín botánico), un lugar sugerido para una escapada de fin de semana.

Varios paseos alrededor de la isla se pueden realizar en taxis o buses de dos pisos. Sin embargo el más recomendado es el que se puede hacer en bicicleta (si no hay demasiado viento).

Los cinco faros que funcionan en la isla son uno de los principales atractivos de Martha’s Vineyard. Un recorrido a la cima del Faro de Edgartown regalará al visitante una de las mejores postales con el puerto del pueblo de fondo.

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Soledad en las largas playas de Martha’s Vineyard.

Deportes acuáticos

La práctica de deportes en la isla es otros sus atractivos. Las condiciones del mar se dan para que en las costas de Martha’s Vineyard se realicen windsurf, jet ski o canotaje. Sus campos de golf merecen una mención especial, considerados como uno de los mejores de esta zona del país, eran una de las principales razones por las que Barack Obama visitaba la isla en sus años de presidente.

Martha’s Vineyard también es el lugar elegido por las parejas enamoradas. Es uno de los destinos más populares de la región para quienes deseen casarse en la playa, sobre todo en primavera y verano.

Hay dos formas para llegar hasta esta isla: por agua o por aire. Diferentes ferrys conectan la isla con varios puertos de los estados de Nueva York o Rhode Island y desde Cape Cod. Su aeropuerto, por otra parte, recibe vuelos todo el año desde Massachusetts y en temporada alta desde varias de las ciudades más importantes de la Costa Este.

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