Explorando el Matarraña: descubre la Toscana española a ritmo pausado

Teruel existe y además es bellísimo: esta ruta en coche por la comarca del Matarraña, llamada la ‘Toscana española’, es la mejor muestra

Valderrobres, un pueblo de cuento en la Toscana española.

Que Teruel existe ya lo sabemos; que además en sus silenciosas y montañosas tierras se come estupendamente ya te lo hemos contado; que tiene nieves y aguas cristalinas, pinturas rupestres, huellas de dinosaurios, iglesias góticas y arte mudéjar, murallas, castillos y hasta cárceles que merece la pena visitar es lo que veremos en esta ruta por el Matarraña, un roadtrip por uno de los paisajes más bellos de Aragón que, con sus verdes y onduladas colinas tapizadas de olivos y almendros suele recibir el sobrenombre de la ‘Toscana española’.

Lentamente y por carreteras secundarias, escalando cerros o descendiendo profundos valles, los kilómetros forman parte (y placentera) de una ruta por el este de Teruel que nos llevará al corazón de la comarca del Matarraña.

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Entre Calaceite y Torre del Compte

El pueblo de Calaceite es el punto de partida. De precioso casco urbano declarado Conjunto Histórico-Artístico e incluido en el selecto club de los Pueblos más bonitos de España, desde su Plaza Mayor, con su ayuntamiento renacentista del año 1609 y bellos soportales, se despliegan preciosas calles con casas solariegas en piedra decoradas con balcones de forja y escudos nobiliarios.

Calaceite. Foto: Los Pueblos más bonitos de España.

La iglesia de la Asunción, una de las obras barrocas más importantes de la comarca, los portales de la Capilla del Pillar y de Orta, Casa Moix o la plaza Los Artistas, que desde 1999 recuerda a todos y todas las artistas e intelectuales que han confluido en esta localidad desde J.Cabré y S.Vidiella hasta T.Jassà pasando por J.Donoso y A.Crespo, son otros de los lugares que no hay que perderse.

Continuamos ruta hacia Torre del Compte, a la vera del río Matarraña que da nombre a la comarca y donde descubrir sus edificios de sillería, una iglesia gótica y una puerta de la antigua muralla con bonitas vistas al valle, de nombre el Portal de Les Creus.

De La Fresneda a Valderrobres

Más joyas históricas se encuentran en La Fresneda, una localidad encaramada a un monte desde el que se derrama escalonadamente desde la ermita de Santa Bárbara, empleada como baluarte defensivo durante las guerras carlistas, al antiguo castillo.

En el trayecto merece la pena detenerse en el ayuntamiento, de estilo renacentista, el palacio de la Encomienda y diversas casas señoriales de los siglos XVI a XVIII a lo largo de la calle mayor y en la plaza mayor de planta triangular.

Calle Mayor. Foto: Turismo La Fresneda.

Aunque no te alojes, no dejes de pasar por el Convent Virgen de Gracia, del siglo XVII, hoy un elegante hotel boutique.

El camino a Valderrobres atraviesa por hermosos parajes plagados de almendros donde el río Tastavins realiza un bonito salto en una cascada de 20 metros.

Un puente medieval de piedra dibuja la más bella entrada para esta localidad, un pueblo de auténtico cuento construido en una ladera sobre el Matarraña. De cuatro ojos, sólido y robusto, atraviesa el Portal de San Roque para llegar al Ayuntamiento y la plaza.

La iglesia parroquial de Santa María la Mayor, de estilo gótico, está entre sus joyas, al igual que el Castillo del Arzobispo (antiguamente intercomunicados).

Puente medieval de Valderrobres. Foto: Los Pueblos más bonitos de España.

El Torreón de Valentinet, el Palau, el Hospital y la Fonda de la Plaza son otros de sus atractivos, como las renacentistas Casa Molés, Casa Foz, Casa Pereret o Casa Loscos. La Casa Consistorial, emblema de la comarca, fue reproducida en El Pueblo Español levantado para la Exposición Universal de Barcelona de 1929.

Rumbo a Beceite

La arquitectura medieval de portales y edificios construidos en sillares de piedra se repite en Cretas, pueblo que encontramos sobre una pequeña elevación en la margen derecha del barranco de Calapatá; así como en la villa de Beceite.

Cretas. Foto: Turismo de Aragón.

Importante por su industria papelera en los siglos XIX y XX, que llegó a contar con 9 molinos, de sus fábricas salía el papel que Goya utilizaba para sus grabados e incluso papel moneda para el estado.

Cerca se encuentra la garganta caliza de El Parrizal, con numerosas pozas para refrescarse en verano y hogar de varias especies de fauna autóctona.

Los cañones de roca de los Puertos de Beceite, de gran altitud, se pueden descubrir en una ruta donde hay que transitar por pasarelas para atravesar los puntos más difíciles.

Camino natural de El Parrizal, en Beceite. Foto: EFE.

De Fuentespalda a Ráfales

El trayecto sigue por el pueblo de Fuentespalda, que aloja interesantes palacios como los de las calles Llana, San Francisco, del Puente y Mayor, así como el portal y la capilla de San Antonio.

Como hemos visto en otras localidades, este tipo de portales de las murallas medievales sobre los que se construyeron más adelante capillas de estilo barroco suponen uno de los elementos más originales del patrimonio arquitectónico de la comarca del Matarraña.

Peñarroya de Tastavins es otro alto en el camino, con la excelente muestra de arte mudéjar que es el Santuario de la Virgen de la Fuente, especialmente su techumbre de madera decorada con motivos heráldicos y rostros humanos que se incluyó en la declaración de Patrimonio Mundial por la UNESCO del arte mudéjar de Aragón en 2001.

Además, el ayuntamiento con la antigua cárcel, la capilla de la Virgen del Carmen, uno de los siete portales que permitía el acceso al núcleo urbano cuando estaba amurallado, los restos de la lonja y el castillo o el espacio gótico Lo Roser, antigua iglesia de San Miguel cuyo ábside aloja hoy un espacio cultural.

Calle de Rafales. Foto: Turismo de Aragón.

De nuevo en la carretera, recorremos los kilómetros que nos separan de Ráfales, en plena zona montañosa entre las cuencas de los ríos Tastavins y Guadalope y donde todavía se alza un castillo de la Orden de Calatrava que conserva parte de su arquitectura original, como el arco de acceso con la cruz de Calatrava en su clave.

La plaza Mayor con singular forma de L y el Ayuntamiento de estilo renacentista con la lonja abierta a los portales (especialmente bonito es el punto en el que confluyen el portal de San Roque y el de la Villa con la Lonja del Ayuntamiento) y la Torreta, de carácter defensivo, están entre sus atractivos.

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