Cinco planes sostenibles para desconectar a minutos de Barcelona

El Vallès Oriental, con sus senderos para recorrer en bici o a pie, sus pueblos y sierras boscosas, ofrece toda clase de programas sostenibles

En el Vallès hay numerosas opciones de turismo activo. Foto Turismo de La Garriga

Pregonar la sostenibilidad está muy de moda, pero otra cosa es ponerla en práctica. Por suerte en el Vallès Oriental, la comarca vecina a Barcelona, hay una gran cantidad de opciones turísticas que cuentan con el Certificado Biosphere, que garantizan el respeto por el medio ambiente.

Una de las ventajas del Vallès es su excelente comunicación con la capital catalana, con lo cual a muchos destinos se puede llegar en tren de Cercanías o, en todo caso, con autobuses interurbanos; una opción más ecológica que estar usando el coche.

Las ruta de La Garriga

Según aconsejan en la Diputación de Barcelona, un buen punto de partida para conocer el Vallès Oriental es La Garriga, donde desde su centro de visitantes parten diferentes rutas para realizar a pie o en bicicleta.

Casa modernista en La Garriga. Foto Rosa Guerra – CC

Precisamente en bici es la mejor forma de llegar al pueblo de Figaró-Montmany, una de las puertas de entrada al bonito Parque Natural y Reserva de la Biosfera del Montseny.

En tanto los que prefieren caminar puede optar por los sencillos senderos de la Ruta de los Árboles o la Ruta de la Riera de Vallcàrquera, que transcurren entre bosques y campos sembrados.

Desde La Garriga parten varias rutas y senderos, como la de Los Árboles o la de la Riera de Vallcàrquera, que transcurren entre bosques y campos sembrados

Al regresar a La Garriga se puede caminar por su centro histórico, con sus calles empedradas y su rico patrimonio de casas modernistas. Es más, si es sábado, es la ocasión ideal para comprar los vegetales y otros productos sostenibles de los agricultores de la región

Comer y dormir en un antiguo molino

En La Garriga hay una interesante oferta gastronómica, pero si se quiere combinar naturaleza y buenas comidas se pueden probar los platos de Kilómetro Cero del Hotel Molí de la Torre, un alojamiento rural 100% sostenible instalado en un antiguo molino.

El antiguo molino convertido en un coqueto hotel rural. Foto Hotel del Molí

Ubicado a 35 km de Barcelona, en el pueblo de Bigues i Riells del Fai, sirve como base para realizar caminatas por el entorno boscoso como la ruta literaria Maria de Bell-lloc.

Experiencias con el aceite

Otra opción es participar de las oleoexperiencias que ofrece la cercana Masía Can Viver, una antigua finca dedicada desde el siglo XII a la producción del aceite de oliva.

Antiguas masías como Can Viver o Can Burguès, permiten tener nuevas experiencias con catas de aceite o visitas a las granjas

Cata de aceite en Can Viver

Además de las catas de aceite, exquisitas muestras del oro verde, la masía es un fascinante viaje por la historia y los secretos de la vida rural, que los miembros de la familia Viver están encantados de presentar.

Desconexión en la masía

Otra experiencia agrícola a tener en cuenta en la región es la que ofrece Can Burguès, una masía que desde el siglo XIII pasa de padres a hijos.

Allí es posible alojarse en La Caseta, la antigua vivienda de los trabajadores; o en Los Cerezos y Los Riscos, que eran las buhardillas de la casa, que han sido restauradas con mucha dedicación.

Masia de Can Burgues

En un entorno de gran tranquilidad en sus jardines y plantaciones de almendros, los más pequeños estarán fascinados con las gallinas, conejos y con el cerdo que habitan en la granja, y donde es posible comprar los huevos que se recogen de las aves ponedoras.

Senderismo por los Riscos de Bertí

Más intenso, apto para los que presumen de buena forma física, es el ascenso a la cima del Puiggraciós, en una ruta que se combina con el bonito espacio natural de Los Riscos de Bertí.

Vista de los Riscos del Bertí. Foto Turismo de Cataluña

Este es un espacio protegido donde se pueden encontrar cuevas, lagos y saltos de agua, y que destaca por los acantilados rocosos que arcan el límite geológico entre la depresión del Vallès y el altiplano de El Moianès, donde basta levantar la vista y siempre habrá un ave rapaz rondando por el cielo.

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