Cinco maravillas del centro de Portugal que justifican una escapada

En el centro de Portugal, las bellezas naturales de Castelo Branco, la sierra de Guarda y los pueblos de Portalegre ofrece una agradable salida a pocos kilómetros de la frontera española 

Atardecer en Castelo de Vide. Foto Jocelyn Erskine-Kellie – CC

Desde la provincia de Cáceres basta una rápida escapada en coche para llegar al distrito de Castelo Branco, una zona donde además de su ciudad homónima hay atractivos naturales y bonitos pueblos por conocer, en una propuesta turística que se extiende a otras localidades de Portalegre.

Tomando como fuente de inspiración el libro 101 lugares de Portugal Sorprendentes, de Àlex Tarradellas (Anaya Touring), el destino más popular de esta franja fronteriza es Monsanto.

El primer pueblo elegido como el más bonito

Se trata de una pequeña villa que fue elegida en 1938 como el pueblo más bonito de Portugal. Más allá de los motivos propagandísticos, no cabe duda que el lugar tiene un magnetismo que trasciende el tiempo.

El gallo de plata que simboliza a Monsanto. Foto Miguel Silva | Unsplash

En Monsanto llama la atención los grandes bloques de granito que fueron aprovechados por los pobladores como techo o paredes de sus casas

El pueblo está rodeado de grandes rocas de granito, de las cuales muchas se han usado como parte de las viviendas, una curiosidad que no ha evitado la despoblación de la que se salva, aunque sea de forma esporádica, con la llegada de propietarios de segundas residencias.

Tanto Monsanto como la cercana Idanha-a-Nova tienen una fuerte tradición musical con las adufeiras, melodías que se tocan con un tambor autóctono.

El pueblo de Monsanto, construido entre rocas. Foto Vitor Oliveira – CC

Portas do Ródão, el cuello del Tajo

En la región se pueden visitar el bello paraje de Portas do Ródão, una de las maravillas del Parque Natural del Tajo, cuya administración comparten el distrito de Castelo Branco con el gobierno de Extremadura.

Se trata de dos formaciones rocosas que parecen darse la mano en el curso del río, capricho geográfico donde se encuentra el castillo de Ródão, origen de una famosa leyenda de reyes despechados y esposas condenadas a morir despeñadas por las paredes rocosas.

El lugar se puede explorar en paseos lacustres o por los senderos, donde suelen divisarse buitres moteados, cigüeñas negras y milanos reales, además de algún ciervo que con algo de suerte se cruza por el camino.

Portas do Ródão, el cuello natural del Tajo. Foto Vítor Ribeiro – CC

Allí es posible conocer la larga tradición de cultivo de la oliva y su producción del oro verde, como se ve en el Núcleo Museológico do Azeite, que recuerda la existencia de 60 lagares en la región.

Otro museo, el del Contrabando, explora la historia de cómo los pobladores de uno y otro lado de la frontera usaron el Tajo como vía de escape de la pobreza.

Sierra da Estrela, el punto más alto del Portugal continental

También en Castelo Branco se encuentra la Serra da Estrela, sitio de gran valor geológico e integrante de la mayor área protegida de Portugal, donde está el pico más alto del territorio peninsular del país, el Torre con sus 1.993 metros.

La Serra da Estrela, que roza los 2.000 metros, es el punto más elevado del territorio continental de Portugal

Allí está la ciudad más alta del estado, Guarda, a 1.056 metros, y en donde se encuentra la única estación de esquí del país.

Las aguas de los ríos Mondeo, Zezere y Alva bañan las cuestas, donde emergen termas de propiedades terapéuticas; en un paisaje con senderos como ‘la ruta de las 25 lagunas’ que anticipan el imponente despliegue de naturaleza.

Serra da Estrela, el punto más alto del Portugal continental. Foto El pueblo de Monsanto, construido entre rocas. Foto Vitor Oliveira |CC

Por las carreteras 230, 231 y 339 se llega a los pueblos de Sabugueiro, Alvoco da Serra, Loringa y Unhais da Serra, guardianes de la larga tradición de pastoreo y cría de ovejas.

Allí se produce el exquisito queso mantecoso de la Serra da Estrella, elaborado con leche de oveja y flores de cardo, una receta creada para paliar el hambre y que ha derivado en un producto de gran calidad.

El pueblo detenido en el tiempo

Bajamos hacia el sur, a la región de Alto Alentejo, donde se encuentra la sierra de São Mamede con aguas termales buscadas por sus propiedades benéficas para el cuerpo.

Allí está el pueblo de Castelo de Vide, conocido como ‘la Sintra del Alentejo’, hogar de una exuberante vegetación autóctona, con casas blancas en callejuelas empedradas que siempre están decoradas por rosas y hortensias.

Casas de Castelo de Vide. Foto Jocelyn Erskine-Kellie – CC

Su barrio judío es uno de los mejor conservados de Portugal, y el pasado también se encuentra en el castillo medieval que bautiza el pueblo, o en la iglesia de Santa María de Devesa, que data del s.XIII.

El mirador de Marvão

Otro pueblo recomendado del Alto Alentejo es Marvão, que había sido alabado por José Saramago en su obra Viaje a Portugal, gracias a las espectaculares vistas de esta villa fortificada.

 Construida en un peñón a 800 metros de altura, que si hay tiempo claro permite divisar desde la sierra de São Mamede y el vecino municipio de Valencia de Alcántara hasta alcanzar las cumbres nevadas de la Serra da Estrela.

Marvão vista desde las alturas. Foto Siwmae

El pueblo también ha recurrido al contrabando con pobladores extremeños para sobrevivir.

Allí llegaba el Ramal de Cáceres, que fue cancelado en 2012; situación de desamparo en las comunicaciones que se sumó al cierre del ferrocarril Lusitania.

Pero si se cierra una puerta se abre una ventana, dice el dicho, y un matrimonio de una portuguesa y un neozelandés enamorados de la región decidieron levantar los rieles y crear carriles bici entre las estaciones de Beirão-Marvão y Castelo de Vide. Transitarlos vale la pena para fascinarse con esta geografía amable.

a.
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