Viaje por los pueblos donde hay más librerías que bares

En España, Reino Unido, Francia, Bélgica y Países Bajos encontramos encantadores pueblos que sorprenden por la gran cantidad de librerías y talleres de encuadernación que alojan

En Europa hay un puñado de pueblos que llaman la atención de los amantes de la literatura porque, aunque sea un chiste fácil, son sitios que tienen más librerías que bares.

En España es conocido el caso de Urueña, en la provincia de Valladolid, donde tiene una tasa de librerías inusitadamente alto respecto a su escasa población.

Esta explosión comercial se traslada a otros pueblos de Gales, Bélgica, Francia y los Países Bajos; donde la vida de libros y anaqueles puede haber llegado como estela de una librería emblemática o como estrategia turística.

Vamos a conocerlos.

Urueña, España

Por razones de cercanía iniciamos este viaje por la citada Urueña. Ubicada a 45 kilómetros de Valladolid y a 57 de Zamora, tiene una población de menos de 200 habitantes pero en su bonito casco antiguo cuenta con 12 librerías, algunas de ellas con especializaciones muy interesantes.

Entre ellas están Primera Página, Alcaraván (con un gran fondo de cultura e historia castellana), Alcuino Caligrafía & Arte (donde se aprende a dominar ese arte de la escritura), El Grifilm (dedicada al cine), El Rincón del Álbrego (con muchas obras descatalogadas y clásicas), Enoteca (sobre vinos) y La boutique del cuento (para niños y adolescentes), entre otras.

Murallas de Urueña. Foto Fidel Raso

Rodeada por sus murallas medievales, en Urueña se encuentran el Centro e-LEA Miguel Delibes para promover la lectura, y los Museos del Cuento, de la Campana y de la Música – Colección Luis Delgado.

Hay-on-Wye, Gales

Este pueblo del condado galés de Powys es conocido en Reino Unido por tener una gran cantidad de locales dedicados a la venta de libros antiguos y de segunda mano.

Librerías en Hay-on-Wye. Foto Steve Parker-CC

Esta fama es obra de Richard Booth, quien abrió una librería de viejo en 1961 y su éxito comercial fue replicado por otros comerciantes que se instalaron en esta localidad de 1860 habitantes.

Richard Booth dio alas al pueblo galés de Hay-on-Wye con la venta de libros usados, y sobre todo cuando lo declaró como principado autónomo

Para darle más vidilla a la promoción Booth declaró que Hay-on-Wye era un principado autónomo, y por supuesto, que él era su rey.

Venta de libros usados en Hay-on-Wye. Foto Michael Day-CC

Desde 1988 el pueblo acoge un festival literario, que alcanzó fama mundial cuando en 2002 Bill Clinton fue una de las estrellas invitadas.

Este certamen ganó el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2020.

Redu, Bélgica

Redu, en la región belga de las Ardenas, en 1984 se proclamó como Villa del Libro. Por aquel entonces el pueblo de poco más de 400 habitantes llegó a tener 40 librerías.

Librería en Redu, Bélgica. Foto Ayuntamiento de Redu

Pero como suele pasar con otras fiebres comerciales, la demanda inicial impulsada por la curiosidad y el turismo fue decayendo los años siguientes y muchas librerías cerraron sin un recambio de aperturas.

Actualmente quedan 24 establecimientos, lo que igualmente es una cifra importante para su escasa población.

Redu organiza varios eventos para promover su cultura bibliófila, como una fiesta del libro el sábado y domingo de Pascua, el fin de semana de los Oficios del Libro el domingo y lunes de Pentecostés, y la Noche del Libro el primer sábado del mes de agosto.

Montolieu, Francia

A 20 minutos al noroeste de Carcasona y a 45 minutos de Toulouse, la villa medieval de Montolieu se presenta como el Pueblo del Libro y las Artes francés.

En sus callejuelas empedradas se despliegan una quincena de librerías, donde todas comparten un rasgo: solo se venden libros usados, entre ejemplares de ocasión y ediciones descatalogadas; además de pósters y periódicos del siglo XIX y principios del XX.

Venta de libros en Montolieu. Foto Turismo de Grand-Carcassone

La quincena de librerías de Montolieu comparten un rasgo: todas venden libros usados y ediciones descatalogadas

El pionero del cambio de vida de este pueblo francés de 800 habitantes fue Michel Braibant, un encuadernador belga instalado en Carcasona que también impulsó la creación un Conservatorio de Artes y Oficios del Libro.

La vida cultural también se expande en el Museo Cerès Franco, que presenta pinturas y cerámicas de artistas de la región.

Bredevoort, Países Bajos

En el límite con Alemania, la ciudad neerlandesa de Bredevoort repite el concepto comercial de Montolieu.

En este pueblo de 1.500 habitantes se encuentra más de 20 librerías, dedicadas a la venta de ejemplares usados y descatalogados.

Libros a dos euros en Bredevoort. Foto Dutch Simba – CC

Entre los comercios de este pueblo están el del encuadernador Charter Laudes, los anticuarios De Boekenspeurder, Veelheden Hoe, Boek en zo, The English Bookshop (solo literatura en inglés), ‘t Snuffel (con venta de discos), De Kantlijn (con un abundante catálogo de pósters), De Steunbeer (especializado en literatura de los Países Bajos) y Bücher Mammut (dedicado a libros en alemán).

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