De Punta del Este a Cartagena de Indias: los secretos de los balnearios más exclusivos del hemisferio sur
Hedonismo, lujo, tradición y diseño se conjugan en estas mecas turísticas de Uruguay y Colombia, dos destinos recomendados para desconectar en la primavera austral
Uno es sinónimo de sofisticación y elegancia. El otro representa la historia y la tradición. El primero está en un país tan organizado y civilizado que se lo conoce como la Suiza de Sudamérica. El segundo mira al Caribe desde al costa de una nación que tras décadas de guerra civil está encontrando el camino a la paz.
Estamos hablando de Punta del Este y Cartagena de Indias, dos de las ciudades turísticas más exclusivas del hemisferio sur; lugares ideales para escapar del frío europeo que llegará en pocas semanas para pasar una vacaciones a pleno sol.
Para conocer sus secretos sugerimos consultar los libros de Assouline Punta del Este y Cartagena Grace, cuidadas ediciones de 300 páginas a gran formato que se venden a 95 euros cada uno.
Punta del Este, la perla del Atlántico
Un cómico argentino dijo que “Punta del Este es el barrio más lindo de Buenos Aires”. Aunque estén a 320 km separadas por el estuario del Río de la Plata, cada enero un aluvión de residentes del país vecino aterriza en esa ciudad de Uruguay y replica las costumbres más sofisticadas de la capital argentina, pero con el toque ‘oriental’, como se les llama a los uruguayos.
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Cada enero un aluvión de argentinos se instala en Punta del Este y replican las costumbres más sofisticadas de Buenos Aires y sus ciudades
Desfiles de moda, discotecas, tiendas de alta costura, campeonatos de polo, chefs de sofisticados restaurantes, fiestas privadas, performances de artistas, revistas del corazón y propuestas de hoteles boutique conforman un universo hedonista que explota cada verano austral.
Otras caras de Punta
Pero las 200 fotografías del libro de Assouline y el texto de Bony Bullrich (abogado y curador de arte de Buenos Aires) revelan otras caras de Punta del Este, como la vida en sus granjas (llamadas chacras), el trabajo de diseñadores y artesanos como Charlie Baker, el recuerdo del pintor Carlos Páez Vilaró y su Casapueblo, una gigantesca vivienda-hotel-atelier-mirador construida “con vocación de hornero” (ave de la campiña rioplatense) o las creaciones de artistas enamorados de este rincón del mundo como Marie Ducate.
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Las páginas recorren el vecino pueblo de José Ignacio, antiguo reducto de pescadores convertido en polo de la gastronomía más exclusiva, entra en elegantes hoteles de las afueras de Punta, saborea el arte maestro de las carnes y verduras a las brasas de Uruguay y recuerda cómo la naturaleza fue generosa con este rincón del Atlántico donde de un lado está la playa Mansa y, girando la cabeza, se ven las aguas furiosas de la playa Brava.
“El encanto de Punta del Este está en la simplicidad de su sofisticación”
Bony Bullrich
“El encanto de Punta del Este está en la simplicidad de su sofisticación. Su actual cultura de emprendimientos millonarios tiene el mismo espíritu que el pasado artesanal de sus pioneros, donde el arte y la naturaleza eran los motores del progreso”, apunta Bullrich.
El alma de Cartagena de Indias
Viajamos 5.500 km al noroeste hasta aterrizar en Cartagena de Indias, ciudad con casi 500 años de historia que despliega “su esplendor colonial, su alma caribeña y su orgullo inquebrantable”, dicen Lauren Santo Domingo y Johanna Ortiz en el libro Cartagena Grace.
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Las 200 fotografías son una explosión de colores en las fachadas de casas y comercios, con ese palpitar de salsa y merengue, el esplendor de las murallas y las iglesias barrocas, con un repaso por los puestos de fruta y comida callejera, las aguas de un azul imposible, los rascacielos de la playa de Bocagrande y los bares de espíritu caribeño.
Aquí paseamos por las calles sin aceras del centro histórico de Cartagena, entramos en sitios como la Casa Estanco del Tabaco, dormimos en encantadoras habitaciones como la del Hotel Casa La Factoría o la Casa Diluca y espiamos producciones de revistas de moda en las murallas o en antiguas fincas coloniales.
“No en vano escritores, artistas y poetas han convertido a Cartagena en su musa”
Johanna Ortiz
También damos una vuelta con los carruajes tirados a caballo, nos sorprendemos con las artesanías de los sombreros o los artículos decorativos de Casa Chiqui y recorremos la larga historia de la ciudad en rincones como su puerto de pescadores, el Museo del Oro, las discotecas de salsa y las películas que han usado Cartagena como escenarios, desde Crónica de una muerte anunciada a El amor en los tiempos del cólera.
Sí, ambas son obras de Gabriel García Márquez; que si bien era originario de Aracataca, su espíritu literario flota en esta ciudad colombiana.
Así lo certifica Johanna Ortiz en el libro: “Cartagena de Indias es inspiración, grandeza y realismo mágico. No en vano escritores, artistas y poetas la han convertido en su musa, celebrando sus colores llenos de nostalgia y alegría, arquitectura que enamora, atardeceres infinitos y, lo más importante, su gente”.