48 horas en Granada: música, tapas y los mejores miradores de la ciudad
La terraza que no te puedes perder, la ruta de tapas definitiva, miradores y los mejores lugares para descubrir la potente escena musical de Granada

Una terraza imprescindible en Granada. Foto: Marcos Yllera | Hotel Barceló Carmen.
Caía el sol el 14 de septiembre de 2023 y la música tomaba la terraza de un céntrico hotel granadino, Barceló Carmen, que celebraba su inauguración oficial. Bien cerquita del público, Arde Bogotá arrancaba su acústico con lleno total y máxima expectación cuando, de repente, comenzaron a sonar unos acordes ajenos a su repertorio.
Sería capaz / de cambiar el calendario lunar / para verte aquí en Granada un día más.
Rodeados por la misma Alhambra y el Paseo de los Tristes citados en los versos, ni Arde Bogotá, que son cartageneros, ni la banda a la que homenajeaban, la jienense Supersubmarina, son de Granada, lo que no les impidió versionar y facturar respectivamente una de las canciones más hermosas dedicadas nunca a la ciudad.
Podría llegar / A escalar esta montaña polar / Y a tu lado aterrizar / Del Veleta a Sacromonte sin mirar
“Teníamos la Alhambra y el Paseo de los Tristes a nuestras espaldas. Cómo no tocar esta canción”, explicó la banda en su cuenta de Instagram, firmando un precioso homenaje a los autores del tema -casi himno-, Supersumbarina, alejados de los escenarios y el público desde 2016 y su terrible accidente.
Y el Paseo de los Tristes, alegrar / Si te pones a bailar / Las estrellas nos alambran al pasar
Una terraza imprescindible en Granada
Dos años después, la misma terraza, B-Heaven (Acera del Darro, 62), es el punto de partida de estas 48 horas en Granada. Al atardecer, con música en directo cualquier día de la semana de junio a septiembre, merece la pena cenar rodeados de una magnífica panorámica de 360 grados que abarca desde la Catedral hasta el Carmen de los Mártires pasando por el Albaicín, el Sacromonte, la Alhambra, el Generalife, el también mítico hotel Alhambra Palace, el Teatro Manuel de Falla y Sierra Nevada al fondo.
Una terraza que sin duda está entre los mejores miradores de la ciudad y, desde luego, el único donde puedes apreciar estas vistas metido en una piscina -esta sí, de uso exclusivo para los huéspedes del hotel- a ocho pisos de altura. Imagínate aquí con un mojito, una paloma, un tiki colada o un margarita de mango. De lujo.
A 10 minutos a pie de la Catedral y con un interiorismo del estudio de arquitectura IlMioDesign inspirado en la Alhambra y las raíces mozárabes de la ciudad, el hotel cuenta también con varios espacios para acercarse a la gastronomía local y al producto de temporada y de proximidad, del gastrobar La Santa María y sus tapas viajeras, en la planta baja, a la terraza, ideal para una cena y unos cócteles a la luz de la luna, sin olvidar el excelente buffet del desayuno.
Cerámica con 500 años de historia
Si ya conoces la Alhambra y la Catedral, o si prefieres descubrir otra cara de Granada, pon rumbo a Fajalauza, una fábrica de cerámica con más de 500 años de historia (y 67 alfareros con el apellido Morales desde entonces hasta la actualidad).
Como un viaje en el tiempo, sus instalaciones en el Albaicín (Carretera de Murcia, 61), fuera de la antigua muralla de la Granada musulmana, forman parte desde 2022 de una fundación que tiene como objetivo “proteger y conservar la tradición artística y artesanal de la cerámica de Fajalauza, transmitiendo su herencia a toda la ciudadanía como patrimonio cultural inmaterial y memoria colectiva”.
Con suerte, Chemi Morales, sobrino del último propietario de la fábrica, Cecilio Morales, dirige la visita, que incluye un recorrido por la historia de la familia y por la tradición cerámica de la zona, donde no faltan piezas romanas como unas tuberías idénticas a las que sobrevivieron en Pompeya, el arte del vidriado de la cerámica, de origen árabe, el manejo del torno para modelar piezas o el funcionamiento del gigantesco horno para cocerlas.
De esta misma fábrica salieron, en los años 50 del pasado siglo, las piezas con las que se restauraron algunas partes de la Alhambra o los azulejos con los que los reyes Fabiola y Balduino de Bélgica construyeron una piscina en su palacete de Salobreña y, muchos años después, colaboraciones con Loewe o Zara Home.
Más populares, miles de piezas como fuentes, platos, jarrones, soperas, aceiteras o los clásicos lebrillos de aspecto rústico y pintados a mano con granadas, pajarillos o motivos vegetales en tonos verdes, azules y ocres están presentes en incontables hogares de muchas generaciones de andaluces.
Concertada previamente, la visita puede incluir un taller, bien para modelar o bien para pintar piezas al estilo tradicional y así llevarse un recuerdo verdaderamente artesanal. Igualmente efectivo, un paseo por la tienda nos permite hacernos con piezas ideales y perfectamente terminadas.
Miradores no tan conocidos
Si algo tiene una ciudad con tantos lugares hermosos es miradores para apreciarlo. Más allá de los más frecuentados, como los de San Nicolás, San Miguel Alto, San Cristóbal, la Churra o el Barranco del Abogado, podemos descubrir perspectivas diferentes, por ejemplo, en el restaurante El Trillo (Callejón del Aljibe de Trillo, 3).
Un oasis escondido en el laberíntico barrio del Albaicín, el restaurante se alza sobre un carmen típicamente granadino https://www.economiadigital.es/tendenciashoy/destinos/carmenes-granada-andalucia-jardines.html, como se conoce a las casas con huerta tradicionales, de la que proceden los árboles frutales y las acequias con su rumor de agua que hoy refrescan este lugar.
Si desde el jardín apenas se desvelan retazos de La Alhambra, desde la terraza superior se admira una bellísima vista con el monumento en todo su esplendor, que puede disfrutarse sin prisas mientras se degustan sus platos de esencia mediterránea.
Catando diferentes aceites de oliva virgen extra se espera la llegada a la mesa de los platos -atentos a las recomendaciones fuera de carta que aprovechan lo mejor de cada temporada-, como las alcachofas salteadas, el pulpo a la plancha con mojo picón y mahonesa de tinta de sepia, la carrillada de cerdo ibérico a los tres vinos con hortalizas de temporada, la pastela de pollo con pasas o el atún braseado.
En los postres también brilla la mano del propietario, Jesús Pernía, que aprovecha para rescatar recetas familiares de su madre y su abuela como las de la leche frita o el bizcocho de avellana con salsa ganduia y mermelada de naranja. Magnífico servicio y más que correcta relación calidad-precio.
Una vista y un ambiente totalmente diferente nos esperan en Miralba Rooftop, la exclusiva azotea del Hotel Palacio Gran Vía. Desde el punto más alto del icónico edificio que fuera la sede de la banca Rodríguez-Acosta y que ha vuelto a la vida como un cinco estrellas gran lujo enmarcado en la enseña Royal Hideaway Hotel, basta alargar el brazo para casi rozar la cúpula de la Catedral, además de admirar otra perspectiva de omnipresente Alhambra.
Ideal para rematar el día con una cena bajo las estrellas o unos cócteles con las mejores vistas, cualquier bullicio de la ciudad desaparece en este lugar, pese a estar ubicado en la Gran Vía de Colón y que, eso sí, se reserva solo a clientes alojados.
Desde luego, querrás quedarte a dormir en este pedazo de historia de Granada que fue proyectado por el arquitecto Juan Monserrat Vergés en 1905 y completamente rehabilitado por el arquitecto granadino Carlos Quintanilla y que atesora entre sus muros obras de arte que van desde piezas de origen neomudéjar del siglo XVI a pinturas de la época modernista y vidrieras de principios del siglo XX de Maumejean, además de curiosidades como las cajas fuertes originales del banco.
Una escena musical que arde
Enrique Morente, Los Ángeles y Miguel Ríos, Carlos Cano, Los Planetas, Niños Mutantes, Lagartija Nick, Lori Meyers, La Zowi, Saiko, Lola Índigo, Dellafuente…. Del flamenco al rock, del funk al dance y del indie al reguetón, Granada es un auténtico hervidero de talentos musicales.
Su estela puede seguirse por tablaos y bares de música en vivo, clubes de jazz y grandes festivales como el Granada Sound, que tiene lugar en septiembre.
Un buen lugar para tomar el pulso a esta vibrante escena musical es la mítica tienda de discos Bora Bora (Plaza Universidad, 1). Coleccionista y DJ, Gonzalo Tafalla es el propietario y alma de este proyecto, un refugio para amantes de los vinilos de cualquier género y edad donde, además, se organizan conciertos (Lagartija Nick, Viva Suecia o Iván Ferreiro son solo algunos de los que han actuado en este icónico local).
Parada obligatoria, más por lo que significa que por su oferta hostelera, es El Bar de Eric. Batería de Los Planetas y de Lagartija Nick -con quienes grabó junto a Enrique Morente el mítico disco Omega– tras hacer casi de todo en la música abrió su propio local.
A dos pasos de la Facultad de Derecho y la plaza de la Universidad, es también un pequeño templo dedicado a la música, con las paredes llenas de fotografías y recuerdos en forma de camisetas o chupas de cuero (también se pueden comprar libros, bolsos o baquetas serigrafiadas). Ideal para tomar unas cervezas con muy buen ambiente y dejarse sorprender por sus tapas veganas y vegetarianas.
Muy frecuentado también por los grupos indies locales, en el Bar Soria (Laurel de las Tablas, 3) es posible encontrarse con algún integrante de Lori Meyers o Los Planetas. Lo que es seguro, sin embargo, son sus boquerones en vinagre, deliciosos, su remojón granadino o sus carrilleras al oporto.
Granada de tapas
Como alternativa a los cócteles en las alturas proponemos una ruta de tapas que, por otro lado, tampoco puede faltar en Granada.
Partiendo de los alrededores de la Catedral, las paradas incluyen Tocateja (Trinidad, 8) y sus bravas con salsa picante que sirven gratis con la consumición, Catavinos (San Miguel Alta, 35) y sus especialidades con setas y mariscos (no te pierdas la ensaladilla de gambas y las setas con foie, huevo y trufa), y Casa Utrilla (Lucena, 13) con sus vermú y sus tapas tradicionales.
A dos minutos caminando, La Telefónica en la calle Salamanca esquina con el Arco de las Orejas recibe en una casa tradicional reconvertida en restaurante con los platos más típicos (pero bien ejecutados) como tortilla de patatas, boquerones, pimientos fritos.
También muy céntrico pero, sobre todo, muy de barrio, Bar Sancho (Tablas, 16) tiene un punto más moderno y es un buen lugar para pedir vinos por copas acompañados de tablas de embutidos o quesos.
Abierto en 1945, Bar Provincias en el número 4 de la calle del mismo nombre sigue siendo un must para el tapeo por el centro de Granada, con especialidad en tapas de tapas de pescado, gambas, mejillones o frituras de pescado.
Entre los mejores lugares para tomar un vino sin alejarse del centro, Más que Vinos (Tundidores, 10), perfecto para cerrar la ruta con una copa de vino especial acompañada de una tapa rica, como alguno de sus montaditos, conservas o quesos.
Y, así, con la barriga y el corazón contentos, ponemos fin a 48 deliciosas horas en Granada.