Por qué tienes que ir sí o sí a las Rías Baixas en otoño

Bosques de secuoyas, cascadas, miradores y ríos son algunos de los regalos de la naturaleza de esta región de Galicia que hay que descubrir esta temporada

Paisaje otoñal en Fraga de Catasós. Foto Turismo de Galicia

Nadie discute que los paisajes de Galicia tienen un aura romántica, pero esa imagen melancólica aumenta cada otoño por los senderos cubiertos de hojas, los arbustos y árboles teñidos de marrón, ocre y amarillo, las cascadas siempre vivas y la neblina que le da un aire fantasmagórico a los bosques.

Veamos algunos paisajes de las Rías Baixas ideales para descubrir en otoño

Cascada del río Toxa (Silleda)

Con su salto de 30 metros esta es la cascada más alta de Galicia. El río Toxa, que nace en la Serra de O Candán, llega hasta la parroquia de Bandeira, en Silleda, rodeado de un hermoso entorno natural.

Cascada del río Toxa. Foto Turismo de Galicia

La orografía del lugar permite contemplarla desde varios ángulos y miradores, y la excursión se puede complementar con un paseo por el monasterio románico de San Lourenzo de Carboeiro.

Fraga de Catasós (Lalín)

La Fraga de Catasós despliega un impactante bosque de robles y castaños, donde algunos son auténticos gigantes de 30 metros de altura y un diámetro cercano a los cinco metros.

En la Fraga de Catasós hay árboles que llegan hasta los 30 metros de altura

Fraga de Catasós. Foto Turismo de Galicia

Cuando se recorren estos senderos donde la luz tenue se filtra en el paisaje húmedo hay que recordar la inspiración que tuvo Emilia Pardo Bazán con su novela Los Pazos de Ulloa, donde retrató a este paraje.

Bosque de Secuoyas (Poio)

También conocido como bosque de Colón, este es uno de los bosques de secuoyas más grandes de Europa.

Son dos hectáreas de 500 ejemplares con vistas a la ría de Pontevedra, en un parque creado en 1992 como un regalo de EEUU a España en homenaje la llegada de Colón a América.

Monte de A Siradella (O Grove)

Uno de los puntos recomendados para fotografiar la península de O Grove es dirigirse a la cima del monte de A Siradella.

Desde el Monte de A Siradella se pueden ver las aves que planean cerca del Complejo Intermareal de Umia-O Grove

Mirador de A Siradera. Foto Turismo de Galicia

Este atalaya natural permite ver las Islas Atlánticas, la plaza de A Lanzada, Sanxenxo y, por supuesto, O Grove.

Si se agudiza la vista se podrá divisar el vuelo de las aves que viven en la reserva natural del Complejo Intermareal de Umia-O Grove, un santuario ideal para los amantes de la ornitología.

Meandros del Río Miño (Crecente)

Para contemplar el caprichoso trazado del río Miño, a la altura de Crecente (comarca de A Paradanta), hay que dirigirse al mirador de O Cruceiriño.

Entre los montes rocosos y los bosques de eucaliptos y otras especies arbóreas matizadas de colores otoñales se divisa el abrupto giro del meandro de este río.

Parque Natural del Monte Aloia (Tui)

Otro mirador impactante de las Rías Baixas es el del Parque Natural del Monte Aloia en Tui, en el corazón de la Serra do Galiñeiro.

Parque del Monte Aloia. Foto Turismo de Galicia

Ubicado a 631 metros de altura, fue el primer parque natural de Galicia; un entorno cruzado de senderos y miradores naturales, donde hay huellas históricas como un recinto amurallado de la época galaico-romana y una ermita del siglo XVIII dedicada a San Xián.

Bosque Encantado de Aldán (Cangas)

Galicia es tierra de leyendas, y claro, viendo escenarios como el Bosque Encantado de Aldán, en Cangas, se entiende la fuente de inspiración.

Bosque encantado de Aldán. Foto Turismo de Galicia

Este entorno pertenece a la Finca Frendoal, que en un sector boscoso conviven las especies autóctonas con las exóticas que plantaron los Condes de Canaleja, sus antiguos propietarios.

La red de senderos acerca al pequeño castillo inconcluso de Frendoal y al acueducto del Arco da Condesa, que le da un aire místico al lugar.

a.
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