La Sierra de Mariola, un viaje diferente por el interior de la Costa Blanca

De Alcoy a Villena, esta ruta de 114 km por las montañas alicantinas transcurre entre pequeños pueblos, castillos y serranías

Toda clase de verdes en la Sierra de Mariola. Foto Turismo Costa Blanca

¿Mar o montaña? Sin dejar de lado las bellezas del litoral alicantino, muchas personas prefieren los paisajes serranos, bañarse en pozas, sentir el frescor de los bosques y descubrir los pueblos del interior de la Costa Blanca.

En todo caso, no se trata de elegir una por otra alternativa, sino de combinar dos formas de hacer turismo.

La Gran Ruta Costa Blanca Interior es un trazado de 432 km que, según las sugerencias de la Diputación de Alicante, se puede hacer en 20 etapas.

En ellas transcurre una gran diversidad de paisajes, desde playas de arena fina a acantilados, de dunas a bosques que se suceden en los parques naturales de El Montó, del Carrascal de la Font Roja, de El Hondo, de La Mata-Torrevieja y el de la Sierra de Mariola.

Cueva de Bolumini, cerca de Alfara. Foto Turismo Costa Blanca

De todos ellos, vamos por este último, en un parque coronado por el Montcabrer (de 1.389 mts), cruzado por acuíferos como el Cavanilles y donde crecen especies como carrascas, fresnos floridos, arces, tejos, además de numerosas plantas medicinales.

Una forma de descubrirla es seguir las indicaciones de la guía Viajar más libre (GeoPlaneta), de Pedro Madera, que propone una ruta de 114 km desde Alcoy a Villena.

El modernismo de Alcoy

Esta primera ciudad cuenta con un sorprendente patrimonio modernista, recuerdos de los años de bonanza que trajo la producción textil entre fines del s.XIX y principios del XX, que también se puede conocer a través de circuitos urbanos de turismo industrial.

Plaza Ferrandiz y Carbonell, en Alcoy. Foto: Turismo Alcoy.

Uno de estos llega a El Molinar, el manantial más grande de la zona, kilómetro cero de la fuerte presencia fabril.

Pero también hay otros testimonios históricos en la ciudad, como la torre de Na Valora y su muralla, además de del Pont de Buidaoli y el refugio de Cervantes, construidos durante la Guerra Civil.

La importante industria textil de Alcoy dejó numerosos edificios modernistas en su centro

En el recorrido, que se puede hacer en moto, caravana o coche, se pasa por pueblos como Albaida con su castillo y el paraje de la Covalta, así como el palacio de los Milà y Aragó, el santuario de Nuestra Señora del Castillo (en las afueras) y la divertida gimcana de conocer las abundantes fuentes que hay en sus calles.

Bocairent, excavado en la roca

Un pueblo curioso es Bocairent. Muchas de sus casas y sitios emblemáticos como la plaza de toros y un convento subterráneo están excavados en la roca viva.

Elegida capital cultural valenciana el año pasado, esta localidad atesora numerosos recuerdos medievales en su trazado.

Panorámica de Boicarent. Foto Alberto Ceballos – CC

Entre los sitios destacados está el Pont de Darrere la Villa -buen punto para fotografías panorámicas-. También hay buenas vistas de Boicarent desde el barranco de Ontinyent.

Varias casas y la plaza de toros de Boicarent están esculpidas en la roca viva

Desde este pueblo se puede hacer una ruta de tres kilómetros a las Covetes des Moros, un macizo de roca con 60 ventanas esculpidas quizás por los visigodos, pero que su fresco interior servía para los pueblos de la época andalusí para guardar granos. Otros dicen que eran viviendas. Quien sabe.

Otro camino es la ruta del Agua, que bordea el río Clariano y que permite ver la bonita vegetación ribereña de juncos, cedros, nenúfares y chopos.

Barranco del Cint. Foto Turismo Costa Blanca

La historia en Banyeres de Mariola

La siguiente parada es el pueblo de Banyeres de Mariola, donde hay que estar preparado para subir sus empinadas cuestas, como las que conducen al castillo que corona el cerro del Águila.

También se pueden ver la torre fortificada de la Font Bona, la ermita de Sant Jordi y la de Santa María Magdalena, que se suman a la oferta cultural que ofrecen los museos Valenciano del Papel y el de L’Espardenya (dedicado a la industria de la alpargata); mientras que el de Fester (en el cercano pueblo de Ontinyent) está dedicado a los trajes típicos de las fiestas de Moros y Cristianos.

El Museo Valenciano del Papel. Foto Associació Serra Mariola – CC

Si quieren comprar un recuerdo, sugiere el autor, tiene que ser una botella de herbero, una bebida de anís macerado elaborado con hierbas de la sierra.

Los castillos de la Sierra de Mariola

La localidad de Castalla deduce que esta es tierra de castillos, y esta no es la excepción, con su Torre Grosa encaramada en una roca.

Este es un pueblo de casas blancas entre olivos y almendros, con edificios como el ayuntamiento renacentista, la ermita de la Sangre y la iglesia de la Asunción.

También tiene su castillo Blair, población de calles estrechas ubicado en un sitio estratégico que lo convirtió en un bastión defensivo en las guerras entre cristianos y musulmanes.

Danzas tradicionales en Castalla. Foto Diàna Televisió – CC

En su casco antiguo se puede visitar el santuario de Nuestra Señora de Gracia, abrazado por los pinares, ideal para descubrir en rutas de senderismo.

A lo largo del camino a Villena se suceden los castillos construidos por cristianos y musulmanes en los años medievales

Más aires históricos se respiran en Villena, con su correspondiente castillo de factura árabe; pueblo que recuerda su herencia en las Fiestas del Medievo, que se organizan a mediados de marzo.

Villena y su castillo. Foto Santiago López Pastor – CC

Su Museo Arqueológico custodia el Tesoro de Villena, 59 piezas de oro, ámbar y plata encontrado en los alrededores. Tiene 10 siglos de antigüedad y es “el tesoro más importante de vajilla áurea de España”, dice Madera.

Es una de las sorpresas que se encuentran cuando se viaja por la Sierra de Mariola, una cara poco conocida de la Costa Blanca.

a.
Ahora en portada