Cuatro cafés de Zaragoza donde el tiempo no existe

Algunos permanecen inalterables tras décadas de historia, otros fueron rehabilitados para conservar su espíritu centenario. Descubrimos los cafés más encantadores de Zaragoza

La elegancia del Café 1885. Foto Juan Pedro Chuet-Missé jpg

Meses atrás, cuando caminábamos por el paseo peatonal Alfonso I, en el corazón de Zaragoza, en el cruce con la calle Contamina me llamó la atención la elegancia clásica del Café 1885; con sus sillas de respaldo de mimbre y las mesas redondas de mármol donde los primeros clientes engañaban al frío con sus manos en el café o chocolate caliente.

“Esa era la joyería Aladrén, una de las más elegantes de la ciudad”, me dijo Esther Barrera, de la asociación Horeca local. ¿Ayer una casa para comprar anillos y hoy para tomar un cortado? Pues sí

La elegancia del Café 1885

Técnicamente no es un café clásico porque abrió sus puertas en abril del año pasado. Pero al entrar en el Café 1885 uno siente que traspasó un portal en el tiempo, porque la compleja restauración ha recuperado el antiguo esplendor de la joyería.

Así se ve en el techo artesonado del interior, en la escalera con su elegante pasamanos, en la fachada que vuelve a lucir sus mármoles originales, y en el reloj sobre la marquesina que es un ícono de ese paseo céntrico metálica.

Detalle del Café 1885. Foto Grupo 1885

Aunque parezca algo recargada en la decoración, no se pierdan la sala Luis XVI, de aires versallescos aunque se creó en los años ’60 para atender a los clientes más exclusivos de la antigua joyería.

El subsuelo, por el contrario, es un espacio de techos bajos y paredes desnudas, un rincón más informal pero no menos encantador.

Café Levante

Seguramente lo primero que llamará la atención en el Café Levante es el arte de las vidrieras de colores, con flores y geometrías en rojos, amarillos y verdes que recuerdan a la estética del modernismo.

Entrada al Café Levante.

Seguramente lo primero que llamará la atención en el Café Levante es el arte de las vidrieras de colores

Fue fundado en 1895 cuando la Puerta del Carmen era uno de los accesos a Zaragoza. En 1926 se trasladó al paseo Pamplona y desde 1976 se encuentra en su actual ubicación de Almagro 4.

Oscar Blázquez y su esposa Sonia conservan la magia de un café antiguamente concurrido por personalidades de la cultura y la vida política de la ciudad.

A tener muy en cuenta sus variedades de croquetas, la tortilla de patatas, las alcachofritas; los montaditos como el de jamón con tomate o el de salmón con palito de cangrejo; y las diferentes opciones de torrijas.

Café El Real

Es uno de los mejores miradores de la Basílica del Pilar. Aunque abrió hace 25 años El Real equilibra la tradición con la modernidad.

Ubicado en un edificio modernista del s.XIX, bajo los arcos de la Plaza del Pilar, tiene un bonito guiño histórico con el arte de las vidrieras de las fachadas.

Cuentan con un interesante maridaje de cervezas de barril premium, y platos de cocina actual.

Doña Hipólita

El local de Doña Hipólita (Joaquín Gil Bergés 4) data de 1822, antigua hogar de la mítica sastrería Paños Sesma.

Con magníficas vistas a la plaza de San Felipe, su sala sirvió de escenario para películas como ‘De tu ventana a la mía’, de Paula Ortiz.

Doña Hipólita conserva el espíritu de la antigua sastrería Paños Sesma, con sus ventanales y el gran armario central

Es que cuando se remodeló el local se conservó el espíritu de la antigua sastrería, como sus grandes ventanales y el gran armario. En tanto el mostrador y hasta el diseño de la carta homenajea al antecesor, como si fueran el muestrario de una tienda de telas.

Especializada en cafés y tés gourmet, no dejen de probar sus abundantes brunchs así como sus potentes tartas y dulces.

a.
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