Viaje al mundo secreto de Tiffany

El libro ‘Tiffany & Co. Visión y Virtuosismo’ recorre los 185 años de la famosa marca de joyas, en un elegante viaje por su influencia en la cultura y el mundo del lujo

Cada joya de Tiffany es una obra de arte. © Tiffany & Co. Foto Thomas Milewski

Quien crea que Tiffany es una compañía que diseña joyas es quedarse corto de miras. Es cierto que hablamos de uno de los emblemas de lujo más prestigiosas del mundo, con 185 años de historia a sus espaldas; pero más que una marca, es un concepto, un mundo donde la exclusividad confluye con la precisión más refinada de los orfebres, un sueño de millones y una realidad solo para unos pocos.

Alguien dirá que se pueden conocer las creaciones de Tiffany en los escaparates de sus tiendas distribuidas en todo el mundo (comenzando por la famosa de la Quinta Avenida en Nueva York), pero eso es rascar la superficie.

Para explorar su universo hay que leer detenidamente el libro Tiffany & Co. Vision and Virtuosity (Visión y Virtuosismo), que este mes ha lanzado la editorial Assouline, a un precio de 75 euros.

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Las facetas de una marca emblemática

El libro, escrito por la experta en historia de las joyas Vivienne Becker, es un viaje de las diversas facetas de Tiffany, que como un diamante pulido, presenta diversas caras según donde se lo mire.

Cuando Charles Lewis Tiffany abrió una tienda de artículos suntuarios en 1837 en Nueva York “no imaginó las imágenes de glamour que su nombre implicaría en el mundo. Tiffany & Co pasó de ser un modesto proveedor de joyas a una marca de renombre, sinónimo de lujo y romance, creadora de diseños únicos y proveedora de piedras únicas, con una inigualable combinación de tradición y modernidad”, precisa la autora.

La elegancia en el diseño de las joyas de Tiffany. © Tiffany & Co. Foto Thomas Milewski

“Tiffany & Co pasó de ser un modesto proveedor de joyas a una marca de renombre, sinónimo de lujo y romance”. Vivienne Becker

Tras una breve introducción histórica Becker explora la evolución del diseño en Tiffany, con la presentación de algunos de sus creadores más importantes como Elsa Peretti, Jean Schlumberger y Paloma Picasso, autores de piezas como el collar de ópalo de 1983, el cuello Escorpión de 1979, los broches de diamantes, rubíes y esmeraldas con formas de libélulas de 1890 y 1900 o el brazalete de platino, diamantes y aguamarinas de 1957.

Las imágenes de las joyas dialogan con carteles publicitarios, bocetos y fichas que atestiguan las caras del proceso creativo.

Mucho más que anillos y collares

En el capítulo Mundo de Tiffany se analiza lo que representa la marca, la razón por la que los compradores de millones de joyas estarían dispuestos a pagar lo que fuera por llevarse la mítica caja azul, “que representa calidad y confianza”, recuerda un artículo del New York Times.

La mítica caja azul, en sus orígenes. © Tiffany & Co. Foto Thomas Milewski

Aquí se puede ver cómo la compañía ha diseñado desde copas deportivas a juegos de cóctel, y de qué manera la exhibición de sus creaciones por parte de Elizabeth Taylor o Paloma Picasso multiplicaban su impacto mediático.

En el Libro Azul se presenta la historia del catálogo más exclusivo de la compañía, ese que detalla las nuevas joyas y las piedras preciosas que portan.

Este libro, que ha ido cambiando en diseño, cantidad de páginas e ilustraciones, es más que un compendio de productos, “es una mirada panorámica a la historia de la joyería de los siglos XX y XXI, una cronología desde 1845 de estilos, gustos, materiales y técnicas”, precisa la autora.

Anuncio publicitario de Tiffany. © Tiffany & Co.

Amor y compromiso

En el apartado Amor se recuerda el simbolismo de los anillos de compromiso de Tiffany, donde la perspectiva del matrimonio se combina con la perspectiva de una vida de lujo.

Breakfast at Tiffany’s es un reflejo del Nueva York de los años ’60, en que la magia se podía convertir en realidad

El salto del sencillo anillo dorado al diamante engarzado es un paso más de la evolución de la joya más vendida de la casa, donde desfilan diseños donde la elegancia marida con la opulencia.

Tiffany ha diseñado otros objetos como copas deportivas. © Tiffany & Co. Foto Thomas Milewski

Desayuno en Tiffany

No podía faltar un capítulo dedicado a Breakfast at Tiffany’s, (Desayuno con diamantes) el libro de Truman Capote llevado al cine por Blake Edwards, con una magnífica Audrey Hepburn como la aspirante a actriz que sueña con un mundo de glamour mientras contempla el escaparate de la Quinta Avenida.

Los deseos de Holly Golightly son los de la Nueva York de los años ’60, “donde la magia se confundía con la realidad”, considera Becker; libro y película que han dejado frases como “Siempre puedes saber qué tipo de persona piensa un hombre que eres por los aretes que te regala”.

Imágenes del libreto original, de los vestidos de Hepburn, fotogramas de la película y la partitura de Moon River son pequeñas piedras preciosas que conforman una gran joya de la cultura del siglo XX.

Hay joyas de un valor incalculable. © Tiffany & Co. Foto Thomas Milewski

Diamantes y ‘el’ diamante

El capítulo Diamantes revela la relación de la compañía con su piedra preciosa más emblemática, el proceso de corte y pulido y cómo el talento de un selecto grupo de orfebres crea pequeñas obras de arte, sean anillos, tiaras, brazaletes o aretes, sin olvidar diseños exclusivos como el fastuoso collar con el Empire Diamond de 1939 y rediseñado en 2022.

El libro cierra con el Tiffany Diamond, un impresionante diamante amarillo -señalado como uno de los más grandes y de mayor calidad del mundo- de 287,42 quilates hallado en Sudáfrica.

El mítico diamante amarillo de Tiffany. © Tiffany & Co. Foto Thomas Milewski

Actualmente es una pieza de 128,54 quilates que brilla, como si tuviera un fuego interior en un fastuoso collar que solo han usado cuatro mujeres: Mary Crocker Alexander, Audrey Hepburn, Lady Gaga y Beyonce.

Se supone que su valor es de 200 millones de dólares. Da igual, no importa el dinero que se tenga, es necesario falta algo más que una abultada cuenta bancaria para adquirirlo: hace falta estilo, el mismo que Tiffany destila hace 185 años.

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