De la resurrección de un antiguo merendero a las vistas más top de Barcelona: 2 propuestas para saborear Montjuic

El peñón verde que vigila Barcelona es un circuito de senderos, parques y museos que en otoño adquiere una magia especial. Y con nuevos espacios y sabores para descubrir

Buena comida entre jardines y vistas impresionantes a Barcelona. Foto: Font del Gat.

Siempre he pensado que Montjuic es el gran desconocido de Barcelona. A pesar de tener 460 hectáreas (un 5% de la superficie total de la capital catalana), el flujo de turistas y en menor medida de los residentes no sale del circuito de Torres Venecianas-MNAC-Estadi Olimpic. Y es una pena, porque hay un gran número de museos, parques, senderos y muchos secretos para conocer.

Incluso en clave gastro, porque además del elegante restaurante Absis, en el MNAC; de las propuestas turísticas del Poble Espanyol o de la interesante cafetería del Cosmocaixa, hay dos nuevos espacios ideales para disfrutar en el otoño de Barcelona. Incluso, si el invierno regala algún fin de semana de sol y temperaturas suaves.

Font del Gat

Antes que las obras de la Exposición Universal de 1929 transformaran a Montjuic, en un rincón ahora conocido como Jardines de Laribal el arquitectura modernista Adrià Gual diseñó un merendero que fue sumamente popular entre las familias de Barcelona, que incluso ganó fama por una canción de 1922. Es la Font del Gat (Passeig de Santa Madrona, 28).

Para el tapeo se puede optar por deliciosas cocas. Foto: Font del Gat.

Tras décadas de decadencia y resurrección, desde este verano el Grupo Confitería la ha relanzado como un espacio para el vermut y los esmorzars de forquilla (desayunos de tenedor), que aquí describen como “una manera de vivir bien. Porque hay quienes empiezan el día con un café con leche, pero nosotros preferimos hacerlo con un plato de cap i pota” (guiso de ternera).

La Font del Gat, un popular rincón de Montjuic un siglo atrás, regresa con opciones de ‘esmorzars de forquilla’ y pinchos a la brasa

Así que ya están prevenidos: porque ni bien nos sentamos, nos pusieron unos pies de cerdo. Y un vermut para beber. Así, sin preámbulos. Es entonces cuando vemos que la Font del Gat es un rincón que de viernes a domingo entre las 10:00 y las 13:00 ofrece estos desayunos pensados para los campesinos del siglo XIX, pero que sirven para volver a las raíces. O para liquidar el día con una comida temprana abundante en calorías.

Tabla de embutidos catalanes. Foto: Font del Gat.

Entre los platillos para saborear y compartir se encuentran las galtas de cerdo, la butifarra a la brasa, el bacalao a la llauna con sanfaina, cansalada y caracoles; acompañados de mongetes (judías) del ganxet, patatas y garbanzos.

También se pueden pedir preparaciones para picar, como los torreznos, las croquetas de pollo rostit, los puerros a la brasa, cocas (de sardina ahumada o de roastbeef) o buñuelos de bacalao; alternativas a las que se suman las tablas de embutidos o quesos catalanes y los chicharrones de Cádiz. Y una gema de temporada: los rovellons (setas) a la brasa con perejil y cansalada (tipo de panceta).

Pasada las 13:00, este espacio rodeado de verde, con escaleras y fuentes con un siglo de historia cambia las tornas a las brasas, donde a modo de parrilla y espeto se cocinan diversos cortes de pollo, ternera, cerdo, butifarras y verduras sazonados con alioli y chimichurri; a un precio de 23 euros por persona. Y por supuesto, que nunca falte el pan con tomate.

También excelente opción las carnes a las brasas. Foto: Font del Gat

La Greca

A unos 15 minutos subiendo y bajando escaleras y rampas, se llega a otro nuevo espacio gastronómico: La Greca, ubicado en la terraza que mira -precisamente- al anfiteatro del Grec, uno de los puntos culturales más interesantes del verano del Barcelona.

En esta terraza, mientras dura ese festival, se suele instalar el restaurante efímero Farm to Table; pero desde este otoño, sus responsables (Raquel Blasco y Marc Santamaria del restaurante Casa Xica, con Lena Wiget y Joe Littenberg, ideólogos de Eat Street y BCN Més) lo han convertido en La Greca (Passeig de Santa Madrona 38).

Platillos para tapear y compartir en La Greca. Foto: La Greca.

A un lado están los bonitos y casi desconocidos jardines del Grec, y al otro lado, unas hermosas vistas panorámicas de los edificios de Montjuic y del tapiz de azoteas y cúpulas de Barcelona.

En La Greca proponen desde esmorzars de forquilla a comidas de arroces y fideúas, pasando por un culto al vermú y al tapeo; siempre girando en torno a la cocina casera. Al estar abierto todos los días de 10:00 a 19:00, hay de todo para elegir.

Aquí se encuentran potentes guisos como los garbanzos con butifarra negra, el bacalao a la llauna con sanfaina o escalivada, bocadillos como el bikini trufado (exquisito), el de fricandó o el mollete de berenjena y pesto; conservas como gildas, anchoas y mejillones a ideas para el tapeo; donde se encuentran los camarones a la andaluza a las croquetas y las bravas, así como potentes platillos como el fricandó con patatas fritas, la bomba de Barceloneta o las albóndigas con sepia.

La terraza tiene bonitas vistas a los edificios de Montjuic. Foto: La Greca.
Bacalao a la llauna con samfaina. Foto: La Greca.

Los fines de semana, en homenaje a la Colla de l’Arròs (un grupo entre gastronómico y político que se reunía en la zona entre fines del siglo XIX y principios del XX) se ofrecen menús de arroces, a 27 € por persona. Tras los entrantes de pescaíto frito, ensalada y mejillones (que puede variar por la temporada) se puede elegir entre el arroz de roca con marisco y pescado, el de verduras o el de montaña. Y de postre, helado en formato de sándwich.

Vermuts, vinos naturales y ecológicos de bodegas catalanas y cervezas conforman el apartado de bebidas, para brindar en familia, parejas y amigos mientras el otoño y el invierno permitan disfrutar de mediodías agradables.

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