Dónde comer en Avilés: 5 restaurantes en una villa sorprendente (también en lo gastronómico)

Más allá del cinturón industrial de Avilés, hay una ciudad que encandila con su casco histórico y su sabor marinero, sus soportales y plazas y las propuestas gastronómicas de sus restaurantes

Restaurantes imprescindibles de Avilés. Foto: El Café de Pandora.

Medieval, marinera y comercial, alejada de la clásica y no por ello menos absurda disputa entre las bondades de Oviedo y las de Gijón, Avilés aguarda, tranquila, a quien se acerca a visitarla. Una visita que terminará, seguramente, con sorpresa ya que, una vez atravesado su cinturón industrial, espera una ciudad repleta de luz y color, con uno de los cascos históricos mejor conservados del norte de España, palacios barrocos e iglesias de aires románicos, jardines, fuentes y un buen puñado de calles y casas porticadas.

También de una gastronomía potente, que se despliega en restaurantes, chigres y sidrerías, se nutre del mar y del interior y se luce en fiestas y eventos como la semana de la tapa (en septiembre), la Fiesta del Bollo (en abril) o las jornadas Bocados Marineros (en mayo).

En cualquier momento, sin embargo, se pueden disfrutar sus platos más típicos que van de la fabada y el pote a los mariscos y pescados, y sus propuestas más innovadoras en alguno de sus restaurantes, como estos cinco que proponemos.

El Café de Pandora

El único restaurante con mención en la Guía Michelin es también uno de los favoritos de los usuarios, en lo más alto del ranking de TripAdvisor.

El Café de Pandora (San Bernardo, 6) se alza en una casona de colorida fachada y ambiente familiar, conocido también como El Pandora.

Falso risotto de trufa negra. Foto: El Café de Pandora.

A los fogones, el joven Alejandro Villa (Avilés, 1994) formado en diferentes escuelas y restaurantes y que hizo subir varios escalones de nivel la cocina del establecimiento al ponerse al frente del negocio.

Él es el responsable de bocados tan suculentos como las croquetas de jamón ibérico, las fabes con calamares de potera, pixín braseado, canelón de centolla, pulpo y bacalao, todos en raciones generosas y de cuidada presentación.

Bodega a la altura y excelentes postres caseros, como el tiramisú, la tarta de queso y dulce de leche o la torrija.

La Viñuca

Totalmente diferente, de tipo chigre o sidrería, La Viñuca (Sánchez Calvo, 2) es un establecimiento familiar donde merece la pena parar para descubrir la gastronomía asturiana más tradicional.

De sabores puros y muy auténtico, hay que dejarse recomendar por el propietario, José Luis Fernández Álvarez, para acabar frente a un plato de albóndigas con patates o unos callines con pimiento.

Carrilleras, longaniza de avilés frita, codillo o tablas de embutidos están también entre las especialidades, que se despachan en raciones muy grandes (y a muy buen precio) y que demuestra que no hace falta tener una carta muy amplia si lo que cocinas lo cocinas riquísimo.

El Pañol

En el barrio de Sabugo o de los marineros, frente a la iglesia de Sant Tomás, El Pañol (Plaza Carbayo, 1) es uno de esos restaurantes para ir, repetir y recomendar. Nunca falla.

Con una carta fija no muy amplia, destaca especialmente por el producto, de calidad y, sobre todo, de temporada, por lo que, además de la clásica merluza con mahonesa trufada, las tostas en plan de cristal (riquísima la de tomate y sardinas), las alcachofas rellenas, los platos de pulpo o los callos hay que preguntar por los platos fuera de carta, elaborados en función de lo que haya en la rula o en el mercado.

El restaurante, regentado por Gerardo González y Paloma Gomez y que hace referencia al carácter marinero del barrio con su nombre (pañol es, un barco, un armario empotrado) es, además, muy agradable, en un bonito edificio, con terraza y dos plantas.

Yume

Cocina asturiana pero de tintes contemporáneos es lo que ofrece Yume, el restaurante ubicado en la torre del Niemeyer (Calle La Estacion, 27) capitaneado por la jefa de sala Iratxe Miranda y el chef Adrián San Julián.

Con Yume, que significa sueño en japonés, bautizaron su proyecto, que nació ya con la determinación de traer a la tercera ciudad asturiana una experiencia gastronómica diferente.

Aquí, en la margen derecha de la ría de Avilés, llevan desde 2015 depurando su cocina y su propuesta, hoy avalada con un sol Repsol, que parte de la despensa asturiana, se combina con ingredientes traídos de cualquier lugar y técnicas de la alta cocina y tiene como resultado una sinfonía de sabores, colores, olores y texturas perfectamente compuestos y ejecutados.

Cuenta con menú ejecutivo (30 euros) y menú degustación (69 euros) con seis pases para empaparse en profundidad de la propuesta de Yume.

Ronda 14

Cuando Conchi Álvarez y Mario Céspedes abrieron su restaurante en el casco antiguo de Avilés, en 2011, la moda de los establecimientos nikkei –los que fusionan las cocinas peruana y japonesa- aún estaba lejos de serlo.

Ceviche xarda con leche de tigre y ají de limón. Foto: Ronda 14.

En Asturias, aún más que en Madrid o Barcelona, era inusual encontrar ceviches, tiraditos o sushi. Y, sin embargo, con Ronda 14 (Alfonso VII, 20) lograron hacerse un sitio y convertirse en referente, gracias a su original propuesta que fusionaba la despensa asturiana y su manera lenta de guisar con las técnicas y elaboraciones de la cocina nikkei.

Hoy es mucho más frecuente este tipo de cocina y, sin embargo, Ronda 14 sigue en entre los mejores restaurantes japoneses (y no japoneses) de Asturias.

La carta se divide en piqueos, con ceviches, tartar de salmón, tiradito a la crema de ají amarillo, gyozas, causas y baos, así como unas gustosas carrilleras con arroz trufado o el pulpo parrillero con patatinas, y sushi, con todo tipo de propuestas de gunkan, nigiris y rolls, y se remata con una sección de postres en la que destaca la pasión de coco y menta o el bizcocho roto de avellanas y coco. Excelente servicio y buena carta de vinos.

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