5 restaurantes de Albacete para disfrutar con la mejor cocina manchega

Tradicionales o no tanto, del gazpacho y el pisto al atascaburras pasando por el lomo de orza, las truchas y el cordero, recorremos los mejores platos y mesas de Albacete

Gazpachos, migas y cordero pero también toques vanguardistas en Albacete. Foto: Ababol.

Al sur de Castilla-La Mancha, Albacete es la capital y la ciudad más poblada de la provincia homónima. Una ciudad que sin lugar a dudas merece una visita de fin de semana, gracias a lugares como el Parque de los Jardinillos, la Plaza Mayor, corazón comercial de la ciudad o la plaza del Altozano, pero también a una rica gastronomía que brilla en esta ciudad donde la buena mesa es religión.

Así, una vez admirado el Viejo Ayuntamiento, un palacete señorial de siglo XVIII, o la soberbia catedral gótica dedicada a San Juan Bautista, sede a su vez del Museo Municipal de Albacete, y paseado por el Pasaje Losares, una elegante galería acristalada de impronta modernista que conecta la calle Mayor y la del Tinte, es hora de dejarse seducir por sus mejores restaurantes.

Qué comer en Albacete

Origen de la cocina castellana y por ende de la española, quien visita Albacete se sorprende ante la variedad de productos y platos que se pueden degustar, que van desde los gazpachos manchegos cocinados con conejo, pollo, carne de palomo y caracoles a las gachas de pastor con tocino fresco, el pisto manchego o el refrescante mojete en verano con tomate y pimientos asados.

Albacete es territorio de platos clásicos pero también de cocina creativa. Foto: Ababol.

También es una delicia el atascaburras con bacalao, las truchas guisadas, el lomo, las costillas y las morcillas de orza, por no hablar del cordero de la tierra, de los famosos quesos manchegos curados o de los vinos elaborados en las cercanas bodegas, entre otros productos gastronómicos.

Y como la oferta de restaurantes de Albacete capital es extensa, algo que ya de entrada nos indica claramente que a sus habitantes les gusta comer, y hacerlo bien, les vamos a recomendar los cinco establecimientos a los que hay que acudir en una metrópoli que presume de poseer una gustosa oferta gastronómica.

Restaurante Ababol

En el número 14 de la céntrica calle Calderón de la Barca y muy cerca del Parque Abelardo Sánchez, reluce el Restaurante Ababol, templo por antonomasia de la cocina creativa de Albacete y único negocio de la ciudad galardonado con una estrella Michelín.

Comandado por el chef Juan Monteagudo, el nombre del restaurante es un homenaje a la tierra manchega, pues es el apelativo utilizado por estos lares para referirse a la amapola.

Juan Monteagudo es uno de los chefs más reputados de Albacete. Foto: Ababol.

Con una cocina abierta y una sala moderna, sobria y elegantemente decorada, Monteagudo despliega una imaginativa culinaria que recoge la tradición gastronómica manchega, con un giro muy interesante que tiene como eje fundamental la modernidad bien entendida.

El chef, nacido en Albacete en 1991, inauguró su restaurante en el año 2022, consiguiendo la estrella Michelin tan sólo 10 meses después de su apertura, siendo ese mismo año nominado al premio Cocinero Revelación de Madrid Fusión.

Tras formarse en la Escuela de Hostelería de Artxanda (Bilbao) y bregarse en restaurantes como Álbora, Adunia, Santerra y Lobito de Mar, regresó a Albacete para abrir su propio restaurante, una oda al recetario manchego sus tradiciones, pero también con aportaciones galas y vascas, lo convierten en un espacio de creación de sensaciones único.

Los platos muestran una gran belleza conceptual. Foto: Ababol.

En su cocina son básicas las verduras de secano -muchas de ellas provenientes de sus propios huertos-, la caza y los vinos de la tierra. Y aunque existe una carta a disposición del comensal, les recomendamos con especial ahínco que se dejen llevar por los menús Ababol y Tierra.

Ababol (110€, con opción de maridaje de vinos por 75€ más) se compone de 10 pases y 2 postres que varían según temporada y lo que ofrece la huerta propia y los pequeños productores de la zona, productos que se transforman en platos tan originales como las natillas de nabo asado y alcachofa frita crujiente, el tendón de ciervo, vermut e hinojo o el sorprendente risotto de piñones, higuera y resina de pino.

También es una buena elección el menú Tierra, a un precio de 85€ (maridaje 55€) que consta de 6 pases y 1 postre y propuestas como la coliflor en matices y grasa atomizada de ibérico, la ensalada de métodos de conservación con bonito, tomate y hierbas o las albóndigas de caza y sardina ahumada.

Elegancia y sosiego imperan en sala. Foto: Ababol.

La carta de vinos, regida con entendimiento por la sumiller Laura Caparrós, da protagonismo a las pequeñas bodegas de la zona e incluye elaboraciones de la D.O. Manchuela, Méntrida o Almansa.

El servicio de Ababol es diligente y el ambiente es muy agradable. Sin duda, es uno de esos restaurantes a los que acudir recurrentemente a conocer los nuevos platos de un chef que claramente se percibe como enamorado de su profesión.

Asador Concepción

Nadie que visite Albacete debería perderse otro de sus grandes restaurantes como Asador Concepción (Concepción, 5). Fundado en 1994 por la familia Rosendo (Antonio y Ana), y actualmente ya con la tercera generación en activo, Asador Concepción propone una cocina que gira en torno a la materia prima y la tradición culinaria manchega, aunque sin privarse de algunos toques de vanguardia.

Foto: Asador Concepción.

El restaurante, recomendado por la Guía Michelin, dispone de una amplia barra con mesas altas y dos comedores donde disfrutar de tapas, ensaladas, ‘platos minis’ y opciones de cuchara, así como mariscos, pescados, carnes y postres.

Entre los imprescindibles, la croqueta de chipirón, los mini pepitos de ternera con trufa y mantequilla y la maravillosa tabla de quesos artesanos de Castilla-La Mancha, original propuesta de Juanra y Marisa, que regentan El Sueño del Quesero, la mejor tienda de quesos de Albacete. Son cinco elaboraciones queseras artesanas concebidas en cada una de las cinco provincias que conforman la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.

Riquísimo el brioche de rabo de toro, la gamba blanca a la plancha, carnes como el lomo de ciervo o la costilla de ternera asada con milhojas de patatas. Muy conseguidos también el tartar de atún rojo, el rodaballo con salsa de boletus y chalotas o el original bacalao thai.

Cuenta con comedores idóneos para celebraciones. Foto: Asador Concepción.

Y déjense por favor un espacio para probar los postres artesanos, pues bordan algunos como el New York cheesecake y la tarta de manzana con toffee.

En la carta de vinos hay de todo y bueno, con más de 200 referencias de toda España, con especial énfasis en los vinos del terruño. Pidan por ejemplo el complejo vino tinto Atalaya del Camino, con garnacha tintorera y monastrell, de la bodega almanseña Atalaya, o el blanco Dehesa del Carrizal, un singular chardonnay que elabora la bodega con el mismo nombre en Ciudad Real. Precio medio: 42/45 euros.

Restaurante Don Gil

Fundado en 1982 y dirigido desde entonces por los miembros de una misma familia, con Enrique Gil García al frente de la cocina, el Restaurante Don Gil (Baños, 2) es otro de los negocios de restauración con parada obligatoria en la capital albaceteña.

Recomendado por la Guía Repsol y Bib Gourmand Michelin, ofrece una sobresaliente culinaria fundamentada en la tradición y en la mejor materia prima, con sabores puramente manchegos que brillan especialmente en sus platos de cuchara -ojo a sus deleitosos gazpachos manchegos-.

El cordero manchego es un plato ineludible. Foto: Don Gil.

También se observa un talentoso empeño en ofrecer recetas más atrevidas, modernas, diseñadas con frescura y presentadas de formas más innovadoras y actuales.

En este apartado encontraremos aperitivos como el filete de anchoa de bota con lámina de panceta ibérica, las gyozas de sepia y algas o las vieiras laminadas sobre pisto manchego y soja.

Sin embargo, son sus platos más tradicionales los que conquistan el paladar: a los ya mencionados gazpachos manchegos se le unen maravillas como las judías con perdiz, el arroz campero, las chuletillas de cordero lechal o el imprescindible cordero manchego. No lo duden y pidan el pastel de puerros ecológico con crema de queso de Fuenteálamo porque es un rotundo sí.

Destaca la oferta de vinos del restaurante. Foto: Don Gil.

Dirigiendo la sala, el gran experto en vinos Juan Enrique Gil, premiado el pasado año como Mejor Sumiller de Castilla-La Mancha, ofrece una completísima carta que brinda la posibilidad de poder probar casi todas sus referencias por copas.

Enamorado de los nuevos proyectos de viticultura en La Mancha, entre sus propuestas encontramos el Rubatos, un 100% bobal de viñas viejas de la bodega La Niña de Cuenca (D.O. Manchuela).

Ambiente distendido, servicio discreto y muy afable, acompañan una experiencia gastronómica de primer orden que destaca por ofrecer la mejor materia prima. Precio medio: 40/45 euros.

El Callejón de los Gatos

En el 18 de la calle Guzmán el Bueno se encuentra el restaurante El Callejón de los Gatos, todo un clásico de Albacete que muy pronto cumplirá su 40 aniversario.

Aquí se viene a comer una resultona cocina típicamente manchega y de mercado en un ambiente taurino entre capotes, fotografías de pasadas tardes de gloria y recuerdos de grandes toreros como el albaceteño Manuel Caballero, Dámaso González, Pedrés, el primer gran torero de Albacete o Manuel Jiménez Chicuelo II, entre otros.

El cabrito de lechal al horno es un espectáculo. Foto: El Callejón de los Gatos.

De hecho, el restaurante se divide en diversos salones y reservados que llevan nombres como La Bodega, Dámaso González, Toro, Viejo o Mancheguito, Nuevo Viejo, Nuevo Barra o Andanada y Chicuelo.

En cuanto a la carta, es amplia y muy rica, con algún detalle inusual, como un apartado de platos supervisados por el equipo médico de una clínica cercana, una selección destinada a aquellos que por gusto o por temas de salud prefieran cuidarse.

Yo empezaría con un par de entrantes, como las alcachofas con habitas tiernas y calamares, para pasar luego a tomar unas albóndigas de choco con langostinos. También hacen excelentes arroces, como el meloso con cocochas, el caldoso con pollo de corral y el de trufa con boletus. Los amantes de los buenos guisos tienen a su disposición callos caseros de ternera o gazpachos manchegos.

Los callos de ternera son un gozo. Foto: El Callejón de los Gatos.

En el apartado de pescados se luce la cola de rape marinera con gamba roja y almejas, el bacalao a la vizcaína y la lubina salvaje a la espalda. En cuanto a las carnes, todo un espectáculo el estofado de rabo de toro, el impactante Tomahawk de buey wagyu de 48 meses de maduración o el cabrito de lechal al horno. Como postre les apunto la delicada tarta de manzana horneada con helado de frambuesa o la trilogía de chocolate con helado de leche merengada.

En la carta de vinos encontraremos propuestas muy bien definidas de prácticamente todas las denominaciones de España, pero les recomiendo que se decidan por las proposiciones de vinos de la zona como el blanco Carrascas Viognier V.T. La Mancha, de Bodegas Carrascas o por un tinto virtuoso como el José Manuel Corrales, elaborado en Valdepeñas, con uvas de la variedad cencibel, por Bodega Corrales Espinosa. Precio medio: 45/50 euros.

No se confíen y reserven siempre con antelación porque el restaurante se llena, sobre todo en fin de semana.

Temática taurina en los sales. Foto: El Callejón de los Gatos.

Restaurante Nuestro Bar

Desde que en 1967 los hermanos Useros abrieron las puertas del Restaurante Nuestro Bar (Alcalde Conangla, 102), se convirtió, en muy poco tiempo, en un clásico de la ciudad.

Cuando llega el calor, nada como un moje manchego. Foto: Restaurante Nuestro Bar.

Reformado y actualizado, hoy luce una decoración sobria en la que se observan motivos regionales manchegos que, junto a un servicio muy profesional, crea el ambiente perfecto para degustar los clásicos platos manchegos, algunos de ellos ya mencionados en El Quijote de Cervantes.

Aunque dispone de carta, recomendamos el menú degustación Cosicas, que incluye 10 platos pensados para compartir, entre ellos el lomo de orza con alioli, el atascaburras, el queso frito, las migas ruleras con chorizo o la bien condimentada perdiz en escabeche.

La decoración es típicamente manchega. Foto: Restaurante Nuestro Bar.

En cuanto a la carta, destaca el moje manchego o la oreja adobada a la plancha, el rabo de cerdo frito, la paletilla de cordero lechal al horno o la parrillada manchega. De postre, nada mejor que seguir en modo tradicional y demandar las hojuelas con miel, la leche frita o los ricos panecillos de Hellín.

En cuanto a los vinos, la carta es muy completa y hace un especial hincapié a los vinos de la tierra. Precio medio: 25/30 euros.

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