Los 9 mejores barrios para ir de tapas en España

De Ponzano en Madrid al Casco Viejo de Bilbao y del passeig de Sant Joan en Barcelona a Ruzafa en Valencia, estos son los mejores barrios y calles para tapear en España

Una ruta por las zonas de tapas más suculentas de España.

Institución gastronómica en sí misma, las tapas no necesitan carta de presentación, al menos en la gastronomía española. De unas sencillas olivas o unas bravas hasta elaborados bocados que son auténticas muestras de alta cocina en miniatura, unas tapas acompañadas de una caña o una copa de vino son siempre una buena idea.

Hay lugares en los que las tapas se sirven de forma gratuita junto con la bebida y en otros que se cobra un pequeño suplemento, están las que no se eligen y las que tienen incluso un orden de consumición.

En cualquier caso, muchas ciudades españolas cuentan con su propio circuito de tapas, con calles y barrios que concentran este tipo de oferta gastronómica. Estas son algunas de las que no te puedes perder.

Ponzano, Madrid

Hace tiempo que la calle Ponzano, en el barrio de Chamberí, se consolidó como una de las zonas de tapeo por excelencia en Madrid, tomando el relevo a la incombustible Latina, con sus tabernas históricas desplegadas por las calles Cava Baja, Cava Alta o Humilladeros.

Foto: Neotaberna Santerra.

En Ponzano también coexisten baretos de toda la vida y restaurantes con propuestas más modernas pero, si en algo está especializado, es en el tapeo con un punto de sofisticación.

Sí, hay patatas bravas, hay tortilla de patatas, hay croquetas y olivas, pero también propuestas con identidad propia. Y hay que saber en qué establecimiento pedir cada cosa, por ejemplo, las conservas en El Doble (si puede ser, navajas), el chuletón cenital en La Sala de Despiece, el bocatín de solomillo en La Máquina, el bocadillo de calamares reversionado en Neotaberna de Santerra o las pavías de bacalao en Taberna La Vicenta.

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La Parte Vieja, San Sebastián

Puestos a hablar con propiedad, en San Sebastián en lugar de tapas pediremos pintxos, y para ello nos dirigiremos a la Parte Vieja, concretamente a las calles Fermín Calbeltón, Pescadería y 31 de agosto.

Son muchos los locales que compiten por captar nuestra atención (y nuestro estómago) con suculentas barras repletas de bocados por lo que puede resultar difícil decidirse.

Foto: Turismo San Sebastián.

Lo bueno es que seguramente acertaremos en cualquiera de los establecimientos, aunque puestos a elegir nos decantamos por Casa Gandarias y su tartaleta de setas con jamón y gambas, el Bar Martínez con sus nueve metros de barra donde brilla el atún encebollado con puré de marmitako, el clásico Tamboril con el pintxo de champiñones y Txepetxa, el sitio obligado para probar las gildas (aceituna, guindilla y anchoa).

La Viña, La Cepa, Casa Bartolo, Zumeltzegi y Haizea son otros lugares para visitar en lo que se considera la capital mundial del pintxo.

El Casco Viejo, Bilbao

Seguimos en el País Vasco, la tierra del pintxo, para salir de ‘poteo’ por Bilbao, como se llama aquí a tomar unos vinos y unos pintxos con la cuadrilla. En la zona del Casco Viejo y las calles de Somerda, del Perro o la Plaza Nueva se encuentran algunos de los mejores pintxos de rabas, mejillones, champiñones, bacalao o tortilla, entre muchos otros.

El Casco Viejo es una de las paradas imprescindibles. Foto: Bilbao Turismo.

Una ruta puede comenzar por el Mercado La Ribera Gastro-Plaza para probar las gildas de La Bodeguilla. En la plaza Nueva recalamos en Argoitia, con unas gambas a la plancha, al ajillo, en vinagreta o con mayonesa que son para perder el sentido, al igual que el bacalao de Gatz, en la calle Santa María.

También en la zona está uno de los bares bilbaínos más populares: Los Fueros, fundado en 1878, con pintxos clásicos como el de boquerón y el de bacalao.

Ruzafa, Valencia

Uno de los barrios de moda de Valencia, Ruzafa concentra su oferta de tapas en las calles Cádiz, Ciscar y Burriana.

Aquí mandan son las tapas de mar, como la sepia a la plancha, los boquerones en vinagre, las croquetas de bacalao, las tellinas, las clochinas y los salazones de pescado. Y por supuesto, las pequeñas raciones de arroz para homenajear a la paella.

De tapas por Ruzafa. Foto: ©VisitValencia.

Para probarlas, hay que poner rumbo al Mercado de San Valero, La Taberna, El Rojo, Mare Meua, La Consentida y La Anjana, además del bar del mercado de Ruzafa, donde elaboran sencillos pero exquisitos bocadillos como los de Chivito, Almussafes, Ruzafín o Danacol.

Paseo Sant Joan, Barcelona

Si en otro tiempo fueron las zonas de Poble Sec o Sant Antoni quienes marcaban el ritmo en esto de las tapas en Barcelona, ahora hay que poner rumbo al Paseo Sant Joan para disfrutar de las propuestas de bares especializados en la elaboración de tapas.

Entre los sitios recomendados se encuentran Chicha Limoná, El Viti Taberna, La Foga, Teòric Taverna Gastronòmica o Vivant.

oto: Teòric Taverna Gastronòmica.

Una vez aquí, hay que probar las tradicionales ensaladillas o las bombas (patatas rebozadas rellenas de carne), las croquetas de jamón ibérico, el bacalao dorado o las conservas de calidad.

Barrio Romántico, León

Capital Española de la Gastronomía en 2018, León presume de tener la mayor cantidad de bares por habitante del país.

El punto neurálgico de esta oferta, al menos si hablamos de tapas, orbita en torno a dos barrios: el Húmedo, epicentro tradicional del tapeo, y el Romántico, preferido por los locales.

En el primero, que se extiende en los alrededores de la Catedral y de la Casa Botines (diseño de Gaudí) se concentran algunos de los locales más interesantes, como los clásicos Miche y sus calamares con gabardina, La Bicha y su tapa de morcilla o el Latino y sus calamares, todos ellos en la Plaza San Martín.

El Romántico es ahora el barrio de moda para tapear en León. Foto: Ezequiel.

En el barrio Romántico ha cogido auge en los últimos tiempos, especialmente de la mano de locales como La Trébede (pide su picadillo de patatas), El Patio, Camarote Madrid, El Romántico o Ezequiel.

Laurel, Logroño

No por archifamosa vamos a despreciar la calle Laurel, una de las más famosas de España en el noble arte del tapeo. En esta única calle se dan cita alrededor de 70 bares y restaurantes (casi uno cada dos metros) que presentan lo mejor de la propuesta gastronómica de La Rioja.

Y eso sin contar los locales que se encuentran en las cercanas calles Albornoz, San Agustín y Travesía de Laurel.

Allí se pueden degustar productos típicos como espárragos, borrajas, patatas a la riojana o chuletillas al sarmiento, siempre acompañados por el famoso vino de la región.

Cojonudos del Bar El Muro. Foto: callelaurel.org.

Entre la suculenta oferta, destacamos establecimientos como Ángel (sus ‘champis’ son innegociables), Las Quejas (sirve precisamente eso, quejas, que no son lamentos sino bocados de queso camerano, jamón y setas), el Mesón del Abuelo, Bar El Muro, Bodeguilla Los Rotos, Caldera, Jubera, el Bar Soriano o Lorenzo ‘Tío Agus’.

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Calle Navas, Granada

Si algo caracteriza a las tapas granaínas es su generosidad. Y aunque muchos locales cobran un suplemento por la consumición, su tamaño y elaboración justifica más que sobradamente el desembolso.

Aunque en toda la ciudad es posible tapear con arte y salero, una buena zona para hacerlo está en los alrededores de la Catedral, en las plazas Nueva y Campilo, y en la calle Navas.

Foto: Bar Los Diamantes.

Aquí se ofrecen maravillas como el pescaíto frito, los pinchos morunos, los montaditos de embutidos y las patatas bravas con alioli.

Entre los locales de esta arteria se encuentran Los Diamantes, Fogón de Galicia, La Chopera, Taberna Divisa Blanca o Casa Fernando.

Casco histórico, Sevilla

La tapa es también seña de identidad de Sevilla, una tradición que se honra a través de bocados como las papas aliñás (clásicos del verano), el pescaíto frito o en adobo, los huevos a la flamenca, el rabo de toro, la carrillada de cerdo ibérico, la pringá y el pescado en adobo.

Los locales que recomiendan los sevillanos por la zona de La Encarnación son La Trastienda, La Estrella y El Rinconcillo de Santa Catalina; la Antigua Abacería de San Lorenzo en la Alameda, La Azotea con su propuesta más sofisticada, Ovejas Negras y sus innovadoras presentaciones, Cañabota o Eslava, a mitad de camino entre la tradición y la modernidad.

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