Dónde comer en Rioja Alavesa: 9 restaurantes que superarán tus expectativas

De establecimientos tradicionales hasta locales de diseño con gastronomía creativa, pasando por bares de pintxos, no te arrepentirás de reservar en estos restaurantes de Rioja Alavesa

Tierra y Vino. Foto: Palacio de Samaniego.

Comer (muy) bien no es opcional en un lugar como Rioja Alavesa. Aquí donde se elaboran algunos de los mejores vinos del país y donde brillan bodegas de arquitectura de vanguardia con edificios diseñados por Frank Gehry, Santiago Calatrava, Philippe Mazières o Iñaki Aspiazu la gastronomía no se toma a broma. Al fin y al cabo, son vascos.

Templos dedicados a la cocina clásica en la que no faltan las chuletillas al sarmiento, los potajes o las verduras, establecimientos con estrellas Michelin, restaurantes en bodegas, locales dedicados a la gastronomía creativa y bares de pintxos donde se rinde culto a estas muestras de alta cocina en miniatura son algunas de las suculentas opciones para comer en Rioja Alavesa.

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Al abrigo de la Sierra de Cantabria, responsable del microclima que hace especiales sus vinos, a 60 kilómetros de Vitoria-Gasteiz y poco más de 15 de Logroño, de Laguardia a Samaniego y de Páganos a Elciego, recorremos una comarca de apenas 300 km cuadrados, con 12.000 habitantes y más de 200 bodegas, en busca de sus mejores mesas y barras.

Ysios, en Laguardia, diseñada por Santiago Calatrava, es un ejemplo de bodega de arquitectura en Rioja Alavesa.

Héctor Oribe, Páganos

En el minúsculo concejo de Páganos, perteneciente a la villa medieval de Laguardia, además de la Iglesia de la Asunción del siglo XVI, la casona del inquisidor Juan Ortiz de Zárate o el dolmen de San Martín, encontramos uno de los mejores restaurantes de Rioja Alavesa.

Héctor Oribe es el chef y el alma de este proyecto, que se caracteriza por una cocina de corte tradicional, aferrado a los productos de temporada y completamente entregado al mimo de la materia prima, lo que se traduce en platos llenos de sabor.

Nacido en Vitoria-Gasteiz, tras pasar por restaurantes como Zuberoa, Arzak o Ikea, abrió en el año 2000 abre su propio restaurante, Héctor Oribe, que gestiona junto a su mujer, Patricia. Conchi en la sala y Jon e Ingrid en la cocina son otros de los pilares de un equipo que se encarga de generar un ambiente cálido y confortable, con un comedor sencillo y luminoso y bodega a la vista (de la que salen más de 100 referencias de vinos de Rioja y Rioja Alavesa, con especial atención a los pequeños viticultores locales).

Foto: Héctor Oribe.

Entre sus especialidades, el rabo de vacuno estofado, las pencas de acelgas, los canutillos de pan y morcilla o las manitas de cerdo, además de una torrija que merecería un artículo en exclusiva. Cuenta además con un menú degustación de siete pases (3 entrantes, un pescado, una carne y dos postres) por 45€. Increíble la relación calidad-precio.

Tierra y Vino, Samaniego

Desde 2017 el nombre de la poderosa familia Rothschild aparece unido al Palacio de Samaniego (ya lo estaba a la zona de Rioja Alavesa donde posee la bodega Macán).

Un sencillo alojamiento con encanto en un magnífico edificio del siglo XVIII en la localidad de Samaniego (por cuyas cocinas pasó el chef Jon Ugalde) se convirtió, tras la compra y millonaria remodelación, en un hotel de lujo de solo nueve habitaciones y suites (todas con nombre de uvas) decorado con obras de arte de la colección de la baronesa Ariane de Rothschild y en el que se alza también un restaurante, Tierra y Vino.

Tierra y Vino. Foto: Palacio de Samaniego.

El chef Bruno Coelho propone una carta a medio camino entre las cocinas vasca y francesa en constante evolución, que se nutre del mercado de proximidad y pone el foco en especialidades locales, que revisita con ciertos toques de audacia.

Recomendado en la Guía Michelin, tiene un menú (110 euros) y carta para el comedor y la agradable terraza exterior.

Asador Villa Lucía, Laguardia

En pleno corazón de Rioja Alavesa, en la medieval villa de Laguardia, Villa Lucía es un complejo que gira en torno al vino. Perfecto para un acercamiento a la cultura enológica y gastronómica de Rioja Alavesa, incluye un pequeño museo, la experiencia 4D En tierra de sueños, que ha cosechado ya 17 premios en certámenes nacionales e internacionales, salas de eventos, un hermoso jardín y, para culminar, su Asador Restaurante.

De la mano del chef Juan Antonio Gómez e inspirados por la tradición de la cocina vasco-riojana de Luchi Santamaría, ofrece una cocina sencilla donde el protagonismo está en la calidad y el producto local, con la parrilla y las brasas como auténticas estrellas.

Yemas de huevo de caserío con aceite de trufa de la Montaña. Foto: Villa Lucía.

Primer restaurante acreditado como KM 0 de la zona y homologado por el movimiento internacional Slow Food, ofrece entre sus platos clásicos de cuchara como las pochas a la riojana o las patatas de la llanada, yemas de huevo del caserío con aceite de trufa de la montaña de Álava o secreto de basatxerri (cerdo de caserío vasco).

De las brasas, destacan la hamburguesa artesana, el solomillo de vaca a la parrilla, las chulleillas de corderito lechal Km 0, el cochinillo asado crujiente o el cabrito asado. Cuenta con diferentes menús como el de temporada (27,50€) y menú asador (desde 37,50€, con extras si elegimos chuletillas de cordero o asado del día).

Amelibia, Laguardia

Justo antes de entrar en el recinto amurallado de Laguardia, con vistas a los viñedos, encontramos Amelibia, un restaurante familiar que hace del producto y la tradición culinaria de la zona (las “recetas de nuestras abuelas”, dicen ellos) su razón de ser, sin renunciar a cierto toque personal y, por supuesto, grandes dosis de cariño.

Cochinillo deshuesado sobre manzana ácida. Foto: Amelibia.

Entre las delicias que circulan entre las mesas, menestras de verdura de temporada, sopas y potajes de cada estación, lomo de bacalao confitado sobre pisto, cocochas de merluza al pil-pil y grandes especialidades como las patitas de cordero en salsa de pimientos choriceros, las manitas de cerdo con foie fresco y reducción de Pedro Ximenez, el cochinillo confitado al horno o el rabo de vaca estofado al vino tinto D.O.Ca. Rioja Alavesa.

Cuenta con un menú de ocho pases -cuatro entrantes, dos platos principales y dos postres- por 55€.

Marqués de Riscal, Elciego

La única estrella Michelin de la comarca la encontramos en el restaurante del Hotel Marqués de Riscal, en la localidad de Elciego.

Hotel Marqués de Riscal. Foto: Mariott.

Bajo el impresionante diseño de Frank Gehry que recuerda a un pequeño Guggenheim con láminas de titanio que aquí se tiñen de los colores del vino y las mallas que recubren las botellas de Marqués de Riscal, el chef Francis Paniego despliega su propuesta de cocina de autor con constantes guiños a la tradición.

Una propuesta, premiada también con dos soles Repsol, que se concreta en dos menús degustación Tierra que varían en función del número de platos (corto, 90€, y largo, 150€).

Ambos menús, que comparten los aperitivos, buscan la inspiración en la sierra riojana y en los productos locales de temporada y en ellos podemos encontrar desde una particular versión de la gilda al talo de chistorra y queso idiazabal, callos de bacalao, gamba roja marinada en la uva local viura, lenguado confitado o albóndiga fluida con trufa.

Restaurante Marqués de Riscal. Foto: Marriott.

Entreviñas y Olivos, Laguardia

De corte informal pero con una preciosa ubicación en una casona del siglo XVIII dentro de las murallas de Laguardia y con su propio calado (cueva subterránea presente en muchas de las casas donde antiguamente se criaba el vino que se elaboraba para la familia), Entreviñas y Olivos es perfecto para comer unas tostas y unos pintxos mientras se prueban vinos locales.

Además de deliciosas tostas de pimientos asados con ventresca, sardina ahumada, bacalao con base de ali oli, jamón ibérico, cecina o diferente tipos de queso, ofrece una carta de picoteo que incluye embutidos, tablas de quesos, foie, pulpo, matrimonios o lacón, entre otros.

Foto: Entreviñas y Olivos.

Bodegas Baigorri, Samaniego

Si quieres probar la experiencia de comer en una bodega, una buena opción es la que ofrece Baigorri.

Una impresionante caja de cristal remata el edificio ubicado en la localidad de Samaniego, diseño del arquitecto vasco Iñaki Aspiazu y que se adapta tanto a la topografía existente como al propio proceso de elaboración del vino, empleando la gravedad.

De hecho, esta transparente puerta de entrada es el inicio de un camino hacia el centro de la tierra que, a través de siete pisos escalonados, nos va acercando a las diferentes fases del vino, desde el viñedo a la botella.

Pocas a la riojana. Foto: Bodegas Baigorri.

También con vistas al viñedo y a la sala de barricas, su restaurante se ubica en la sexta planta (hacia abajo) y sirve dos menús degustación: clásico (60€) y premium (75€), en ambos casos con vinos de la casa incluidos, y con platos que cambian según la temporada.

Sugar, Laguardia

Volvemos a Laguardia para entregarnos a la cocina sencilla pero sabrosa de Sugar. El restaurante preferido de la localidad por los usuarios de TripAdvisor borda las carnes a la brasa.

Para comenzar, entrantes como cogollos de Tudela, carpaccios, espárragos blancos, piparras fritas y puntas de puerros, y entre los platos principales despuntan los elaborados a la brasa: el entrecot, las chuletas de ternera gallega y vasca, las hamburguesas, también a la brasa, y la txuleta de buey, pero también la lubina salvaje. Merece la pena el menú de txuleton (39,50€) con dos entrantes, txuleton y dos postres, además de vino.

Foto; Restaurante Sugar.

Los Parajes, Laguardia

En la Plaza Mayor, la Hospedería Los Parajes es otra buena opción para acercarse a la gastronomía de Rioja Alavesa, en este caso con una doble oferta.

Por una parte, Las Duelas, en el antiguo calado del edificio, reconvertido en una vinoteca donde tomar una copa de vino y unos pintxos. Por otro, Los Parajes, un comedor más clásico donde disfrutar de una cocina con raíces pero sin renunciar a algunas licencias creativas.

Pulpo a la brasa. Foto: Hospedería Los Parajes.

Cuenta con menú degustación (65€, con vino), menú de fin de semana (40€) y una extensa carta con especialidades como las pochas y las patatas a la riojana, caparrones con sus sacramentos, pescados y carnes a la brasa. No hay que perderse su torrija de pan brioche caramelizada con helado de leche merengada.

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