Los mejores restaurantes de Vitoria-Gasteiz para descubrir en 2024

Elegantes o informales, celosos vigías de la tradición o audaces innovadores. Estos restaurantes de Vitoria-Gasteiz son una cita obligada en cualquier visita al País Vasco

Pichón a la brasa con salsa Perigord. Foto: Zaldiaran.

Se dice que en el País Vasco se come bien. Pero que muy bien. Por ello, decidirse por un destino en plan tour gastronómico es casi un absurdo, porque cualquier ciudad o pueblo de sus tres provincias tiene un panorama culinario para enamorarse.

Como es el caso de Vitoria-Gasteiz, donde sin desmerecer sus propuestas turísticas como la Plaza de la Virgen Blanca, la catedral gótica de Santa María, su casco medieval o su ruta de arte urbano, rinde culto a la gastronomía a través de productos locales, tradición, talento y una muy buena oferta de bares y restaurantes donde saborear la cocina vasca; algunos de ellos galardonados con estrellas Michelin y soles Repsol.

Perretxikos, caracoles, queso Idiazabal, sal de Añana, vinos de Rioja Alavesa o txakoli de Álava son solo algunas de las tentaciones que te esperan en la ciudad, que ostentó la capitalidad gastronómica española en 2014.

Arkupe

En un edificio del siglo XVIII reformado en 2015 en el paseo de los Arquillos, Arkupe (Mateo Moraza, 13) es un buen lugar para darse un homenaje de comida tradicional vasca.

Cuenta con dos ambientes. Arriba, el comedor, es el territorio donde se despliega la cocina más clásica basada en platos y recetas de la tierra. Dispone de varios menús como Arkupe (65 euros), Virgen Blanca (53 euros) y Arquillos (51 euros).

Foto: Arkupe.

Abajo, un bar de pintxos y raciones ofrece un ambiente más informal donde disfrutar con unos pimientos de cristal asados, la ensaladilla rusa, las rabas de txipiron o la torta de morcilla de Burgos.

De la sencilla pero aclamada gilda al revuelto de trufa negra de la montaña alavesa y del txitxarro y las patatas con chorizo al dulce goxua, estos son los platos que no te puedes perder, si puede ser maridado con un buen tinto de Rioja Alavesa o un txakoli de Álava y en uno de estos restaurantes seleccionados.

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El Clarete

También con un sol Repsol y recomendado en la Guía Michelin encontramos El Clarete (Cercas Bajas, 18), otro clásico de las mesas de Vitoria-Gasteiz que lleva 25 años haciendo felices a sus comensales.

Foto: El Clarete.

Los hermanos Unai, en los fogones, y Patxi, en la sala, conforman un binomio engrasado que ofrece una cocina tradicional pero con un toque de autor con la máxima de ofrecer comida elaborada “con criterio y sentido” sin dejar de ser sorprendente. Como ellos afirman, “no pretendemos ser una de esas ofertas gastronómicas de ‘nueva cocina’ pero sí un espacio donde se puede comer buena cocina”.

Ofrecen varios menús como el degustación (60 euros) y el de cuchara (32,70 euros) con platos que cambian en función de la temporada y entre los que actualmente se encuentran el carpaccio de alcachofa, aceituna negra y ensalada, el ravioli relleno de champiñón, caldo de garbanzos y queso idiazábal, la yema de huevo de caserío confitada o el chipirón relleno y a la parrilla con salsa de cebolla.

Zabala

Recomendado en la Guía Michelin con el distintivo Bib Gourmand que señala aquellos establecimientos con mejor relación calidad-precio, tenemos en Vitoria-Gasteiz a Zabala (Mateo Benigno de Moraza, 9).

Foto: Zabala.

En la zona de Los Arquillos, muy próxima a la Plaza Mayor, en un edificio con 200 años de historia a sus espaldas, Zabala abrió sus puertas en 1962 como casa de comidas especializada en cazuelitas y platos ligados a la matanza del cerdo y entre sus hitos está la presentación del goxua, un postre creado por el pastelero Luis López de Sosoaga convertido desde entonces en un emblema de la ciudad (actualmente se sigue sirviendo).

Tras su entrada de piedra tras la que se abren dos espacios diferenciados: uno, a nivel de calle, con una llamativa decoración con ondas de madera, y otra en la planta superior con diferentes comedores y privados que destaca por su cubierta de bóveda.

A Zabala se viene a disfrutar de la gastronomía tradicional con detalles actuales, pero siempre sobre la base de la materia de prima de calidad y temporada.

Tartar de hegaluze con cítricos. Foto: Restaurante Zabala.

Se puede comer a la carta y en diferentes menús como La Blanca (50 euros) y Olaguibel (55 euros) y entre sus platos más aplaudidos se cuentan las alcachofas con espuma de foie, el pulpo a la brasa, el rape, el tartar de bonito con yema, el mejillones con salsa thai, la presa ibérica o el txuleton.

Zaldiaran

No por ser un clásico de la hostelería alavesa hay que pasar por alto Zaldiaran (Avenida Gasteiz, 21). Con un sol Repsol, desde 1984 lleva apostando por la alta cocina vasca y de mercado y cuenta para ello con una parrilla por donde pasan rodaballos, rapes o ventrescas de atún, pero también chuletas o costillas.

Los elegantes platos del menú degustación del Zaldarian. Foto: Zaldiaran.

Propiedad de Gonzalo Antón, fundador también de Bodegas Izadi, a la oferta más tradicional de Zaldiaran se une el gastrobar, con opciones de picoteo en mesas altas y un ambiente más informal.

Dispone de un menú degustación con varios aperitivos, platos como el gazpachuelo con tarama y cigala, el crocante de trufa con panceta ahumada, el lomo de bacalao a la brasa o el cochinillo confitado con puré de patata Robuchon y dos postres por 78 euros.

Kromatico Restaurante

Cuatro jóvenes de ascendencia coreana, jerezana, colombiana y bilbaína unieron fuerzas y talento en Kromático (Avenida Beato Tomás de Zumárraga, 2) un proyecto que ofrece una “cocina con brújula”, como les gusta definirlo, donde “tenemos presentes nuestras raíces, pero con la vista puesta en otras latitudes”.

El resultado, premiado con un sol Repsol, es una carta donde conviven toques de alta gastronomía y cocina callejera, materia prima de proximidad y especias asiáticas, creatividad y mercado.

Lobster roll. Foto: Kromatiko Restaurante.

De hecho, es raro no salir sorprendido (y feliz) tras degustar propuestas suyas como las croquetas de txuleta madurada, el lobster roll de bogavante, el chilli crab con tortillitas de camarones, el tartar de atún rojo con jijae de erizo de mar, huevo oilobide y emulsión de noisette o el arroz cremoso de gamba roja a la brasa.

Kea Basque Fine Food

Cocina vasca tradicional tan sencilla como sabrosa es lo que nos espera en Kea Basque Fine Food (San Prudencio, 21), muy cerca del Teatro Principal y muy cerca del parque Florida.

Con un sol Repsol, tanto la carta como la decoración de la sala dejan ver la tarea de asesoramiento de Rodrigo García y Nagore Irazuegi, responsables en Madrid de Arima Basque Gastronomy.

Directa, sin artificio, su cocina es un alarde de producto y absoluta contemporaneidad, con platos como el puerro de Mendavia, sándwich de steak tartar, piquillo relleno de brandada de bacalao, piparras fritas de Mendavia, tomate en ensalada de Mendavia, merluza frita en salsa verde de almejas o bonito con vinagreta de cebolleta, tomate, jengibre y lima.

Cuenta con menú degustación (65 euros) al que se puede sumar el maridaje (110 euros) o una botella de vino (83 euros). Un soplo de aire fresco en Vitoria-Gasteiz.

Andere

Otro de los imprescindibles de la escena gastronómica de Vitoria-Gasteiz lo encontramos en Andere (Gorbea, 8). Más de 40 años avalan una propuesta de cocina tradicional de raíz vasca que echó a andar de la mano de David Tobalina y que hoy se actualiza con apuntes innovadores a cargo del chef David Yárnoz (Molino de Urdaniz) que ejecuta en los fogones Álvaro Tobalina.

Su carta, servida en el comedor y en un bello patio cubierto (jardín de Begoña), incluye platos como el carpaccio de cigalas con bacon, sardinas cocinadas en humo de haya, vieira con puerros glaseados, rape braseado con hongos, kokotxa de merluza o manitas de cerdo.

Foto: Andere.

Además, ofrece un menú degustación que incluye nueve pasos por 67,50 euros.

The Bost

En un local agradable y acogedor excelentemente ubicado en un extremo del parque de La Florida (muy cerca de la catedral nueva) se alza The Bost (La Florida, 5).

El proyecto de los hermanos Jon y Xabier Santxotena se centra tanto en la comida como en el hecho de disfrutarla y compartirla y para ello se ofrece una amplia carta con raciones generosas y de buena relación calidad-precio.

The Bost, que significa cinco en euskera, se divide en dos locales, comunicados por una amplia cocina. En el comedor principal, de madera de iroko, se dejan ver contundentes platos de cuchara, como las pochas con almejas o la sopa de pescado y marisco; ensaladas de chipirones, bacalao o perdiz escabechada; y raciones de croquetas de queso Idiazábal o la morcilla de Sotopalacios con pimientos rojos.

Foto: The Bost.

Además, carnes procedentes de ganaderías de la zona alavesa de Campezo y pescados de las lonjas de Oiartzun (Guipúzcoa) y Olabeaga (Vizcaya).

Hay que dejar espacio para el postre, que cuenta con un amplio espacio en la carta y propuestas como la pantxineta (pastel tradicional vasco de hojaldre relleno de crema), la tarta de manzana, el tiramisú o la tabla de quesos con membrillo y nueces.

a.
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