BaLó: un puente en Barcelona entre la cocina británica y la catalana
Las recetas más exclusivas de la cocina de Londres y la tradición gastronómica de Barcelona se dan cita en este pequeño restaurante recomendado por la Guía Michelin

Sala del restaurante BaLó. Foto BaLó
Lena María Grané y Ricky Smith son pareja en la vida y en la gastronomía. Se conocieron en el lujoso Galvin La Chappelle de la capital británica hace siete años, y cuando ella regresó a España le propuso seguir juntos con un restaurante que, ya con su nombre, sintetiza el tipo de cocina: BaLó, la conjunción semántica y gastronómica entre Barcelona y Londres.
El camino no fue fácil: comenzaron a dar sus primeros pasos con el proyecto en 2019, y la pandemia obligó a un paréntesis forzado que les llevó a replantear el modelo de negocio: “en un principio pensamos en un bar pequeño, pero tuvimos la oportunidad de ir por todo”, describe Smith.
El reconocimiento temprano
Hace un año y medio BaLó (Deu i Mata 141) abrió sus puertas en un barrio en el que compiten con numerosos restaurantes de alta gama, más buscados por los barceloneses que por los turistas.
Con solo un año y medio de vida BaLó ya fue reconocido como un restaurante recomendado en la clasificación Bib-Gourmand de la Guía Michelin
Pero la apuesta les está animando: ya fueron recomendados por la Guía Michelin, que lo incluyó en el portal Bib-Gourmand 2023, que son los restaurantes “que ofrecen cocina de calidad a precios contenidos”, describe la famosa publicación de tapas rojas.
Precios accesibles
Eso se ve en los precios, donde el menú más básico es del mediodía (28 euros por persona), seguido por el BaLó (55 euros) con sus siete pases (el maridaje son 25 euros más), o el más ambicioso Degustación de 14 platos (80 euros), con 40 euros más para quien quiera combinar con ocho copas.
Grané y Smith son de esa generación de nuevos cocineros que se han fogueado en restaurantes de renombre, pero que a diferencia de sus patrones prefieren gestionar locales pequeños o medianos (el local tiene una media de 20 a 30 cubiertos por turno), donde haya comodidad y un servicio personalizado: en ocasiones pueden haber más camareros y sumilliers que comensales en torno a una mesa.
Dos mundos en los platos
Los platos, en tamaño, van de menos a más pero con una preocupación constante por la calidad, con la idea de probar sabores tradicionales de la cocina autóctona pero con preparaciones más complejas.
BaLó ofrece menús desde 28 euros hasta la degustación de 15 platos por 80 euros
Así lo vimos en la degustación para la prensa, que se inició con unos pequeños pero magníficos hashbrown (milhojas de patata con mayonesa de perejil, decajo y polvo de cebolla horneada) y el buñuelo de anguila con mayonesa de tinta de calamar y bonito ahumado.
Le siguieron el salmón curado con huevos de trucha y el farfalle de pasta con aire de ajo, estragón y setas, con la merluza con salsa beurre blanc con huevas de mújol y coliflor. La cumbre se alcanza -en tamaño y sabor- con la carrillera con textura de apio nabo y col kale.
De postre, un suave pastel de calabaza con semillas y crema pastelera; en una comida maridada por el vino Marco, de la bodega La Vinyeta (DO Empordà), seguido por el Suzie de la misma casa; aunque se pueden optar por más de 50 referencias de las principales DO de Cataluña y varias de las de España.
Para antes o después, hay cócteles de autor que se caracterizan por su variedad crómatica que se refleja en los nombres: puede ser el Verde, el Rojo, el Naranja o el Amarillo; preparaciones que recuerdan que la base para cualquier idea de sofisticación en la gastronomía (como en todo ámbito) tiene que empezar por el cuidado por los ingredientes básicos y el recuerdo de los platos de toda la vida.