Boulevard: cocinas del mundo, espíritu de discoteca y un toque chic en el Paseo de Gracia
El restaurante Boulevard aporta un toque de sofisticación a la oferta gastronómica de la avenida más lujosa de Barcelona, con una gastronomía basada en la fusión mediterránea con Oriente

La vistosa estética del restaurante Boulevard. Foto JP Escobar
Durante 40 años las galerías Bulevard Rosa fueron uno de los epicentros comerciales más importantes del Paseo de Gracia, en Barcelona; un abanico de casas de moda, joyería y decoración que le daban ese toque chic que ha sido el ADN de la avenida más elegante de Barcelona.
Las galerías cerraron en 2018 junto con el Nubar, uno de los restaurantes que fueron pioneros en el concepto de lounge, o sea esos espacios donde se puede cenar o ir de copas, con la música fuerte pero no tanto como para impedir los diálogos.
Ahora Nubar se encuentra a un par de kilómetros, en la parte superior de la avenida Diagonal, y su ubicación así como el concepto fueron heredados por Boulevard, uno de los restaurantes del grupo de ocio Costa Este (con un catálogo de sitios emblemáticos de ocio nocturno como Opium Barcelona, Madrid y Marbella; Cachitos, Pachá Barcelona, Bling Bling y el Sky Bar del hotel Iberostar, entre otros).
Las múltiples facetas del Boulevard
El Boulevard (Paseo de Gracia 53), que con su nombre recuerda a aquel pasado de las galerías comerciales, se presenta como un animado restaurante de múltiples caras.
Puede ser la terraza con su aire más relajado, un llamativo balcón a pie de calle para ver la fauna urbana de la milla de oro de Barcelona.
En el Boulevard dialogan la terraza con la tranquila planta superior, la más sofisticada del subsuelo y la faceta de discoteca de Club Studio
O el salón principal, con su decoración de plantas falsas que simula un frondoso jardín; que dialoga con la planta inferior con una estética urbana de tonos fríos y luces de neón; una traza algo clandestina buscada por los fumadores de shisha y que combina con el Club Studio, la discoteca contigua de entrada independiente.
El restaurante juega la carta de la sofisticación y con esos adjetivos como lounge, chill out o relax que, en pocas palabras, quiere decir desconectar y pasarlo bien.
Cocina de fusión
El chef José Vega está a cargo de los fogones, donde presenta una ecléctica carta basada en la fusión de sabores y aromas, donde se cruza la herencia mediterránea con modernos toques de la cocina oriental.
El lugar es una pasarela para ver y ser visto, un motivo para presumir por redes sociales, y los platos no se quedan atrás, con presentaciones pensadas para entrar por los ojos antes que por cualquier otro sentido.
Así se ve con la ensalada de langostinos y aguacate, presentada en un cubo de hielo ahuecado que requiere cierta pericia al servir; o los coloridos huevos rotos con fricandó; dos buenos entrantes que nos abrieron la puerta a la experiencia junto con un exquisito lingote de foie mi cuit y las gyozas de rape y gambitas rojas.
Otros entrantes a tener en cuenta son el steak tartar, la yuca brava, la ensaladilla thay o la sopa de marisco; por no olvidar la propuesta ideal para nuevos ricos como la lata de esturión beluga.
Ensaladas y sushis
En las ensaladas se encuentran la de burrata, la de espinacas baby, la de langostinos y el mezze libanés con pan de pita; otro salto en la geografía de la mano de la gastronomía.
Las porciones son justas para una persona, pero la idea del restaurante es que los comensales pidan varios platos y compartan para expandir la experiencia.
Una de las patas internacionales de la cocina de Vega es su carta de sushis, con diversos sashimis, niguiris, uramakis o futomakis. Aquí se puede venir a probar el abanico de 26 makis, y no salir del guión de la elaborada cocina nipona.
Sabores del Mediterráneo
Pero volviendo al Mediterráneo, Boulevard ofrece arroces como el risotto de setas (vale la pena esperar 20 minutos), o el seco de rape y gambas; y pastas como los linguinis con bogavante o el trufado.
Muchos platos están pensados para entrar por los ojos antes que por cualquier otro sentido
Claro que también hay carnes y pescados, desde las costillas de cordero a la brasa y el secreto ibérico a ese misil cárnico que es el tomahawk, la ternera de Nebraska. En cuanto a los productos de mar, destacan el pulpo y el salmón a la brasa, hasta la apetitosa lubina a la sal.
Los postres son otro imán para el postureo fotográfico, como el volcán (chocolate negro, frambuesa picante, helado de chocolate blanco, fresa ácida, piedra volcánica de frutos secos y humo de lima) o la vistosa cheescake tropical.
Cócteles y bebidas premium
La carta de bebidas presenta una variada selección de cócteles clásicos y aperitivos, así como de vinos de diferentes DO españolas (Ribera Duero, Penedès, Rioja, Priorat, etcétera) e internacionales, desde el sur de Australia a Francia.
Aparte de un par de cavas el peldaño de los champagnes fue concebido para tarjetas sin límites de presupuesto, con opciones tan exclusivas como el Dom Pérignon Luminous Rose (1.200 euros).
Cambio de ambiente
A eso de las 23:00 de repente las luces bajan, la música sube, y lo que era un ambiente tirando a relajado se convierte en un animado lugar donde los platos de las cenas van desapareciendo y emergen las copas de cócteles y espumosos.
Se echa de menos los números musicales que había de miércoles a domingo, que abría las puertas a una mayor interacción entre los comensales. Pero de todas maneras Boulevard conserva ese espíritu de diversión sofisticada que encaja como un guante con la identidad del Paseo de Gracia.