El clásico Gran Café Santander que reabre sus puertas en Madrid

Tras 52 años abierto, en 2019 echaba el cierre el mítico Café Santander. El esquinazo de Alonso Martínez vuelve a la vida bajo la batuta del Grupo Cañadío y con aires cántabros

Madrid celebra la vuelta de uno de sus clásicos. Foto: Gran Café Santander.

Madrid recupera un clásico. Pocos serán los que no han pasado por aquel esquinazo de Alonso Martínez donde una cafetería de grandes ventanales acogía a todo el que por allí pasaba. Era la Gran Cafetería Santander, un icono madrileño, que tras más de medio siglo de vida, echaba el cierre el pasado 2019.

La noticia ahora es más alegre: hace pocas semanas este lugar volvía a la vida y lo ha hecho de la mano del grupo de restauración Cañadío, con los hosteleros Paco Quirós y Carlos Crespo al frente, que lo renuevan en clave cántabra, pero recuperando gran parte de su esencia.

Gran Cafetería Santander, una cafetería de toda la vida

Resulta imposible hablar de la novedad, sin hacerlo de este lugar mítico. Era 1967 y Manuel Rodríguez, que fundó el hotel Santander de la calle José Echegaray, abría una cafetería con el mismo nombre, de la que su hija Carmela recogería pasados unos años el testigo.

La sala (ahora renovada) con los grandes ventanales del Gran Café Santander.

Pronto junto a sus grandes ventanales, sentados en la gran barra y sus mesas, se pudo ver a gentes de todo tipo, desde grandes cineastas, escritores y celebridades hasta cualquier vecino o transeúnte que pasaba por allí con ganas de tomar algo sencillo: su mítica tortilla de patata, unos churros o sus clásicos bocadillos.

Cansados de luchar contra la administración y no sin desazón, el verano de 2019 tuvieron que bajar la persiana. Anunciaban así, que tras 52 años abiertos “sin fallar un solo día”, su camino terminaba aquí. Aquellos días se pudieron ver grandes carteles, del icónico color naranja de su inconfundible logo, donde feligreses habituales pasaban a dejar sus últimos deseos y mensajes bonitos para la propiedad.

El verano de 2019, tras 52 años abiertos «sin fallar un solo día», el Gran Café Santander bajaba la persiana

Gran Café Santander, nuevos aires para un clásico

Tras el cierre definitivo, se supo que un grupo de restauración iba a encargarse de reformar integralmente el espacio y darle nueva vida. El misterio se desveló y el 5 de octubre, tras un año y medio de arduo trabajo, abría de nuevo el Gran Café Santander. “Empezamos esta nueva aventura muy ilusionados”, anunciaban desde el Grupo Cañadío.

El nuevo diseño es un guiño al original Café Santander.

Ideólogos de espacios como Cañadío, La Primera, La Maruca o la Bien Aparecida, afrontaban esta novedad como un reto. “Este esquinazo es la ilusión de Carlos Crespo, que siempre se ha sentido atraído por los lugares con historia, con solera”, explica Paco Quirós.

El reto venía con cómo iban a adaptar su saber hacer y su filosofía a un espacio en la memoria de los madrileños. “Ya lo habíamos hecho con otro espacio, concretamente con La Primera, que era el antiguo Café Molinero. Nos gusta volver a poner en valor lugares que han sido míticos”, comparte Carlos Crespo, la otra pata de este proyecto.

Supuso todo un reto para el Grupo Cañadío adaptar su saber hacer y su filosofía a un espacio en la memoria de los madrileños

Nadie mejor para dar el salto de pasar de la Gran Cafetería Santander al Gran Café Santander que el estudio de Sandra Tarruella, que ha conseguido mantener viva la esencia y algunos guiños de lo que fue, en un lugar totalmente renovado y “con un plus”, tal y como afirma la propia diseñadora.

El Gran Café Santander ofrece desde el desayuno a la cena que se alarga con una copa.

Aquel mítico logo de color naranja, hoy decora una de las paredes de la escalera del lugar y una gran barra, ahora de nogal y polipiel, sigue siendo protagonista, a la espera de poder volver a ser utilizada.

Aunque algunas cosas recuerdan al anterior espacio, con Gran Café Santander querían recuperar el charme de los grandes cafés del XIX y principios del XX de ciudades como Lisboa, Viena o Praga, con una estética elegante y refinada, a la par que sencilla.

Gran Café Santander sirve una tortilla que se acaba de coronar como la Mejor Tortilla de Patatas de España en el XIV Campeonato de España de Tortilla de Patatas Trofeo Tescoma

Cocina de toda la vida y los platos míticos del Grupo Cañadío

Como en aquellos cafés europeos, abre de forma ininterrumpida con la vocación de acoger a todos y a cualquier hora del día, para que el que los visite, pueda desde desayunar, a tomar el aperitivo, comer o cenar y alargar con la primera copa de la noche, ya que abren hasta las 2 de la madrugada.

Linguine a la marinera. Foto: Gran Café Santander.

Con el espacio claro, había que decidir sobre la propuesta gastronómica de este nuevo espacio. ¿Lo mejor? Apostar por la cocina de siempre, recuperando platos que ya apenas se ven en los restaurantes y por algunos de los clásicos del Grupo Cañadío.

Así, arrancan el día con desayunos excepcionales, en los que probar sándwiches, bollería, sobaos pasiegos o su famosa tortilla de bonito o de patatas, que se acaba de coronar como la Mejor Tortilla de Patatas de España en el XIV Campeonato de España de Tortilla de Patatas Trofeo Tescoma.

Gambas en gabardina que sí

Para continuar con el día, en su carta de comidas y cenas, apuestan por la calidad ante todo. De sus entrantes fríos destacan platos como la ensalada de jamón con virutas de foie, el pastel de mejillones en escabeche con patatas chips, unas yemas de espárrago blanco con aliño o el tradicional cóctel de marisco, como se hacía antiguamente, al que incorporan bogavante.

La carta está llena de guiños a otros restaurantes del Grupo Cañadío.

De la parte caliente para arrancar, no faltan las rabas de calamar o las croquetas de lacón y huevo, emblema de los demás restaurantes del grupo y nuevas incorporaciones, como las gambas orly (en gabardina) que elaboran homenajeando a las sirven en el restaurante santanderino Bar del Puerto.

No cesan ahí los homenajes, porque también preparan unos huevos con morcilla como los de Landa, parada imprescindible en la A-1 de los que viajan al norte o los chipirones encebollados como los del barrio pesquero de Santander.

El menú avanza con especialidades de Quirós y Crespo, como su tradicional cocido montañés, que se sirve en un vuelco, acompañado de su tosta de compango. También la excepcional merluza de Rula (a la romana, con una bilbaína tradicional y langostinos), así como con un contundente guiso de pata y morro, steak tartar o unos recién incorporados filetes rusos que coronan con foie.

El esquinazo más famoso de Alonso Martínez vuelve a ser un punto de encuentro para los madrileños.

Conviene dejar hueco para el postre, tanto para degustar una porción de la siempre imprescindible tarta de queso de Cañadío o la de chocolate, como para poner el punto goloso con un flan con nata o con fresas rellenas de chocolate blanco. El disfrute está servido.

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