Far Nomo, fusión japo-mediterránea en el faro más alto de la Costa Brava

Entre las costas de Llanfranc y Tamariu, dominando un acantilado de 170 metros sobre el mar, el faro de Sant Sebastiá se ha reconvertido en un templo gastronómico con el sushi como protagonista

Far Nomo

El faro de San Sebastiá y sus vistas. Foto: Grupo Nomo.

Fábricas recicladas en espacios de arte, antiguas estaciones de tren reconvertidas en hoteles de lujo y molinos que renacen con nuevos usos. Hay pocas cosas más hermosas que dotar de una segunda vida a una infraestructura y Far Nomo es uno de los más espectaculares ejemplos: un faro enclavado en la Costa Brava que ahora aloja un restaurante japonés de altura.

A 170 metros de altura sobre el nivel del mar, en el viejo el faro de San Sebastián, entre las costas de Llafranc y Tamariu, Far Nomo es una de esas felices sorpresas que de tanto en tanto da gusto encontrarse.

Encuentra tu hotel en la Costa Brava pinchando aquí

Far Nomo, el faro más alto de la Costa Brava

El faro actual, construido a mediados del siglo XIX, se inauguró el 1 de octubre de 1857 y fue electrificado en 1940, con una lámpara de 3.000W.

Faro de San Sebastiá. Foto: Far Nomo.

Llegó a estar atendido por tres fareros, aunque el avance en tecnología fue haciendo su presencia cada vez menos necesaria. El último dejó su puesto en 1999.

Como otras instalaciones de este tipo, el faro languidecía, hasta que el grupo de restauración Nomo puso en él sus ojos.

Fundado en 2007 por los hermanos Juan y Borja Molina-Martell y Ramón Jiménez y con diferentes establecimientos en Barcelona, Girona, la Costa Brava y Madrid, así como un servicio de delivery, Nomomoto, su cocina de fusión japo-mediterránea es la responsable de la recuperación de este faro, que se jacta de ser el más alto de la zona y contar con las vistas panorámicas más espectaculares de la Costa Brava.

La rehabilitación permitió recuperar elementos originales del faro. Foto: Far Nomo.

Colgado de un acantilado, en la montaña de San Sebastián, fue necesaria una importante obra para recuperar las instalaciones de esta joya del patrimonio costero, que encontraron en estado deplorable y que hubo que desmontar, prácticamente teja a teja, para rehabilitar.

Pese a los obstáculos, hoy conserva suelos, paramentos y hasta la puerta original del faro, inaugurado como restaurante en 2015 con el chef Naoyuki Haginoya, responsable gastronómico del grupo Nomo, como cabeza visible.

Un japo de inspiración mediterránea

La buena acogida del restaurante desde sus inicios le permite abrir sus puertas durante todo el año, lo que permite disfrutar de sus vistas más allá de la temporada estival, además de disfrutar de su carta de raíces japonesas y producto local.

Sushi en el faro mas alto de la Costa Brava. Foto: Far Nomo.

Formó en barras de sushi, izakayas y yakinukus de Tokio, Haginoya, más conocido como Nao, llegó a Barcelona con 23 años y se enamoró del Mediterráneo.

Chef del grupo Nomo, se encarga de la dirección gastronómica de este espacio, una de sus apuestas más interesantes, que combina la sala con una impresionante zona exterior con vistas donde disfrutar de la puesta de sol y la propuesta gastro con una carta líquida a la altura.

Naoyuki Haginoya. Foto: Far Nomo.

Qué comer en Far Nomo

Con mimo exquisito al producto local –Nao se declara fan de productos como la gamba de Palamós y el arroz akita komachi cultivado en arrozales de Pals-, mucha técnica y, especialmente, meticulosidad en los procesos, dan forma a una carta que arranca con entrantes como el edamame a la brasa o la berenjena japonesa con salsa de miso, croquetas de rabo de toro rebozadas en panko, pinchos de vieira a la plancha con foie, espinacas y salsa teriyaki o gyozas de diferentes tipos.

Destaca también el Ebi chili, de langostinos picantes sobre base de fideos kataifi crujientes y huevo frito, su icónica okonomi omelette–su tortilla abierta con pulpo y salsa okonomiyaki-, y la green wasabi salad, una ensalada verde con aguacate, edamame y vinagreta de wasabi.

Entre los crudos de mar, el ya famoso salmonete no tataki, un tataki de salmonete con tirabeques al wok, salsa ponzu y hojas de wasabi fresco; el tataki de atún con crema de aguacate; o los mini tacos de tartar.

Salmonete no tataki. Foto: Grupo Nomo.

Y, entre los platos calientes, arroces y fideos como el arroz frito con anguila del Delta del Ebro, ceps y trompetas de la muerte, o el Yako Yaki, una pata de pulpo a la brasa con mochis de patata y mayonesa picante.

No dejes de preguntar platos fuera de carta; te puede sorprender un sashimi coctail de fideo fino de somen con calamar, atún y okura granizado de salsa dashi; un futomaki de gamba blanca con salsa de alga y hoja de shiso verde o un tataki de bonito al carbón con salsa ponzu.

Un cóctel mirando al mar

Para acompañar todas estas elaboraciones, Far Nomo propone cócteles de inspiración japonesa con un punto refrescante como el Harajuku, a partir de sake, licor de yuzu, té sencha, hoja desisho y limón, o el Ginza, inspirado en el clásico Moscow Mule con ginebra, jengibre y un toque picante gracias a una hoja de wasabi.

Tartar no temaki. Foto: Grupo Nomo.

La sensación de tomar un sorbo de cualquiera de ellos en la terraza de Far Nomo mientras se visualiza la infinidad del Mediterráneo y se siente la brisa del mar es algo que hay que experimentar para entender.

a.
Ahora en portada