La irresistible tentación de la fondue suiza vuelve a Barcelona

Hasta el 13 de marzo el hotel The One Barcelona presenta su tradicional fondue de quesos, una deliciosa forma de combatir el frío que homenajea a Suiza

La fondue, una de las maravillas de la cocina suiza. Foto The One Barcelona

¿Cómo evitar la tentación de la imagen de ese hilo amarillo que cae, lentamente, en la olla de hierro llena de queso fundido? ¿Y quién puede decir que no a esos chocolates que dan un sabroso empuje calórico a estas tardes y noches de frío?

Hay tradiciones que uno aplaude que regresen, como es el Mood Swiss Fondue Experience que presenta el hotel The One Barcelona (Provença 277, Barcelona), un viaje gastronómico a las tradiciones de Suiza que se puede descubrir hasta el 13 de marzo.

El homenaje a la cocina helvética

Una vaca de color rojo intenso, como si hubiera sido envuelta en la bandera helvética, recibe en el lobby de este hotel de cinco estrellas, como para poner en clima.

Una vaca ‘a la suiza’ da la bienvenida. Foto JP Chuet-Missé

En la terraza acompañado de mantas y estufas, o dentro del Mood Rooftop Bar, se despliegan las mesas con manteles a cuadros donde pueden degustar tres tipos de fondue, todas elaboradas con quesos del país de Guillermo Tell.

Hay tres opciones de fondue con queso para probar. Pero si es por elegir, no se pierdan la que lleva trufa fresca

Una es la clásica moitié moitié, con quesos gruyere y vacherin fribourgeois; otra es la que además de estas variedades incorpora al tête de moine, y la tercera opción es la combinación de fondue con ralladura de trufa fresca melanosporum.

Todo listo para empezar la ceremonia de la fondue. Foto The One Barcelona

Y si es por elegir, esta última es la favorita. Pero la elección no nada es fácil.

Otros platos de la cocina helvética

La experiencia no es ir a probar una fondue y listo. Se trata de aprender los secretos de este plato que sintetiza la tradición gastronómica suiza, que son preparados según las líneas que marca la chef Marielle Colliard, hija de Raoul Colliard, fundador del restaurante Le Tsalé; considerado uno de los templos de este plato de queso fundido.

Hay tres tipos de fondue para elegir. Foto JP Chuet-Missé

En la terraza de The One hay tres opciones de menús, el Friburgo, La Gruyère y Zermatt, donde además de los quesos también se pueden probar otras maravillas de la cocina de aquel país como ensaladas de entrantes y postres.

Una es la Nüsslissalat, una ensalada de canónigos, huevo, beicon y crujiente de pan y queso típica de los cantones de habla alemana; que hemos degustado como parte del menú Friburgo.

Ensalada Nüsslissalat, previo a la fondue. Foto JP Chuet-Missé

Otra ensalada para combinar con los quesos es la de endivias y manzana con nueces y queso azul.

Aparte hay platos livianos sugeridos para combinar son el vitello tonnato con queso sbrinz o el de cecina y tête de moine con pan de centeno y nueces.

Además de las fondues hay platos tradicionales de la cocina suiza, desde ensaladas a estofados

Más contundentes -pero ideal para el invierno- son el salmón con polenta Ticinese y aceite de hierbas aromáticas (originario del cantón del Tesino, de habla italiana), o el estofado de ternera blanca al estilo Zürich con champiñones y rösti de patata.

De postre, strudel de manzana y ‘fideos’ de castaña, merengue y nata. Foto Lys Ortega

Para beber, además de probar un cava, hay que mantener el ambiente con vino caliente, como corresponde.

Y por supuesto, los chocolates

Y si hablamos de Suiza, por supuesto que los postres están protagonizados por los chocolates.

Allí se puede probar la fondue de chocolate con frutas, madalenas y malvaviscos; aunque es difícil asumir este postre tras haber liquidado un caldero lleno de queso.

Si hay coraje, se puede finalizar el paseo gastronómico con la fondue de chocolate. Foto The One

Otras opciones son degustar el strudel de manzana con helado de vainilla o los ‘fideos’ de castañas (quizás algo empalagosos) con merengue y nata.

Si ya se está cerca de la gula, pues mejor olvidarse de los pecados capitales. Porque hay tentaciones que no se pueden resistir.

a.
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