Roscón de Reyes: una tradición con 2.220 años de historia que sigue sorprendiendo

Último exceso gastronómico de las fiestas navideñas, se llama roscón de Reyes al dulce típico que tradicionalmente se disfruta en Epifanía, la Noche y el día de Reyes, aunque su presencia masiva en pastelerías y supermercados desde hace años están alargando su consumo antes y después de las fechas originales.

Este pastel, tradición muy viva en la cultura española (no en vano cada año se reinventa con originales sabores y texturas), también está presente históricamente en Francia, Bélgica y Portugal, así como en algunos países latinoamericanos (principalmente México), en algunos de ellos conocido como Rosca de Reyes o Pastel de Rey.

La merienda de Reyes

El popular pastel presente en la sobremesa de casi todas las casas cada 6 de enero, es principalmente un bollo (brioche) elaborado con una masa dulce con forma circular (no siempre) y aspecto de gran rosquilla (toro, en geometría) que se adorna con rodajas de fruta confitada, escarchada o cristalizada de colores variados aunque predomina el verde, el naranja y el rojo.

En la masa con la que suele estar elaborado se introducen habitualmente dos tipos de sorpresas: las figuritas de cerámica o de plástico (cada vez menos) con las figuras de los tres Reyes y, por otra parte, el haba seca. Y dicta la tradición -casi nunca cumplida- que aquel que se encuentra el haba paga el dulce.

Esta masa se aromatiza además con agua de azahar, lo que le proporciona su aroma típico.

A principios del siglo XX, el roscón original no acostumbraba a llevar ningún otro ingrediente que no fuera los de su fórmula clásica que incluía el mazapán, pero desde los años sesenta y setenta del siglo pasado, los pasteleros más creativos e ingeniosos empezaron a elaborar variedades rellenas con nata montada, crema pastelera, crema de chocolate, trufa, moca o cabello de ángel que siguen estando entre las más frecuentes en la actualidad.

También cada vez más se utiliza diferentes tipos de masas base como por ejemplo hojaldre y merengue. Hoy en día se crean roscones con una gran diversidad de ingredientes -hace poco impensables-, texturas y tamaños, lo que hace que en muchos casos, los roscones solo mantengan del original clásico su aspecto circular con orificio.

Roscón, una historia de 2.000 años

Históricamente, el roscón de reyes proviene como muchas otras recetas de un conjunto de tradiciones gastronómicas y religiosas paganas que a lo largo del tiempo se han ido incorporando a las celebraciones religiosas cristianas.

Explican los historiadores y los antropólogos que a mediados del siglo II a.C., en nuestro actual mes de diciembre, se celebraban en la Europa romanizada unas fiestas durante una semana para conmemorar el final del ciclo agrario. Recibían el nombre de ‘las Saturnales’, en honor de Saturno, dios de la agricultura y de las buenas cosechas, y coincidían con el solsticio de invierno que marca el día más corto del año y a partir del cual las jornadas empezaban a tener más horas de luz.

Durante la semana de celebraciones de las Saturnales se elaboraba una torta de miel que se rellenaba con frutos secos, dátiles e higos. La preparación de esta torta, preferentemente circular, se convirtió en una tradición anual y se consumía por igual entre plebeyos y esclavos, convirtiéndose en uno de los postres más famosos y populares de la ‘fiesta de los esclavos’.

Ya en el siglo III d.C. se introdujo como premio dentro de la torta un haba, que por otra parte se consideraba un símbolo de fortuna y fertilidad. Inicialmente, al esclavo que conseguía un haba se le permitía un día completo para disfrutar como “hombre libre”. Con el paso del tiempo se fue considerando que a quien le tocase un haba en la torta de Epifanía gozaría de prosperidad el resto del año.

A partir de que el emperador Teodosio promulgó el Edicto de Tesalónica, por el que el cristianismo se convertía en religión oficial del estado romano, muchas tradiciones y costumbres no cristianas se transformaron en sacras, como pasó con esta torta, que iría adquiriendo a través de los siglos un peso importante en las celebraciones de Adviento y de la Epifanía.

Explica el historiador Caro Baroja que el roscón aparece dos veces mencionado en la historiografía del siglo XII. Una de ellas corresponde al Reino de Navarra, que en el año 1361 designaba ‘Rey del Faba’ al niño que encontraba el haba en la masa del dulce de Reyes. La segunda se refiere a un poeta andalusí, a Ibn Quzman, que describe una tradición similar con una torta (a la manera romana) que portaba monedas de oro.

El roscón de los romanos a la actualidad

Aunque en España ya se conocía la tradición de comer el Roscón de Reyes, fue el primer rey Borbón Felipe V quien introdujo la costumbre francesa (época de Luis XV) de poner dentro de la masa del roscón una moneda que se convertiría en una señal de fortuna para quien la hallase, y que evolucionaría hasta convertirse en una figurita de cerámica. Por el contrario, el haba se convertiría en un símbolo negativo, y pasó a ser la sorpresa que nadie quería.

En Francia celebraban durante el Renacimiento ‘Le Roi de la Fave’, la costumbre de comer este postre de Epifanía, una tradición que se hizo popular especialmente entre la aristocracia y la realeza, y en la cual las familias francesas consumían un bollo muy similar al roscón de Reyes que escondía en su interior un haba.

En Portugal a la tradición se la conocía como ‘Bolo Rei’ y también era tradición sentarse a comerlo el 6 de enero.

También se exportó la tradición a Nueva Granada (México) desde Castilla, en el siglo XVI, y hoy en día se mantiene bien viva.

Los roscones se reinventan

Pero ya fue en el siglo XIX cuando la tradición del roscón adquirió naturaleza propia y se le hizo coincidir con la fiesta de los Reyes Magos, desarrollándose la costumbre de que quien se topaba con la figurita era coronado ‘Rey de la fiesta’ y al que le salía un haba debía pagar el postre, a la vez de ser nombrado el ‘Tonto del haba’ (origen de la apelación “tontolaba” en referencia a personas ignorantes o de cortas entendederas).

Hoy en día el Roscón de Reyes es una de las grandes citas pasteleras del año en torno a la cual se organizan concursos, premios, exhibiciones y, sobre todo, da lugar a elaboraciones de cientos de variedades, miles de encargos, grandes colas y millones de unidades vendidas en todo el país.

Una tradición muy transformada pero también muy viva que deja dulces originales como el nombrado Mejor Roscón de Reyes Artesano de Madrid, un dulce elaborado por Umikobake en un campeonado con jurado presidido por el maestro pastelero Paco Torreblanca y que añade un toque japonés al tradicional dulce, sustituyendo la naranja confitada que lo corona por el yuzu rallado.

En Barcelona, la pastelería L’Atelier se ha alzado con el premio al mejor roscón creativo en el concurso El Millor Tortell de Reis de Catalunya con la creación de Eric Ortuño bautizada como Roscottone Gold, una masa de panettone con una mezcla de jengibre y caramelo, cremoso de dulce de leche y láminas de oro coronándolo.

En este mismo concurso, la propuesta de L’Obrador dels 15 de Mónica Gregori se hizo con el galardón en la versión clásica del roscón.