Tras los exploradores que abrieron las puertas a nuevos mundos

Viajaron miles de kilómetros hacia lo desconocido, aportaron conocimientos de reinos y tierras remotas. Con este libro seguimos las huellas de Marco Polo, Humboldt, Dias, Pytheas, Darwin y otros grandes exploradores

Un libro para seguir los pasos de grandes viajeros. Foto Editorial Pimentel

La búsqueda de respuestas. Aventurarse donde nadie más había llegado. Romper con los tabúes. Encontrar tierras y tesoros cargados de leyendas. Ser un representante diplomático, tener una misión científica, liderar una expedición militar.

Sea cual sea las razones, en la historia encontramos un puñado de hombres y mujeres que se lanzaron a lo desconocido unidos por un deseo, casi una obsesión: saber qué había ‘más allá de’.

Exploradores más y menos conocidos

Para el público quizás sean conocidos los nombres de Charles Darwin, Alexander von Humboldt o Marco Polo, pero también cabría resaltar las figuras de Pytheas, Xuanzang, Ibn Battuta, Bartolomeu Dias y Carlos Cuarteroni, así como de mujeres como Jeanne Baret y Mary H.Kingsley.

Ellos y otros aventureros se presentan en el libro Atlas de los grandes viajeros y exploradores (Editorial Fulgencio Pimentel e Hijos), una bonita obra redactada por la lisboeta Isabel Minhós Martins e ilustrada con las acuarelas, mapas y dibujos en tinta china de Bernardo Carvalho.

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Un libro para todas las edades

Quizás por la edición y los textos se lo catalogue como un libro juvenil. De acuerdo, pero eso no quita lo que uno puede aprender de las hazañas de estos aventureros, que viajaron a pie, en barco, a caballo o en camello por sitios extremos, enfrentando a piratas y ejércitos, donde si no morían de fiebre podían ser despedazados por animales salvajes o por la furia de una tormenta.

Durante siglos los historiadores se preguntaron cuál era la tierra que el navegante Phyteas bautizó como la Última Thule en el 350 a.C.

De una forma u otra sus relatos y descubrimientos han llegado hasta nosotros, no siempre de primera mano, pero han servido para aportar luz donde había oscuridad sobre tierras y pueblos desconocidos.

Los mapas y dibujos de Carvalho están realizados en tinta china. Foto Editorial Pimentel

Hacia la terra incognita

Por ejemplo Phyteas (en el 350 a.C.) fue el primer griego que se animó a atravesar el Estrecho de Gibraltar y navegar hasta tierras tan al norte que la bautizó como la Última Thule (¿Islandia? ¿las islas Svalbard?) y regresó hasta la Costa de Ámbar, en el norte de Alemania.

Tenemos a Giovanni da Pian del Carpini, que con 60 años (todo un anciano en 1245) fue enviado por el papa a conocer (más bien, espiar) a los feroces mongoles.

Ibn Battuta, en 1325, partió de Tánger con 21 años y recorrió el Nilo, visitó Jerusalén y La Meca, se deslumbró con Constantinopla, siguió la ruta de la seda por Samarcanda, atravesó el Himalaya, vivió varios años en India, viajó por los mares de China, el Sudeste Asiático y África oriental.

Ibn Battuta salió de su hogar en Tánger con 21 años y regresó cuando tenía 50. Se lo considera el mayor viajero de todos los tiempos

Regresó a su ciudad natal con 50 años, y todavía se lo considera como el mayor viajero de todos los tiempos.

Las acuarelas aportan una bonita cuota artística. Foto Editorial Pimentel

Hazañas científicas

Tras 16 meses recorriendo la costa de África occidental el portugués Bartolomeu Dias demostró que el mundo no acababa en el Cabo de Buena Esperanza.

Joseph Banks participó en un viaje de exploración por el Pacífico Sur en el Endeavour (con James Cook al frente) en 1768 que aportaría tal caudal de conocimientos que motivaría a Alexander von Humboldt y Charles Darwin a realizar sus famoso viajes científicos en 1799 y 1831, respectivamente.

Algunos personajes parecen de película, como Carlos Cuarteroni, marinero español que tras hallar un tesoro hundido en el Mar de la China invertiría su nueva fortuna en navegar por China y el Sudeste Asiático liberando esclavos (y levantando las iras de comerciantes y sultanes), hasta que luego siguió su labor como sacerdote.

Se dice que Emilio Salgari se inspiró en su increíble vida para escribir Sandokán.

Un libro para todas las edades. Foto Editorial Pimentel

Mujeres que se lanzaron a lo desconocido

Este atlas rescata la figura de las mujeres que se negaron a obedecer los mandatos sociales y se lanzaron a descubrir el mundo.

Es el caso de la británica Mary Henrietta Kingsley, quien en 1894 viajó sola por África occidental y sus libros aportaron una óptica diferente sobre los pueblos que la Europa colonial miraba con desdén.

O la francesa Jeanne Baret, quien en 1767 se convirtió en la primera mujer en dar la vuelta al mundo. Y como estaba prohibido que ellas puedan subir a barcos, navegó en el barco L’Étoile disfrazada de hombre. Pero su aporte científico al haber recogido y catalogado 6.000 especies vegetales es invalorable.

Son historias que invitan a viajar y fascinarse con las aventuras de estos exploradores que tenían poco que perder y mucho que ganar con sus deseos de conocer el mundo.

a.
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