Javier Reverte: la último aventura del gran cronista de viajes

‘La frontera invisible’, libro póstumo de Javier Reverte, es un fascinante viaje desde Estambul al estrecho de Ormuz buscando los difusos límites entre Occidente y Oriente

Reverte se sintió hechizado por Estambul. Foto Pxhere

¿Dónde comienza Oriente? ¿Hasta dónde llega Occidente? ¿Acaso cuando se cruzan los puentes en Estambul uno siente que cambió de continente? ¿O es un proceso gradual que se inicia, pongamos, en Sarajevo, pero que no termina hasta lo más profundo de Irán?

Esa fue la pregunta que motivó a Javier Reverte a emprender su último gran periplo, desde la antigua Constantinopla hasta Mescate, y sus posibles respuestas se pueden rastrear en La frontera invisible. Un viaje a Oriente (Plaza Janés), su libro de viajes póstumo.

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Un espíritu inquieto

A mediados de 2019, con 75 años a cuestas y con complicaciones de salud, quedó fascinado con un artículo sobre la plaza de Isfahán, que se presentaba como “la más bella del mundo”.

Y no podía dejarlo pasar: “pedí permiso a mis amables médicos, busqué caminos en los mapas y en las guías turísticas; llené mi bolsa de píldoras, jarabes, cremas e inyecciones y hurgué en Internet en búsqueda de un vuelo”, describe.

“Estambul hipnotiza como una hechicera que echa sobre tus ojos un velo de irrealidad”.

Javier Reverte
Javier Reverte, meses antes de viajar hacia Oriente. Foto Chema Moya.

Este escritor, autor de 21 libros de viajes -además de 18 novelas, un par de libros de poemas y otras tantas biografías- comienza en Estambul, donde inicia su equilibrada y ágil crónica de experiencias personales con matizaciones históricas, en la que describe el poder del antiguo Imperio Otomano y la transformación de Turquía en una república mientras puntualiza que esta antigua ciudad “hipnotiza como una hechicera que echa sobre tus ojos un velo de irrealidad, que te hace dudar sobre si duermes o estás despierto”.

Reverte llega en tren a Ankara, y le sigue un largo viaje a Kapiköy hasta cruzar la frontera con Irán, punto en el que lamenta que “el cosmopolitismo de Turquía esté muriendo a manos del nacionalismo”.

Desfile de personajes históricos

En este país, que ocupa gran parte de su viaje en búsqueda de las raíces de Oriente, desfilan desde Alejandro Magno a Jomeini, desde Darío I a Abbas II, así como grandes cronistas de viajes como Ibn Batuta, Ruy González de Clavijo o Pedro Tafur, con quienes compara las grandezas y miserias que se va encontrando en su viaje.

El mosaico de la batalla de Issos, con Alejandro Magno derrotando a Darío III. Foto Wikipedia

Según Reverte, los iraníes son las personas más solidarias del mundo

Reverte comparte las travesuras de los modernos persas para saltarse las prohibiciones del consumo de alcohol, se agobia con el caos de tránsito de Teherán, se sorprende con la opulencia de los palacios y se maravilla con la gentileza de los habitantes, que no duda en calificar como “los más solidarios del mundo”.

La mágica Isfahán

Tras nueve horas desde la capital iraní, por caminos desérticos y con un calor imposible de soportar si no fuera por el aire acondicionado del taxi, llega a la soñada Isfahán y su plaza, la que colma de alabanzas, mientras en paralelo recuerda las trágicas historias de los antiguos imperios.

“Es probable que nunca olvide Isfahán a pesar de sus reyes salvajes. ¿Cómo pudieron dejar detrás de sí tanta belleza mezclada con tanto horror y tanta infamia?”, se pregunta.

La impactante plaza de Isfahán. Foto Pxhere

Hacia el Golfo Pérsico

Reverte sigue viaje hacia el Golfo Pérsico, negociando con taxistas que por cientos de kilómetros cobran más barato que ir a cualquier aeropuerto español.

Persépolis y su antigua grandeza, Shiraz y su esplendor perdido y Bandar Bushehr siguen en su hoja de ruta, en sitios con comidas fabulosas y otras deplorables, en que aprende que ser del Real Madrid (en su caso) o del Barça puede abrir puertas inesperadas (o cerrarlas, también hay que decirlo), y donde admira a los iraníes que a pesar de la pobreza y la represión política no dejan de sonreír y ofrecer hasta lo que no tienen.

Tras conocer Bandar Abbas cruza el Golfo Pérsico y pasa fugazmente por Dubái, para poner fin a su viaje en Mascate, capital de Omán.

La melancolía del último viaje

Una cierta melancolía le acompaña. En su fuero íntimo presentía que no volvería a ver las cúpulas y minaretes, ni oler el aroma a especias de los mercados ni escuchar los llamados de los muecines a la oración.

Ruinas del imperio aqueménida, en Syrah. Foto Pxhere

En Bandar-e Lengeh, sobre el Golfo Pérsico, siente una sensación desagradable, similar a la que percibió en Alaska, en la Costa Mosquito de Honduras, en el extremo noroeste de Etiopía o en las noches del río Congo.

“Parecía sencillamente que vislumbraba el final del camino, el último tramo de la vida”.

Javier Reverte

“No era grato ni triste mi sentimiento. Parecía sencillamente que vislumbraba el final del camino, el último tramo de la vida”.

Un año después de escribir esas palabras en su libreta Javier Reverte murió. Uno podría decir que se llevó estos y muchos más recuerdos consigo, pero no: los compartió en esa multitud de libros que escribió en su larga vida, con los que podemos volver a viajar una y otra vez de su mano.

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