Benedetti: el centenario del hombre sencillo de poesía universal

Hoy se cumplen 100 años del nacimiento del escritor uruguayo más universal que impregnó de pasión a la literatura

Homenaje en Montevideo Foto Raul Martinez EFE

Es el escritor uruguayo más universal, sus poemas cruzaron el océano y sirvieron a generaciones de jóvenes que buscaban las palabras justas para declarar su amor. A cien años del nacimiento de Mario Benedetti su inmensa obra literaria es más necesaria que nunca.

Era un hombre tranquilo pero maniático de la puntualidad. Sus amigos y conocidos lo recuerdan como alguien cálido pero no precisamente cariñoso. Se puede pensar que vivió una vida sentimental de salto en salto a juzgar por sus obras pero vivió un matrimonio de 60 años con Luz López Alegre, su novia de la adolescencia.

Benedetti junto a Serrat, uno de sus mayores admiradores. Foto: EFE

Aunque nació en el pueblo de Paso de los Toros un 14 de septiembre de 1920, desde niño vivió en Montevideo, una ciudad que guarda sus recuerdos en esquinas, bares, plazas y por la rambla costera que bordea el Río de la Plata.

La revelación de las letras

Desde los 14 años comenzó a trabajar en lo que podía conseguir, desde ayudante en un comercio de venta de repuestos de coche hasta administrativo en una inmobiliaria. Fue taquígrafo, funcionario público y periodista.

Sus 80 obras se vendieron por millones, y fue traducido a 20 idiomas, entre ellos georgiano, farsi, chino y serbio

Pero las letras lo arrastraron a un nuevo mundo, ese que despertaba con sus lecturas infantiles de Julio Verne y Emilio Salgari, y que se abrió como una caja de Pandora tras descubrir la poesía del argentino Baldomero Fernández Moreno cuando visitó Buenos Aires a los 18 años.

Éxito universal

Sus 80 obras traducidas a 20 idiomas (desde el alemán y francés al farsi y chino) lo encumbran como uno de los autores más prolíficos de la lengua castellana, una producción que fue acompañada por un éxito popular en ventas y repercusión.

Encuentro entre Saramago y Benedetti en Madrid, en 1999. Foto: EFE
Encuentro entre Saramago y Benedetti en Madrid, en 1999. Foto: EFE

De hecho muchos que presumen de recitar de memoria Táctica y estrategia, Por qué cantamos o Te quiero no saben que surgieron de la pluma de un uruguayo que buscaba palabras con un afán de arqueólogo.

Sus estrofas, inmortalizadas durante décadas en cuadernos, cartas y esquelas anónimas, se multiplican por las redes sociales.

Su trascendencia fuera de los círculos intelectuales llevó a muchos críticos a denostar su obra poética, un error de apreciación que se contrapuso a lo largo de su vida con los premios y reconocimientos.

Y también con el entusiasmo de muchos artistas de poner música a su poesías, como hizo Joan Manuel Serrat con El sur también existe; o de llevar sus obras al cine, como la premiada La tregua (que a Benedetti no le terminó de agradar).

Por todos los géneros literarios

Representante de la Generación del ’45 que en Uruguay tenía a Juan Carlos Onetti como faro, su talento poético se diversificó entre novelas (La tregua, Gracias por el fuego o Primavera con una esquina rota), críticas (Literatura Uruguaya Siglo XX) obras de teatro (Pedro y el Capitán), ensayos (El país de la cola de paja) y cuentos como Despistes y franquezas y Montevideanos.

Las calles de Montevideo lo recuerdan en cada rincón. Foto: Raúl Martínez-EFE
Las calles de Montevideo lo recuerdan en cada rincón. Foto: Raúl Martínez-EFE

Esta última es una de las descripciones más acertadas sobre la vida cotidiana de esa ciudad quizás demasiado grande para un país de dimensiones pequeñas.

También transitó por la crónica periodística, expresó como pocos la pasión por el fútbol en general y por su equipo Nacional de Montevideo en particular, y se atrevió a experimentar movimientos de vanguardia en la literatura como el haiku, un género japonés de escribir versos de cinco y siete sílabas sin rimas.

Entre España y Uruguay

Su activismo político y su compromiso por los derechos humanos, que lo plasmaba en las páginas del semanario Marcha y en diversos movimientos políticos de izquierda, forzaron su exilio en los años ’70.

Durante diez años vivió en España, alejado de su esposa y familiares, pero con el cariño y reconocimiento de los círculos culturales

Como una maleta rechazada por los aeropuertos transitó fugazmente por Buenos Aires y Lima, hasta que dio el salto a La Habana y de allí a España, para vivir entre Madrid y Mallorca hasta 1983.

Mario Benedetti en su domicilio de Madrid. Foto: EFE/ M. Hernandez De Leon
Mario Benedetti en su domicilio de Madrid. Foto: EFE/ M. Hernandez De Leon

En la capital sería columnista de El País, tarea que compatibilizaba con una producción editorial que no conocía pausas.

Con el regreso de la democracia volvió a su Montevideo querido, donde gustaba de tomar cafés con calma, encontrarse con lectores, y participar con algo de incomodidad a los continuos homenajes y premios.

Sin embargo no se alejó de Madrid, donde cada tanto regresaba a su biblioteca que luego repartió entre sus afectos.

Los homenajes

Su partida en el 2009 sumió de melancolía no solo a su país sino a generaciones de amantes de su literatura.

Hoy, que se celebra el centenario de su nacimiento, su Fundación y diversas organizaciones de Paso de los Toros y su Montevideo tan anhelado le recuerdan con obras de teatro, lectura de poemas, plantaciones de árboles, presentación de documentales y conciertos sinfónicos en base a textos musicalizados.

Su talento trascendió las fronteras ya no solo de Uruguay, sino de toda Hispanoamérica. Foto: EFE-Barriopedro
Su talento trascendió las fronteras ya no solo de Uruguay, sino de toda Hispanoamérica. Foto: EFE-Barriopedro

En España, como su segunda casa, a las 19:00 el Instituto Cervantes de Madrid organiza un recital poético con Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Luis García Montero, Chus Visor, Juan Cruz y Elvira Sastre, entre otras personalidades.

El acto coincidirá con la presentación de Mario Benedetti. Antología poética, de Editorial Alfaguara, donde Serrat se encargó de la selección de 140 obras.

Será un buen momento para recordar a un hombre que cuidó a las palabras con el cariño de los enamorados.

a.
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