Una ruta por la arquitectura brutalista de Madrid
Madrid cuenta con un abundante patrimonio de edificios brutalistas, contundentes ejemplos de una arquitectura que es reflejada por el fotógrafo italiano Roberto Conte

Madrid cuenta con un variado catálogo de estilos en sus edificios públicos, iglesias, monumentos y bloques de viviendas: desde el barroco al renacimiento, pasando por el art-decó, el racionalismo y diferentes variantes contemporáneas.
Pero la capital también ha sido, sobre todo entre las décadas de los ’60 y ’80, terreno fértil para la arquitectura brutalista.
La firma de arquitectos españoles
Como recuerda el fotógrafo italiano Roberto Conte, la gran mayoría de los edificios fueron diseñados por arquitectos españoles.
Conte sabe de lo que habla: este profesional se ha especializado en viajar por las diferentes países del mundo retratando su arquitectura, desde EEUU y Rusia a Serbia o Francia.
Mientras que en esos destinos se ha decantado por retratar diferentes ejemplos de arquitectura contemporánea, en sus fotografías de interiores prefiere los espacios diáfanos y minimalistas.
Conte invita a conocer 12 edificios brutalistas de Madrid, entre iglesias, torres de viviendas y edificios públicos
Y como sucede con muchos colegas de su profesión, también sale a la caza de sitios abandonados, parajes de una belleza melancólica que sobreviven como pueden al paso del tiempo.
La elección de Madrid
Su último proyecto, realizado durante el 2020, lo llevó a recorrer la trama urbana de Madrid una y otra vez.
Su objetivo fue fotografiar los exponentes más importantes del estilo brutalista, grandes inmuebles que impactan con sus formas duras, su uso del hormigón y la ausencia de ornamentaciones.
Conte presenta las características de 12 edificios, cuyo punto de partida puede ser el Instituto del Patrimonio Cultural de España, uno de los diseños más representativos en el país, exponentes de “un período de liberación paulatina y progresiva de España del franquismo”, describe este fotógrafo.
Conocida como la ‘Corona de espinas’ por su llamativo diseño circular culminado en estructuras de puntas, fue diseñado por Fernando Higueras Díaz y Antonio Miró, autores también del complejo de viviendas Edificio Princesa.
En este último la fría fachada del hormigón cobra vida con amplios balcones horizontales iluminados por jardines colgantes, revestidos de plantas que caen como cascadas.
La extraña belleza del hormigón
Otra construcción de importancia es el rascacielos Torres Blancas, diseñado por Francisco Javier Sáenz de Oíza entre 1961 y 1969, donde los elementos cilíndricos de sus 25 pisos que llegan hasta los 81 metros de altura se cruzan “en una progresión ascendente que recuerda a algunas soluciones metabolistas japonesas”, describe.
No muy lejos, sobre la Avenida de América, está la sede de la UGT, un exponente de “severidad formal” de Antonio Vallejo Acevedo construido en 1977.
Originalmente concebido para el sindicato franquista Unión Vertical, el luminoso atrio central quedó oculto a la vista y la fachada fue recubierta con elementos prefabricados de hormigón, lo que le dieron una estética más brutalista aún.
El brutalismo en las iglesias
En Madrid, apunta Conte, podemos encontrar numerosas iglesias diseñadas en ese estilo del siglo XX. Una de las más interesantes es Nuestra Señora del Rosario de Filipinas, de Cecilio Sánchez-Robles Tarín.
Como en otros diseños de esta corriente, hay una fuerte influencia de Le Corbusier, donde el templo “muestra volúmenes austeros que se superponen en la fachada externa”.
En tanto, la hermética apariencia de cara a la calle se contrapone con un interior donde la escasa visibilidad se interrumpe con la luz que llega desde el exterior y que resaltan las líneas del altar.
En las iglesias, los arquitectos combinaron un interior de poca luz con la excesiva claridad que llega al altar desde aberturas externas
Este patrón es similar al que Miguel Fisac Serna realizó en la iglesia de Santa Ana y la Esperanza, en Moratalaz, donde las miradas convergen en los espacios cóncavos que están relacionados con la liturgia de las misas.
Edificios de oficinas
Este arquitecto también es autor de La Pagoda, la sede de los Laboratorios Jorba que fue demolida en 1999; y de las oficinas de IBM en el nacimiento del Paseo de la Castellana, en el barrio de Salamanca.
Cerca se puede ver el Edificio Beatriz de Eleuterio Población Knappe, que aloja comercios y oficinas en una “expresiva solución de elementos en secuencia” que se extienden a lo largo de la fachada.
La polémica Torre de Valencia
Si se baja al Parque del Retiro, surge la imponente presencia de la Torre de Valencia de Javier Carvajal Ferrer, un rascacielos de 94 metros destinado a apartamentos de lujo, que se encuentra entre los 15 edificios más altos de España.
Cuando se levantó entre 1968 y 1973, el proyecto fue criticado por superar con creces la altura media de los inmuebles cercanos.
El arquitecto le dio una forma dinámica para maximizar la exposición solar de las viviendas.
En las universidades
El brutalismo también conquistó al mundo académico, como en varios edificios de la Universidad Complutense de Madrid, como la Facultad de Ciencias de la Información que entre 1971 y 1979 diseñaron José María Laguna Martínez y Juan Castañón Fariña; o la de Ciencias Biológicas y Geológicas, a cargo de Fernando Moreno Barberá (1964-69).
El actual Edificio de los Cubos es uno de los pocos ejemplos de arquitectura brutalista en Madrid que no fue diseñado por españoles
Esta ruta cierra con uno de los pocos ejemplos que no están firmados por profesionales españoles: el Edificio Los Cubos, que entre 1974 y 1981 fue diseñado por el cuarteto francés de Michel Andrault, Pierre Parat, Aydin Guvan y Alain Capieu.
Que hayan sido arquitectos galos obedece a que el inmueble era sede de la compañía Assurance Generales de France, recuerda Conte, donde se presentan 16 columnas de hormigón de 2,5 metros de diámetro, con volúmenes en voladizo para oficinas.