Cinco joyas del románico a pocos minutos de Barcelona

Las iglesias románicas de los valles catalanes resisten en soledad el paso del tiempo, pequeños templos que recompensan una salida de senderismo

Monasterio de Sant Pere de Casserres

El estilo románico, que arraigó con fuerza en diversos puntos de España como la cornisa cantábrica y el Pirineo, también guarda interesantes ejemplos a un tiro de piedra de Barcelona.

Si se establece como pudo de partida la interesante villa de Vic, donde persisten los recuerdos del Abad Oliva, en pocos minutos se pueden llegar a diferentes iglesias que llevan, en la soledad de los valles, entre ocho y diez siglos de pie.

Las visitas a estos templos se puede hacer en coche, es cierto, pero lo ideal es que sea punto de partida o llegada para las excursiones de senderismo, para conectar la naturaleza con la historia y las tradiciones de Cataluña.

Estos son cinco ejemplos de arte y arquitectura románica sugeridas por la Diputación de Barcelona.

Sant Martí del Brull

En el Parque Natural del Montseny diversos edificios recuerdan los duros años de la Edad Media.

Uno es la iglesia de Sant Martí del Brull, templo de origen románico de una sola nave y recubierto por una nave alunetada.

Iglesia de Sant Martí del Brull. Foto Wikipedia
Iglesia de Sant Martí del Brull. Foto Wikipedia

Su estructura fue modificada en el siglo XVI, y su campanario data de 1791. Pero a pesar del paso del tiempo no se había reparado en unos bonitos murales, que desde 1935 están expuestos en Museo Episcopal de Vic.

Los interesantes murales del templo románico de Sant Martí del Brull se pueden ver en el Museo Episcopal de Vic

Del otro lado del macizo de Montseny, en un arco de 50 km, se encuentran las ruinas del castillo de Montsoriu, centro de la señoría feudal de los vizcondes de Cabrera.

Ubicado a 650 metros de altura, sus muros datan del siglo X, o quizás de un par de siglos antes; en un sitio plagado de historias de fantasmas y leyendas.

Castillo de Montsoriu. Foto Generalitat de Cataluña

Allí se encuentra una capilla prerrománica dedicada a Sant Pere, con restos del altar y de pinturas murales. El estilo de la pequeña iglesia es gótico, como lo certifica el conocido mirador de la condesa.

Iglesia de Sant Pere Desplà

Este castillo se encuentra en el valle de Arbúcies, que presenta hermosas vistas sobre los picos más altos de este macizo y el espacio natural de las Guilleries-Savassona.

A mitad de camino entre el pueblo de Arbúcies y Espinelves está la iglesia de Sant Pere Desplá, que según los documentos más antiguos, data del año 923.

Iglesia de Sant Pere Desplá. Foto Wikipedia

El templo, de estética románica, conserva su ábside en excelente estado de conservación gracias a la restauración encarada en 1918.

En los años ’80 se descubrieron pinturas murales que datan del siglo IX y X, donde se ven fragmentos de personajes apuntando y mirando hacia una dirección.

Su fachada sur presenta sectores de la iglesia prerrománica que antecedió a la actual construcción.

Castillo de Montesquiu

El castillo de Montesquiu, enclavado en un parque que vale la pena visitar, se encuentra en un sector elevado entre montañas escarpadas, estructura medieval posiblemente construido sobre una antigua torre de defensa sobre el río Ter, levantada entre los siglos X y XI.

Castillo de Montesquiu. Foto Diba.cat

Si se lo ve en tan buenas condiciones es porque fue restaurado en los años ’20, y actualmente allí funcionan las oficinas de información del parque, en el límite entre las comarcas de Osona y Ripollés.

Tras un intenso paseo de senderismo se llega a la Ermita de Sant Moí, donde según la leyenda el santo fabricaba calzados para los caminantes de la región

Entre bosques de pino rojo y roble, hacia el norte, se encuentra la Ermita de Sant Moí, un pequeño templo del siglo X de planta rectangular.

Ermita de Sant Moí. Foto Diba.cat

Según la leyenda, este era el hogar de Sant Moí, que fabricaba a mano zuecos y calzados para los caminantes de la comarca.

Es una estructura del románico primitivo, de dimensiones reducidas, recubierto por una estructura de madera.

Sant Pere de Casserres

Seguimos en el Espacio Natural de las Guilleries-Savassona, al sur del embalse de Sau, donde se encuentra el monasterio de Sant Pere de Casserres, uno de los ejemplos del románico más valiosos que se pueden encontrar en Cataluña.

El conjunto que perteneció a la orden benedictina está enclavado en una estratégica posición en un meandro del río Ter, en la comarca de Osona, y su construcción fue impulsada por la vizcondesa Ermetruit en 1006.

El monasterio estuvo activo entre los siglos X y XIV, y en las visitas es posible conocer cómo eran sus vidas en el cenobio a través de estancias como el refectorio, la cocina, la bodega y la sala capitular.

Claustro de Sant Pere de Casserres. Foto Wikipedia

En el lugar se pueden ver recreaciones visuales sobre los cinco siglos en que este monasterio estuvo activo, en un conjunto bien conservado gracias a las reconstrucciones del siglo XX que paralizaron el proceso de degradación que sufría.

Sant Esteve de Tavèrnoles

El punto final de este viaje por la Edad Media es en la iglesia de Sant Esteve, en la localidad de Tavèrnoles, otro ejemplar de arquitectura románica que data del siglo X.

La iglesia de Sant Esteve de Tavèrnoles es una muestra del estilo lombardo en la arquitectura románica

Es una estructura de nave única con una bóveda de cañon, con dos arcos torales. Su ábside es de forma semicircular y presenta un remate de tres ventanas de doble apertura.

Iglesia de Sant Esteve de Tavèrnoles. Foto Wikipedia
Iglesia de Sant Esteve de Tavèrnoles. Foto Wikipedia

El antiguo templo románico de estética lombarda pasó por varias reformas. Las más importantes, de 1628 y 1728, modificaron notablemente la estructura inicial, como la apertura de capillas laterales, y la eliminación de la sacristía.

A un lado se encuentra un campanario de planta cuadrada, de dos pisos separados por frisos del estilo ‘dientes de sierra’, y con ventanas partidas por una delgada columna.

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