París sale al rescate de los ‘bouquinistes’, los vendedores de libros del Sena

Los cambios de hábitos, la pandemia y varias protestas sociales fueron mermando la actividad de los libreros del Sena. Pero una iniciativa del ayuntamiento busca recuperar su esplendor

Los bouquinistas están sobre el Sena desde hace 400 años. Foto Paris.info

Una de las imágenes más entrañables que presenta París es la hilera de vendedores de libros antiguos y usados, junto con postales e ilustraciones con décadas de vida, en la margen derecha del Sena. Son los bouquinistes.

Las estadísticas marcan que en total son 240 comerciantes que se extienden por tres kilómetros desde la rue du Bac hasta el Instituto del Mundo Árabe, dueños de un precioso acervo literario guardado en 900 cajas verdes metálicas (llamadas boîtes, de ahí su nombre), que totalizan 300.000 obras.

Una crisis tras otra sobre los ‘bouquinistes’

Pero a estos números hay que ajustar una serie de sucesos de los últimos años que han golpeado duramente a esta actividad.

Una veintena de puestos han cerrado en los últimos años, golpeados por la pandemia y la menor afluencia de turistas

Una veintena de las casetas han quedado vacías por una serie de crisis, que llegaron de manera consecutiva.

La pandemia y varias protestas sociales han llevado al cierre de una veintena de casetas. Foto Paris.info

París, una de las ciudades más visitadas del mundo con un pico de 19 millones antes de la pandemia, había sufrido los impactos de las protestas de los chalecos amarillos en 2018 y el incendio de Notre Dame de 2019, que habían reducido el número de turistas que curioseaban entre las casetas.

Pero la covid-19 fue el golpe de gracia, donde no solo habían desaparecido los miles de visitantes que paseaban con ganas de mirar libros antiguos y realizar fotografías sino también los clientes locales, que representaban una cuarta parte de los ingresos habituales.

Además de libros los puestos venden ilustraciones, pósters y postales. Foto Paris.info

Se buscan nuevos bouquinistes

Para que la crisis no siga socavando esta actividad, presente desde hace más de 400 años, el ayuntamiento parisino abrió una convocatoria para ocupar 18 puestos.

Fue un éxito: 71 interesados pugnaron por las plazas vacantes, que servirá en el mediano plazo para plantear una renovación generacional de los feriantes.

La edad media de los bouquinistes es de 50 años, donde muchos son comerciantes jubilados que mantienen su pasión por la literatura

La media de edad de los comerciantes está en los 50 años, donde en varios casos son libreros jubilados pero con la vocación intacta de seguir ofreciendo novedades literarias y obras descatalogadas.

Venta de carteles antiguos en las paradas de los bouquinistas. Foto David Lefranc | Turismo de París

Un trabajo poco romántico

El ayuntamiento no exigió grandes condiciones, pero sí tuvo muy en cuenta las cartas de motivación de los interesados.

«No es un trabajo fácil y es importante que los solicitantes sean conscientes de ello y no se limiten a reproducir la imagen novelesca que se puede hacer del bouquiniste«, dijo un funcionario del consistorio a Efe.

Conocimientos de cultura y resistencia al clima

El presidente de la Asociación Cultural de Libreros de París, Jérome Callais, puntualizó que el bouquiniste es un librero, “un oficio que se aprende y que no se termina de aprender hasta que uno muere”, apuntó.

La actividad no es tan romántica como uno cree. Foto Paris.info

Y no es un trabajo fácil, además del conocimiento necesario sobre libros antiguos y fuera de circulación, además de estar al día con los lanzamientos, hay que estar preparado para soportar ocho horas (o más) a la intemperie, con el frío del invierno y el calor del verano. Y con las lluvias que en París son tan habituales como el agua de sus fuentes.

Distinciones a una actividad de 400 años

Esta actividad tan tradicional cuenta con una web para reservar libros y consultar catálogos, y desde 2019 entraron en la lista de sitios del Patrimonio Cultural Inmaterial Francés.

Tanto los bouquinistes como las autoridades galas también trabajan para que la Unesco considere a estas paradas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. A ver si en 2024 logran la mención.

a.
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