Hungría, el país donde el termalismo es religión

No hay capital con más balnearios por metro cuadrado que Budapest ni país con más fuentes termales que Hungría: viajamos en busca de las mejores aguas de Europa

Balneario Gellért

El balneario Gellért es uno de los más famosos de Europa. Foto: Turismo de Hungría.

Casi 1.500 fuentes termales, 270 tipos de aguas minerales y medicinales diferentes, una tradición milenaria e infinitos tratamientos de salud y bienestar hace de Hungría el paraíso de los balnearios. No en vano Budapest es la ciudad con un mayor número de estos centros por metro cuadrado del mundo, algunos tan bellos como el archiconocido Gellért, que encontramos a los pies de las colinas de Buda.

Aunque existe constancia de aguas medicinales en su ubicación desde el siglo XIII, el actual Balneario Gellért, construido en 1911, es referente del Art Nouveau húngaro por las coloridas porcelanas Zsolnay que adornan las paredes de la sección termal, o los espléndidos estampados de János Arany, que cobran vida en los vitrales de su salón.

Además, ha acogido la grabación de anuncios (cómo olvidar los ‘cuerpos Danone’) y películas de éxito, y famosos como Richard Nixon, Anthony Quinn, Jane Fonda o, más recientemente, Ryan Gosling se han sumergido en sus aguas.

Balneario Gellért. Foto: Turismo de Hungría.

Budapest, ciudad termal

Sin salir de Budapest, una ciudad con más de 2.000 años de cultura balnearia que aúna su red de manantiales de aguas mineromedicinales a una imponente arquitectura y una oferta casi inabarcable de tratamientos, encontramos el balneario Széchenyi o ‘Sechka’, como se conoce aquí.

Inaugurados en 1913 y de estilo neobarroco, son los mayores baños termales medicinales de Europa con tres grandes piscinas exteriores y 15 interiores.

Sus aguas se caracterizan por tener una composición química de su agua termal muy similar a la del Nilo, con propiedades especialmente indicadas para dolencias en las articulaciones. En sus instalaciones se ofrecen, además, servicios que van desde baños de cerveza, manicura y pedicura a medicina natural.

Balneario de Széchenyi. Foto: Turismo de Hungría.

Muchos, sin embargo, lo conocerán por las mundialmente famosas partidas de ajedrez que juegan en su piscina al aire libre.

Además, se puede vivir la atmósfera de los tradicionales baños turcos, herencia de los años de dominio otomano, en lugares como el Baño Veli Bej, del siglo XVI, y el Balneario Rudas, con casi 450 años de antigüedad y refugio perfecto para quien busca un oasis de paz en el corazón de Budapest.

Cuando el agua es la cura

Gracias a las características geológicas de la cuenca de los Cárpatos, los tesoros naturales de Hungría brindan una oportunidad de relajación y regeneración que toma forma en aguas curativas, barros medicinales y sistemas de cuevas esculpidas en piedra que alojan piscinas naturales.

Es el caso de Miskolctapolca, un centro turístico en Miskolc, al noroeste de Hungría. Sus aguas termales brotan de las profundidades de las montañas con temperaturas de alrededor de 30º que las hacen perfectas para cualquier época del año. Esta misma agua talló durante milenios las cuevas de impactante belleza, que ahora ofrecen relajantes baños con propiedades beneficiosas para enfermedades degenerativas de las articulaciones y problemas reumáticos.

Impresionantes cuevas termales de Miskolctapolca. Foto: Turismo de Hungría.

También son muy recomendables la cueva de Abaliget, en distrito de Pécs, al sur del país; la cueva de István, en Lillafüred; la cueva de Szemlőhegy, en Budapest; o la cueva de Béke, en Jósvafő.

Hévíz, el lago termal más grande del mundo

En el extremo occidental del lago Balaton nos espera Hévíz, una ciudad-balenario que lleva en el nombre su principal recurso. Significa agua caliente y da nombre también al lago de aguas termales biológicamente activo más grande del mundo.

Hévíz, que significa literalmente ‘agua caliente’ da nombre al lago de aguas termales biológicamente activo más grande del mundo

Solo el hecho de flotar entre los nenúfares rojos que salpican la superficie ya es una experiencia en sí misma. Más abajo, una profunda capa de barro medicinal recubre el fondo del lago, donde residen algunas de sus propiedades más beneficiosas, especialmente para dolencias musculares relacionadas con la reumatología.

Hévíz. Foto: Turismo de Hungría.

Hay pruebas de que los romanos ya conocían este enclave y disfrutaban de sus aguas termales, si bien la cultura moderna de los baños se desarrolló a partir del siglo XVIII, cuando el conde György Festetics construyó un baño basado en balsas.

Con una profundidad de 38 metros y una superficie de 4,4 hectáreas, el lago se alimenta de manantiales de agua caliente y fría, con una temperatura que oscila durante el verano entre 33 y 38 °C y que nunca baja de 22 °C. A su alrededor, diferentes hoteles especializados en bienestar ofrecen todo tipo de terapias y servicios.

Más descubrimientos termales

Bükfürdő, el segundo complejo de baños más grande de Hungría, ubicado en Bük, ofrece diferentes terapias en torno a su agua termal medicinal, que tiene un contenido mineral excepcionalmente alto y unos efectos beneficiosos extraordinarios. El centro de bienestar cuenta con diez tipos diferentes de saunas, entre ellas la denominada ‘sauna del diablo’ a 100 °C.

Sárvár. Foto: Turismo de Hungría.

Otro importante destino termal reside en la histórica ciudad de Sárvár. Su balneario ofrece dos tipos de agua con composiciones y efectos diferentes.

La primera es un agua medicinal muy salina a 83 °C, mientras que la segunda, con una temperatura constante de 43 °C, es rica en hidrógeno-carbonato alcalino. En conjunto o por separado, es especialmente adecuada para para tratar afecciones locomotoras, ginecológicas y neurológicas.

Los depósitos de piedra caliza de Egerszalók, en el condado de Heves al noreste de Hungría, se consideran una rareza icónica en todo el mundo, ya que solo hay otros dos lugares en el mundo que cuentan con formaciones naturales similares.

Egerszalók. Foto: Turismo de Hungría.

Las aguas calientes que surgen de las profundidades se abren paso hasta la superficie desde una profundidad de 410 metros, mientras que la cal depositada en las laderas crea una superficie blanca y brillante, como si de un valle nevado se tratase.

Terminamos el recorrido en el Hagymatikum, uno de los tesoros de la arquitectura orgánica en el país diseñado por el reconocido arquitecto húngaro Imre Makovecz en la ciudad de Makó, al sur del país.

Con un edificio que recuerda en su apariencia a una iglesia católica, entrar en este balneario supone quedar cautivado por la visión del árbol de la vida que aparece en los cuentos populares húngaros y la mitología pagana.

Hagymatikum. Foto: Turismo de Hungría.

Igual de mágico es su entorno, con una piscina en una cueva y baños de barro medicinal con agua del río Maros.

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