Dónde comer en Lima si no te gusta el ceviche
Aunque la cocina de Lima haya saltado a la fama por este plato de pescado crudo, hay otras fascinantes opciones gastronómicas por descubrir
El gobierno de Perú impulsa la candidatura del ceviche como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Este plato elaborado con pescado y marisco sin cocinar y marinado con condimentos y limón es el mejor embajador gastronómico del país andino, pero hay personas que escapan de su sabor intenso o que evitan comer frutos de mar que no hayan pasado por los fogones.
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La expansión del ceviche también impulsó la llegada de una generación de chefs a los restaurantes más exclusivos de Perú y del mundo, revolución gastronómica que tiene a Gastón Acurio como uno de sus mayores embajadores. Pero también hay otras opciones de comida criolla en Lima, que podemos seguir según las recomendaciones de Traveler Marriott.
Cambio de registro
En caso de que uno llegue a Lima y ya haya probado el ceviche, o sencillamente quiera cambiar de plato, puede dirigirse a Jerónimo, el restaurante que el chef Moma Adrianzén abrió en el exclusivo barrio de Miraflores hace poco más de dos años.
Su carta mantiene las influencias de otras cocinas, mientras Adrianzén pasaba por los fogones de restaurantes de alta categoría en diferentes partes del mundo. En parte es un bistró, también es un bar de tapas al estilo español y además coquetea con la tradición mexicana con su repertorio de tacos, con tortillas elaboradas en el mismo restaurante. O con bocadillos a la usanza argentina, como el popular choripán (chorizo en pan).
Jerónimo se presenta como un bar de tapas, pero también tiene platos de la cocina mexicana o argentina
Allí se pueden degustar delicadas ensaladas, carnes elaboradas en un horno del tipo Josper (mezcla de horno tradicional y parrilla a las brasas) y cócteles que muestran la creatividad de los bartenders. Eso sí, si no tiene reservas, ni se acerque al local.
La carnicería gourmet
La Carnicería Osso no es un local para comprar filetes como cualquier otro. Se presenta como una carnicería sostenible, donde Renzo Garibaldi y su esposa Andrea montaron un restaurante que permite probar fascinantes creaciones como tartar de buey, parrilladas, chuletas a la brasa y unas hamburguesas para aplaudir.
El local tiene una variada carta de vinos y también tiene un bar con una elegante presencia.
Toques de bistró francés
El chef peruano Rafael Osterling ganó su prestigio tras pasar por varios restaurantes de alta gama de Lima y Bogotá, hasta que en 2016 se lanzó a un proyecto propio llamado Félix Brasserie, bautizada en honor a su hijo.
En el coqueto barrio de San Isidro este local tiene una presencia más casual, con una interesante influencia francesa donde se pueden degustar pastas caseras, chuletas, patos y croquetas.
Tradición y modernidad
Otro chef peruano que pasó por algunos de los restaurantes de más renombre y regresó a Lima es André Patsias, que demostró sus dotes en Central, 11 Madison y el famoso Noma. En el barrio de Miraflores abrió Statera, uno de los espacios más modernos y chic de la ciudad.
Tras pasar por restaurantes como Noma, André Patsias presenta una cocina que combina los ingredientes tradicionales de una manera novedosa
El logro de Patsias es combinar preparaciones tradicionales de una forma inédita.
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El chef se pregunta “¿Qué pasa si un pulpo apareciera en medio de los Andes?”, y con esta duda juega con los ingredientes, para ofrecer bollos dulces a la parrilla con salsa de naranja elaborada con arracacha (una verdura de raíz andina) y cacao de la selva. O las mollejas de vaca bañadas con néctar de cacao.
Todos los productos de este restaurantes son auténticamente peruanos, desde tubérculos cultivados a 5.600 metros de altura hasta las hierbas aromáticas que crecen en el segundo piso del restaurante.