Desde Nueva York a Miami en el tren favorito de James Bond

El tren Silver Meteor celebra los 80 años de vida en un recorrido que permite conocer el sur profundo de EEUU sin prisas

Hace 80 años que realiza el mismo recorrido a lo largo de la costa este de EEUU. No es rápido (apenas supera los 100 km/h), y le faltan varios adelantos técnicos que mejoran la experiencia del pasajero, como pantallas de entretenimiento. Pero a pesar de su longevidad el tren Silver Meteor, que une cada día a Nueva York con Miami, es una de las experiencias ferroviarias más fascinantes de EEUU.

Este tren era uno de los preferidos de Ian Fleming, el creador de James Bond, quien se enamoró del servicio cuando en 1943 tuvo que viajar hasta Miami, y desde allí a Jamaica para asistir a una conferencia de los Aliados como Director de Inteligencia Naval de Gran Bretaña.

El tren favorito de James Bond

En Vive y deja morir, la segunda novela tras Casino Royale, Bond comparte el largo viaje de 28 horas en el Silver Phantom (claro, es el mismo tren) con la tarotista Solitaire hasta San Petersburgo, en Florida. La nota de su colega de la CIA Felix Leiter es muy precisa: “Pennsylvania Station. Andén 14. Muy lujoso. Coche 245. Cabina H. Los billetes están en el tren a nombre de Bryce”.

El Silver Meteor, rebautizado como Silver Phantom, es mencionado en las novelas ‘Vive y deja morir’ y ‘Goldfinger’, de Ian Fleming

En Goldfinger Bond vuelve a tomar el mismo servicio, pero en el recorrido inverso, donde disfrutó de “una botella de un viejo champagne en hielo con sándwiches de caviar”.

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El Silver Meteor era sinónimo de un viaje con estilo por el sur de EEUU.

Una manera más tranquila de descubrir EEUU

Sin necesidad de andar esquivando a los malvados de turno, uno puede realizar el recorrido de 2.235 kilómetros, ya sea de punta a punta o bien con paradas que permiten conocer otra cara de EEUU.

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Este servicio nació en 1939 de la mano de Seaboard Air Line, que buscaba una alternativa que le permita competir contra el elegante servicio Zephyrs que se ofrecía en la costa oeste del país.

El Silver Meteor sobrevivió a la fusión de la red ferroviaria de Florida en 1971, integrada en la compañía Amtrax, que sigue ofreciendo el servicio con los mismos horarios y paradas que hace ocho décadas.

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Los trenes parten de la ajetreada estación Pensilvania, en Nueva York. Foto: Amtrax

A bordo

En su trayecto al sur profundo el Silver Meteor, así como el servicio paralelo Silver Star, ofrece diferentes comodidades; pero las más recomendadas (aunque las más caras) son los Dormitorios Viewliner, que son para dos personas pero que pueden ampliarse hasta cuatro o seis. Con sus ventanas panorámicas es una buena opción para disfrutar del viaje con más privacidad.

Los platos y la vajilla del salón comedor son de plástico, un síntoma del retroceso de los legendarios coches comedor en los servicios de tren de larga distancia

Sus cabinas, salas lounge, la cafetería y el restaurante están detenidos en el tiempo. Los platos más elaborados se centran en la gastronomía tradicional conforme los vagones metálicos van devorando kilómetros, como el chuletón maridado con vino tinto, los fettuccini con pollo, las gambas y andouille (embutido de raíces francesas) elaborado al estilo creole, o el más cosmopolita bol de noodles con setas.

Eso sí: lamentablemente los platos se sirven en platos y con vajilla de plástico, uno de los síntomas del retroceso de los legendarios coches comedor en la red de ferrocarriles de EEUU.

Desde los rascacielos de Manhattan hasta la hermosa Union Station de Washington se repiten las urbanizaciones que se imitan como reflejos de espejo, con sus campos de béisbol, sus buses escolares amarillos y los bloques de la clase obrera que se alternan con grandes mansiones y clubes náuticos.

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La cocina del Silver Meteor toca las raíces gastronómicas de los destinos.

El sur profundo

El sur es una tentación para los amantes de la historia y los que prefieren el slow travel. En Charleston (Carolina del Sur) la cocina popular se combina con los paseos por las elegantes casas urbanas y las grandes plantaciones anteriores a la Guerra Civil. El arte y las tradiciones se encuentran en el City Market, una cita ineludible.

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Los ecos de ese conflicto que dividió al país en dos se escuchan en Fort Sumter, mientras que en Sullivan’s Island es el lugar para pasear entre las playas y probar langostinos frescos.

El panorama de mansiones flanqueadas por magnolias se repite en Savannah, Georgia, donde se puede alquilar un carruaje tirado a caballos para pasear por el Distrito Histórico.

Los ecos de la Guerra Civil, 150 años después, todavía se escuchan en las capitales y los poblados de Georgia y Carolina del Sur

Un toque de arte más moderno se puede encontrar en los antiguos depósitos de algodón en River Street; mientras que los amantes del senderismo y la naturaleza pueden dirigirse a la Isla Tybee.

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En Charleston es posible conocer las grandes mansiones previas a la Guerra Civil. Foto: Spencer Means – Flickr.

Ya en Florida, a la altura de Jacksonville, pasan los manglares, las plantaciones y las reservas donde los aligátores y manatíes son las atracciones más populares.

Tras Orlando y su famosa oferta de parques de atracciones y resorts, un ramal del tren se desvía a Tampa, en la costa oeste del estado.

El otro continúa su viaje a Miami, donde el color latino, la sofisticación de Palm Beach, y la huella del art decó de South Beach convierten a esta ciudad en un imán para desconectar tras más de un día a bordo del Silver Meteor.

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