El salario de José Sevilla como presidente de Unicaja, un termómetro del sector bancario

Refleja la apuesta de Unicaja por la moderación salarial en un sector marcado por el debate sobre los sueldos de la alta dirección

El presidente de Unicaja, José Sevilla, durante la presentación de los resultados del cuarto trimestre de 2024.

El presidente de Unicaja, José Sevilla, durante la presentación de los resultados del cuarto trimestre de 2024. A. Pérez Meca / Europa Press

El salario percibido por José Sevilla como presidente de Unicaja se ha convertido en un verdadero termómetro para medir el estado del sector bancario español. Su retribución, que ascendió a 271.000 euros en 2024, marca una referencia clave en un momento de transformaciones estratégicas y de creciente escrutinio público hacia las remuneraciones de los altos cargos financieros.

Este importe, íntegramente abonado en metálico, corresponde a su primer ejercicio completo al frente de la presidencia de la entidad con sede en Málaga, un cargo que asumió en abril de 2024 tras suceder a Manuel Azuaga. Este último había percibido apenas 100.000 euros por poco más de tres meses en el cargo, una cantidad notablemente inferior a los 780.000 euros que ingresó en 2023, su último ejercicio completo.

Un cambio de rumbo en la política retributiva del banco

La llegada de Sevilla no solo implicó un relevo en la cúpula, sino también una redefinición del esquema salarial de la entidad. En comparación con otros grandes bancos españoles, la remuneración del nuevo presidente resulta moderada, especialmente si se la contrasta con el salario de su consejero delegado, Isidro Rubiales, quien ingresó 677.000 euros en 2024, multiplicando por 4,4 lo recibido el año anterior debido a que en 2023 solo estuvo en el cargo tres meses.

Rubiales recibió 627.000 euros en metálico, además de cantidades menores por acciones consolidadas, sistemas de ahorro y otros conceptos. Esta brecha salarial entre presidente y consejero delegado evidencia una estrategia deliberada: mantener el rol del presidente más vinculado a funciones institucionales y de supervisión, mientras que el peso operativo y la retribución mayor recae sobre la dirección ejecutiva.

El informe remitido por Unicaja a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) revela que el conjunto del consejo de administración percibió 2,34 millones de euros en 2024, lo que supone una reducción del 15% respecto al ejercicio anterior. Esta disminución se interpreta como una señal de contención y prudencia en un contexto económico marcado por la presión regulatoria y social sobre los salarios de los altos ejecutivos.

Además, la entidad informó sobre el cierre de pagos pendientes de ejercicios anteriores, como la retribución variable diferida de 2022 para el ex consejero delegado Manuel Menéndez, que recibió 6.600 euros en efectivo y 7.286 acciones valoradas en más de 12.000 euros, además de una indemnización de 31.750 euros y unas 46.000 acciones (casi 77.000 euros). Estos pagos completan el proceso de transición en la alta dirección que Unicaja ha vivido en los últimos años.

Una junta de accionistas clave para el futuro inmediato

El consejo de administración ha convocado la junta general de accionistas para el 9 de abril de 2025 en la sede central del banco, situada en la Avenida de Andalucía en Málaga. En este encuentro se votará la reelección de varios consejeros independientes, como Carolina Martínez Caro, Rocío Fernández Funcia y Antonio Carrascosa Morales, así como de Rafael Domínguez de la Maza en representación de Indumenta Pueri, el brazo inversor de los propietarios de Mayoral.

También se someterá a votación el nombramiento de César Bedoya Merino como consejero dominical en representación del empresario Tomás Olivo, quien posee más del 9% del capital de Unicaja. Bedoya cuenta con una trayectoria en el sector financiero que incluye su paso por Triodos Bank, Sareb y Banco Popular, aportando experiencia en proyectos sostenibles, reestructuraciones y gestión de riesgos.

La remuneración de José Sevilla se interpreta en el sector como un indicador de la situación actual de la banca española, marcada por una búsqueda de equilibrio entre competitividad y contención salarial. Mientras algunos bancos han disparado los sueldos de sus máximos ejecutivos tras registrar beneficios récord, otros, como Unicaja, optan por estructuras más comedidas para evitar tensiones con reguladores, accionistas y opinión pública.

El debate sobre los salarios en la banca cobra especial relevancia en un momento en que los tipos de interés han impulsado los beneficios, pero también han aumentado el escrutinio social sobre la distribución de esos ingresos. En este contexto, la figura de Sevilla representa una apuesta por la estabilidad y la imagen institucional, más que por el liderazgo ejecutivo puro.

Unicaja, entre la tradición y el cambio

El banco con sede en Málaga, fruto de la integración con Liberbank, vive una etapa de consolidación tras varios años de reestructuraciones internas y renovación de su cúpula. El aterrizaje de Sevilla, que anteriormente fue consejero delegado de Bankia, busca afianzar el gobierno corporativo y mejorar la relación con el mercado.

La evolución de su salario y el de sus principales ejecutivos será, previsiblemente, uno de los indicadores que inversores y analistas seguirán de cerca para evaluar no solo la política retributiva de Unicaja, sino también la temperatura general de un sector en constante transformación.

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