El blindaje de Cosentino ante los aranceles de Trump: diversificación y control de la cadena de suministro
El grupo, que obtiene el 52% de los ingresos de Estados Unidos, ha reforzado la flexibilidad y la anticipación en un entorno global cada vez más cambiante
Julian Edwards, director financiero de Cosentino, durante su intervención en el Congreso de la APD para directores financieros empresariales. Imagen: Economía Digital
Cosentino ha explicado cómo ha reforzado su posición frente a los aranceles de Estados Unidos y la creciente inestabilidad global, basando su respuesta en tres pilares: la diversificación geográfica, la diversificación de producto y la diversificación en los proveedores.
Ha sido Julian Edwards, director financiero del grupo, quien ha especificado esta hoja de ruta en el marco del Congreso de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), celebrado esta semana en Sevilla.
Ha explicado que la empresa ha trabajado durante años para estar presente en más mercados y depender menos de cualquier país, un objetivo que se ha acelerado en un contexto marcado por tensiones comerciales y cambios regulatorios constantes: «Hemos trabajado muchísimo en la diversificación geográfica, que te da más resiliencia en momentos de incertidumbre».
Actualmente, el 52% del negocio de Cosentino depende de Estados Unidos, aunque su red internacional supera ya las 180 unidades de negocio distribuidas por distintos continentes. Este despliegue, según el directivo, permite «estar cerca del cliente» y amortiguar los efectos de interrupciones logísticas o decisiones políticas inesperadas.
El directivo ha defendido que la diversificación de producto y aplicaciones también ha sido esencial para mantener la estabilidad en un mercado cada vez más exigente. Ha recordado que la compañía ha impulsado nuevas líneas y materiales apoyándose en una inversión continuada en innovación.
Esa apuesta por el I+D, ha explicado, busca ofrecer alternativas al mercado y aumentar el valor añadido que ofrece la marca, un aspecto que considera clave cuando la dinámica competitiva se acelera.
Diversificación en los proveedores
Edwards ha subrayado además la importancia de la diversificación de proveedores, una política que la compañía a la que pertenece ha mantenido durante años para reducir vulnerabilidades. La compañía ha ampliado su red de suministradores en varios países con el objetivo de garantizar disponibilidad y evitar que un único origen condicione su producción.
Aunque Edwards no se ha referido a casos concretos, sí ha insistido en que esta estrategia ha permitido reaccionar mejor ante episodios de volatilidad internacional, desde crisis logísticas hasta decisiones de carácter proteccionista.
Durante su intervención, el directivo de Cosentino ha reconocido que el entorno actual exige a las empresas una capacidad de adaptación mucho mayor de la que era habitual hace solo unos años. Ha descrito los últimos ejercicios como «una montaña rusa» para cualquier compañía global y ha defendido que la rapidez en la toma de decisiones se ha convertido en un factor de competitividad en sí mismo.
Esa adaptación incluye, según ha explicado, mejorar los sistemas internos para leer antes las tendencias del negocio. En este sentido, Edwards ha señalado que Cosentino ha simplificado sus indicadores para detectar con más claridad los cambios de ciclo y ha resumido: «Menos es más».
El CFO también ha resaltado la importancia de variabilizar costes para ajustar la estructura de la compañía a un mercado imprevisible. Ha admitido que no siempre es un proceso sencillo, pero ha defendido que avanzar en esa dirección refuerza la capacidad de adaptación del negocio.
Lentitud inversora
En cuanto a la inversión, Edwards ha insistido en que la empresa ha mantenido un análisis riguroso de cada proyecto, incorporando factores como la regulación, los riesgos del país o las características específicas de cada operación.
Ha explicado que Cosentino, al ser una empresa familiar, es «muy de largo plazo», pero que combina esa característica con revisiones periódicas de su planificación. Y ha señalado que esa flexibilidad permite priorizar inversiones cuando las condiciones del mercado lo exigen: «Hay que tener la madurez de saber que no vas a acertar siempre».
Edwards ha situado también la gestión del talento y del cambio como un reto central para los próximos años. Ha advertido de que la implantación de nuevas tecnologías, especialmente la inteligencia artificial, genera dudas internas que requieren acompañamiento.
Pero, en cuanto a este aspecto, ha defendido que el objetivo es liberar tiempo para tareas de mayor valor y no sustituir capacidades humanas, sino preparar a los equipos para trabajar en un entorno más digital y cambiante.