Asaja advierte de una grave escasez de mano de obra para la aceituna y exige revisar el subsidio agrario
La organización agraria alerta de que no hay trabajadores suficientes para afrontar campañas clave como la del olivar, pese al elevado paro agrario

Una trabajadora agrícola recoge aceitunas.
El campo andaluz vuelve a encender las alarmas ante una nueva amenaza que pone en jaque la recolección de cultivos esenciales como la aceituna para almazara o los cítricos: la falta de mano de obra. Así lo ha denunciado este viernes Ricardo Serra, presidente de Asaja Andalucía, que reclama medidas urgentes para garantizar que las campañas agrícolas más intensas puedan desarrollarse con normalidad.
La organización agraria advierte de que la escasez de trabajadores se ha convertido en una preocupación creciente, sobre todo en aquellas campañas que concentran picos de actividad estacionales, como ocurre cada año con la recogida de la aceituna. A las puertas de una cosecha que se prevé razonablemente buena tras años de sequía, la inquietud del sector ya no es solo climática o de precios, sino puramente operativa: ¿quién recogerá la aceituna?
Un problema estructural que amenaza el rendimiento de la campaña
“No podemos permitirnos una cosecha abundante si no hay manos suficientes para recogerla”, ha alertado Serra en una entrevista reciente. Para Asaja, la escasez de mano de obra no es un fenómeno puntual ni coyuntural, sino un problema estructural que se repite año tras año, con especial intensidad en Andalucía, la principal región olivarera del mundo.
La situación es paradójica, según apuntan desde la organización, ya que mientras muchos agricultores buscan desesperadamente cuadrillas, los datos del paro agrario siguen siendo elevados en las zonas rurales. Esto ha llevado a Asaja a cuestionar la eficacia del actual modelo del subsidio agrario, vigente desde hace décadas y que otorga una prestación a trabajadores eventuales del campo cuando no tienen actividad.
Serra ha defendido que el subsidio debe garantizar protección social, pero no convertirse en un freno a la disponibilidad laboral real. “Es necesario revisar el sistema. No tiene sentido que en un mismo pueblo, en el que se necesita con urgencia mano de obra para la campaña, haya personas cobrando el subsidio agrario”, ha insistido.
Desde Asaja piden al Gobierno central y a la Junta de Andalucía que impulsen una auditoría seria del modelo actual, para detectar posibles ineficiencias y garantizar que las prestaciones no desincentiven la incorporación efectiva al trabajo agrario. Además, plantean que se activen mecanismos para facilitar la movilidad geográfica de trabajadores entre campañas.
Contratación en origen: ¿último recurso o solución estable?
Otra de las propuestas sobre la mesa es la contratación en origen de trabajadores extranjeros, un modelo que ya funciona en campañas como la de los frutos rojos en Huelva. Sin embargo, desde Asaja insisten en que esta opción debe plantearse como “último recurso” y no como vía principal de cobertura laboral.
“Lo lógico es dar prioridad a los trabajadores nacionales, y solo cuando no sea posible cubrir la demanda, acudir a la contratación internacional”, ha señalado Serra. En su opinión, esta es la única forma de garantizar una planificación responsable del empleo rural y evitar tensiones sociales en las zonas agrícolas.
Más allá de los problemas laborales, Asaja Andalucía ha expresado también su preocupación por el nuevo planteamiento financiero de la Política Agraria Común (PAC) en la Unión Europea. La propuesta actual contempla recortes que, según la organización, pueden afectar directamente a la competitividad del campo español.
“Necesitamos que el Parlamento Europeo esté a la altura y ejerza su capacidad de veto ante una propuesta que pone en riesgo la rentabilidad de miles de explotaciones familiares”, ha afirmado Serra. Para Asaja, las declaraciones políticas a favor del campo deben ir acompañadas de decisiones presupuestarias contundentes.
La sombra de los aranceles y la pérdida de competitividad
En el plano internacional, el sector agrícola tampoco es ajeno a las tensiones comerciales. La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos en los últimos años ha puesto en duda décadas de políticas orientadas a la liberalización del comercio agroalimentario europeo.
Asaja recuerda que la política agraria comunitaria ha favorecido históricamente la eliminación de barreras, pero que ahora se enfrenta a un giro proteccionista inesperado. Para Serra, resulta preocupante que Europa no esté reaccionando con la firmeza necesaria ante la amenaza que suponen los aranceles del 15% a productos emblemáticos como el aceite de oliva.
La combinación de estos factores –falta de mano de obra, modelo de subsidio desfasado, presión internacional y recortes presupuestarios– compone un panorama complejo para el sector agrícola andaluz. Desde Asaja, el mensaje es claro: hace falta una reacción inmediata si se quiere evitar que los campos se queden sin cosechar.
“El campo necesita estabilidad, planificación y apoyo real. No podemos depender solo del esfuerzo de los agricultores mientras los problemas estructurales se enquistan”, ha concluido Serra.