La obesidad, enfermedad crónica: el doctor Gonçal Lloveras explica cómo los nuevos fármacos están cambiando su tratamiento
La obesidad debe entenderse como una patología metabólica crónica
Gonçal Lloveras
La obesidad ya no puede considerarse un simple problema estético ni una cuestión de “fuerza de voluntad”. Así lo explicó en Canal Salud el doctor Gonçal Lloveras, director general del Instituto de Benito en Barcelona y Madrid, en una conversación con Ricardo, conductor del espacio de divulgación médica en Economía Digital.
Según Lloveras, la obesidad debe entenderse como una patología metabólica crónica, al mismo nivel que la hipertensión o la diabetes tipo 2. “Cuando a un paciente se le diagnostica hipertensión, entiende que necesitará medicación de por vida. En cambio, con la obesidad seguimos pensando que basta con hacer dieta y ejercicio. Eso es un error”, advirtió.
Los nuevos fármacos contra la obesidad
En los últimos años han aparecido medicamentos, como la semaglutida (comercializada como Ozempic y Wegovy), inicialmente desarrollados para la diabetes tipo 2, que se han demostrado eficaces para el control del peso.
“Estamos ante tratamientos que reducen el apetito, aumentan la saciedad y mejoran parámetros de salud más allá de la báscula: disminuyen la grasa visceral, reducen el riesgo cardiovascular y tienen incluso efectos antiinflamatorios”, explicó el especialista.
Los estudios clínicos muestran que, con estas terapias, una pérdida de apenas un 10% del peso corporal ya supone una mejora muy significativa en la salud del paciente.
¿Y los efectos secundarios?
En los últimos meses han circulado informaciones que vinculaban estos fármacos con efectos adversos graves. Sin embargo, Lloveras insiste en que deben interpretarse con cautela:
“Si alguien lee el prospecto de un ibuprofeno o un paracetamol también encontrará posibles efectos graves, aunque la probabilidad sea mínima. Con estos medicamentos ocurre lo mismo: los ensayos clínicos muestran una alta seguridad, incluso a dosis mucho mayores de las aprobadas”.
El especialista reconoce que algunos pacientes pueden presentar molestias digestivas los primeros días, como diarrea o sensación de plenitud, pero en la mayoría de los casos desaparecen con la adaptación.
Una enfermedad con gran impacto económico
Más allá del ámbito clínico, la obesidad es también un desafío para los sistemas de salud y un mercado multimillonario para la industria farmacéutica.
“Todas las compañías están investigando nuevas moléculas, porque está claro que habrá una demanda masiva. La gente empieza a ser consciente de que la obesidad no es felicidad: limita la movilidad, reduce la calidad de vida y aumenta el riesgo de infartos o ictus”, señaló Lloveras.
Un cambio de paradigma
Para el doctor, la llegada de estos tratamientos marca un punto de inflexión:
- La obesidad debe tratarse como cualquier enfermedad crónica.
- El objetivo no es solo bajar de peso, sino mejorar la salud global.
- Los fármacos son una ayuda real, no una “varita mágica”: requieren acompañarse de hábitos saludables.
“Lo importante es que cada paciente pueda gestionar su enfermedad y mantener un peso saludable sin vivir en una lucha constante contra el apetito o la ansiedad por la comida”, concluyó Lloveras.