Los alimentos imprescindibles que no pueden faltar en tu dieta este otoño

Las verduras, las frutas o las castañas encuentran en otoño su mejor época a lo largo del año

Foto: Pexels.

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Son muchos los aspectos que caracterizan al otoño. Entre ellos, hemos hablado hasta la saciedad del descenso de las temperaturas y todo lo que ello implica, los días que se acortan cambiando por completo nuestra rutina, y todos aquellos aspectos que se ven afectados de lleno cuando la estación otoñal llega a nuestras vidas.

Son muchos los aspectos que a lo largo de los meses de otoño cambian por completo. Sin embargo, lo que en ocasiones no se tiene en cuenta, es que la alimentación y todo lo que la compone también cambia drásticamente respecto a los alimentos que habitualmente consumimos durante los meses de verano.

Hemos hablado en repetidas ocasiones de las mejores técnicas para bajar de peso, así como de los alimentos idóneos para conformar una dieta saludable sin morirnos de hambre. Sin embargo, hasta el día de hoy, no habíamos hablado de los mejores alimentos que hacen acto de presencia en otoño. Por ello, hoy os hablaremos de algunos de esos productos que, a lo largo de estos meses, cobran un papel sumamente relevante en nuestra vida.

Los alimentos que no pueden faltar en tu dieta durante el otoño

Como es lógico, de la mano del cambio en las temperaturas, durante el otoño dejamos a un lado los platos fríos que reinan en el verano para optar por otro tipo de recetas. Y si tuviéramos que elegir un alimento que se consolide en lo alto de la cúspide alimenticia durante el otoño, sin lugar a dudas serían las verduras de hoja verde, entre las que se engloban la lechuga, la rúcula, las acelgas, las espinacas…

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Unos alimentos que, si bien es cierto que se consumen durante todo el año gracias a ser una gran fuente de vitaminas y fibras, durante el otoño se consolidan en lo que respecta a su etapa de maduración, además de ser un complemento ideal para todas aquellas dietas estrictas gracias a su bajo aporte calórico, que lo convierte en un imprescindible para esta estación.

Dando paso a las hortalizas, durante el otoño la calabaza se encuentra en su mejor momento en el año, y no solo por ser uno de los elementos principales de la celebración de Halloween. Se trata de una hortaliza muy rica en vitaminas y minerales y que, del mismo modo que las verduras de hoja verde, destaca por un aspecto sumamente saludable que va de la mano de un aporte calórico ínfimo.

Pero como principal ventaja, la calabaza destaca por una enorme versatilidad a la hora de adaptarse a cualquier dieta. Y es que si particular y dulce sabor puede formar parte de nuestra dieta de una infinidad de formas: como puré, como guarnición para cualquier otro plato, como plato principal cocinada al horno, e incluso como un complemento muy empleado para llevar a cabo todo tipo de bizcochos o batidos.

Pasando a las frutas, el melón y la sandía, reinas del verano, dejan paso a otras frutas que durante el otoño presentan su mejor momento de cultivo: manzanas, naranjas y peras son algunas de las piezas imprescindibles en cualquier frutero, siendo una opción ideal para brindar a nuestra dieta ese mínimo de fruta de forma semanal. Y si eres de esos que disfrutan de los sabores más exóticos, los caquis y las chirimoyas también encuentran en la estación otoñal su mejor momento.

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Un elemento imprescindible en miles de dietas son las patatas en cualquier forma. Especialmente, las patatas fritas son una opción deliciosa, pero no apta para cualquier dieta. Por ello, ahora que llega el otoño es importante remarcar la presencia del boniato o patata dulce como alternativa saludable a las patatas, tanto para freírlas en la freidora de aire, como para utilizarla en purés, cremas y todo tipo de postres.

Y para el final hemos guardado la joya de la corona del otoño. Y es que si por algo se caracterizan los paseos por las calles en esta estación, es por la presencia de los puestos de castañas, con su característico olor, que conforman un aspecto imprescindible cada otoño. Un fruto seco que es ya un clásico cuando el frío aprieta, y que no solo destaca por tener un valor calórico considerablemente reducido, sino por unas propiedades nutritivas capaces de plantar cara a las de los cereales.

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