Estalla otra guerra por el control del cava

Los presidentes de Freixenet y Juve & Camps piden al consejero delegado de Codorníu que presidente candidatura para el Consejo Regulador del Cava

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Ha estallado otra guerra del cava. Esta vez por el control del  Consejo Regulador del Cava, desde donde se gobierna un sector económico que vende más de 250 millones de botellas anuales. A diferencia de otras guerras del pasado, en esta ocasión los dos grandes embotelladores, Freixenet y Codorníu, defienden la misma trinchera. Enfrente tienen a algunos pequeños y medianos productores que se oponen a las marcas blancas y a lo que llaman “cava barato”.

Este 28 de agosto se elige al nuevo presidente del consejo regulador. Relevará a Pedro Bonet, directivo de Freixenet, que no se presenta a la reelección. Su sustituto lo decidirán los doce miembros del plenario surgidos de las elecciones del pasado julio, aunque el presidente no tiene porque ser uno de estos vocales. En realidad, puede ser cualquier directivo que cuente con el apoyo de la mayoría.

Hasta el momento, tan sólo se ha presentado un candidato, Josep Graells, presidente y accionista de Vallformosa, pero no será el único. En declaraciones a Economía Digital, Graells se presenta como el “outsider” y reconoce que no “no soy el candidato de los grandes embotelladores”.

El turno de Codorníu

Después de Pedro Bonet, un presidente vinculado a Freixenet, entre los grandes del sector se apuntaba que le “tocaba” a uno de Codorníu. Todas las miradas se dirigen a Javier Pagés, su actual consejero delegado, pero todavía no se ha definido.

Diversas fuentes del sector aseguran que Pagés ha mantenido conversaciones en los últimos días sobre su candidatura a la presidencia del consejo regulador. Pesos pesados del cava como José Luis Bonet, presidente de Freixenet y de la Cámara de Comercio de España, o Joan Juvé, presidente de Juvé & Camps, le han pedido encarecidamente que se presente. Cuenta con el apoyo de los grandes, pero no dará un paso al frente si no tiene garantizada la elección, afirma uno de sus interlocutores.

El próximo 4 de septiembre, una semana después de la elección del nuevo presidente del consejo regulador, se sella la venta de Codorníu al fondo Carlyle. A raíz de esta operación, Pagés dejará en los próximos meses de ser el consejero delegado para sustituir a Mar Raventós en la presidencia no ejecutiva de Codorníu. Para aspirar a la presidencia del consejo regulador, necesita el visto bueno de Carlyle. Las fuentes consultadas indican que el fondo norteamericano no le ha puesto ninguna pega. Sin embargo, Pagés todavía no se postula.

Candidatos alternativos

La indefinición de Pagés ha propiciado que aparezcan posibles alternativas. A destacar, Pere Ventura, de Pere Ventura Family Wine Estates, o Maria Rosa Giró, que lidera la empresa familiar Giró Ribot y que hace años presidió la patronal Institut del Cava. Los dos están bien vistos por parte de los grandes elaboradores, aunque siguen a la espera de Pagés. También suena el nombre de Xavier Farré, presidente de la cooperativa de segundo grado Cevipe. Si fuese elegido sería el primer productor que llegase a presidente.

La elección del nuevo presidente corresponde a los doce vocales del consejo regulador: seis por parte de los productores de uva y vino base, que salieron de las elecciones del pasado junio, y seis más por parte de los grandes elaboradores. Estos se pactaron sin necesidad de elecciones. Freixenet y Codorníu tienen un puesto garantizado por su volumen. Los otros cuatro corresponden a Pere Vntura, Juvé & Camps, Sumarroca y Celler Carles Andreu.

Aunque se especula con que los productores podrían decantar la presidencia a Graells, otro elaborador que conoce los entresijos del consejo lo pone en duda: “¿A quién venden la uva o el vino base?”. Muchos, incluso dentro del consejo, venden a los grandes, apunta este cavista.

Graells contra Carlyle y Henkell

Graells es el único que está en campaña. En los últimos días se ha reunido con los vocales del consejo así como con las organizaciones del sector. Insiste en que la situación ha cambiado: “los grandes embotelladores están controlados por fondos de capital riesgo [dice en referencia a Carlyle, próximo propietario de Codorníu] o por plataformas logísticas [Henkell, accionista de Freixenet]”. Graells pregunta si un presidente del consejo vinculado a una de estas marcas “Pueden tomar decisiones al margen de lo que decidan sus propietarios norteamericanos o alemanes?”.

Graells se presenta como la “alternativa”, el “cambio”: “voy a estas elecciones sin ataduras, ni perjuicios, ni compromisos”. Propone una presidencia conjunta entre elaboradores y productores. Apuesta por cuidar la imagen del cava para que se vea como un producto de calidad.

Corpinnat va a la suya

“Si soy presidente intentaré que Corpinnat esté en la denominación de origen y sea el pal de paller (eje) de la calidad”, afirma Graells respecto a un grupo de elaboradores que han retado al consejo regulador y a los grandes embotelladores al crear su propia marca.

Seis elaboradores –GramonaLlopartNadalRecaredoSabaté i Coca Torelló– impulsan la marca conjunta Corpinnat para promocionar sus cavas. Con ello, intentan diferenciarse del resto por la calidad de sus productos. Se comprometen a cumplir estrictos requisitos, debidamente auditados, como la vendimia de uva 100% ecológica. Pretenden poner en marcha su marca el próximo 1 de enero, pero no cuentan con la autorización del consejo rector. Este organismo regulador no acepta que embotellen como Corpinnat y DO Cava. El conflicto puede acabar en los tribunales.

Sin apuntar nombres, los presidentes de las dos principales patronales –Damià Deàs, de Institut del Cava; y Carles Andreu, de Pimecava– abogan por un “candidato de consenso”. Sin embargo, aunque tan sólo se ha presentado un candidato, hay una guerra abierta para controlar el consejo rector. “las elecciones están abiertas”, consta Andreu.

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