Javier Monzón se aferra a la desimputación para salvarse en Prisa

Javier Monzón deberá declarar en la Audiencia Nacional el próximo viernes. Y su desimputación le ayudaría a resistir en Prisa

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Quedan tres días para que Javier Monzón, presidente no ejecutivo de Prisa, declare ante la Audiencia Nacional por su implicación en la trama Púnica tras su gestión como presidente Indra. El directivo, que mira de reojo cómo se mueve el consejo de administración con la nueva entrada de socios en el capital, tiene claro que una desimputación después de declarar ante el juez de Manuel García Castellón sería clave para su futuro, pues eludiría su responsabilidad en la trama de la caja B del PP madrileño.

Es esa implicación la que puede costarle el puesto en Prisa, editora de medios como el diario El País, el periódico más leído, o la Cadena Ser, la radio más escuchada. El reglamento del consejo de administración obliga al Comité de Nombramientos a elaborar un informe sobre su idoneidad para el cargo y, más tarde, elevar al consejo de administración dicho documento, en el que se incluirá una conclusión favorable o desfavorable a su continuidad. 

La declaración de Monzón en los juzgados llegará después de la del hombre clave en Indra, Santiago Roura, que fue director de operaciones de la empresa hasta su cese en 2015. Roura solicitó declarar ante el juez de Púnica para ratificarse en lo que ya dijo ante el instructor del caso en 2014: desmentir nuevamente la financiación ilegal del PP y negar haber pagado con dinero en efectivo para financiar a los populares madrileños.

La esperanza del presidente no ejecutivo de Prisa es quedar desimputado después de que se le tome declaración en la Audiencia Nacional. El hecho obviamente le ayudaría, aseguran desde su entorno,  aunque lo ven improbable porque, al menos hasta el momento, ninguno de los investigados por la justicia (31 en total) que han pasado por los tribunales ha corrido esa suerte.

¿Cuál fue el papel de Monzón en Púnica? Según se desprende del auto del juez García Castellón, el empresario, junto a otro directivo de Indra, Gil Ortega, está considerado partícipe del “desvío de fondos” de las arcas de la Agencia de la Informática y Comunicaciones de la Comunidad de Madrid (ICM) “a través del presupuesto inflado de alguno de los contratos” adjudicados desde ICM a Indra. 

Prisa, por su parte, sigue manteniendo un perfil bajo. La compañía se pronunció de manera oficial tras conocerse la imputación de su presidente, argumentando que los mecanismos de actuación estaban previstos en el reglamento del consejo. «El sistema de gobierno corporativo de Prisa contempla estas situaciones. El consejo de administración aplicará en todo momento lo previsto en su reglamento y en la legislación», lanzaron en un breve comunicado la noche del 2 de septiembre.

Días después trascendió que el Comité de Nombramientos ya se había reunido por primera vez porque el propio Monzón había dado cuenta de su situación. Se emitió a través de un comunicado interno que los responsables del futuro de Monzón habían «iniciado los trabajos destinados a emitir el informe preceptivo que se elevará al consejo de administración una vez finalizados los mismos, tal y como dispone el reglamento del consejo». No obstante, voces oficiales del grupo mediático evitaron pronunciarse sobre el calendario previsto para futuras reuniones. 

Movimientos en el capital de Prisa

En paralelo, el capital de la compañía ha sufrido un cambio importante, con la irrupción del magnate mexicano Carlos Slim, que ha comprado el 4,3% de las acciones. La operación, adelantada por La Información y llevada a cabo tras comprar parte de este paquete accionarial a International Media Grupo (IMG), del qatarí Khalid Thani Abdullah Al Thani’s, convierte al dueño de Realia en uno de los accionistas de referencia de la compañía y reequilibra las fuerzas en medio de las tensiones internas.

Se desconoce cuál es la intención de Slim, aunque algunas voces apuntan que únicamente buscaría tener una posición financiera. Pero otras ya hablan de que su llegada a la compañía podría chocar con los planes de Amber, que tiene casi el 30% del capital de Prisa y es actualmente, a través de Joseph Oughourlian, el miembro del consejo de administración más empeñado en aprovechar la situación y destronar a Monzón pese a que no tiene la mayoría. 

Por tanto, la posición de Slim, quien ya fue accionista de Prisa en el pasado y actualmente también lo es en The New York Times, ayudaría colateralmente a lo que se conoce como el «núcleo duro» de accionistas, liderados por Banco Santander, que es propietario del 4,1% del grupo mediático, su principal acreedor y el valedor de Monzón, a quien mantiene como presidente de la marca digital Openbank, donde no tiene pensado moverle. 

Economía Digital

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